Quién le iba a decir a Elisabeth de los belgas cuando empezó su máster en Políticas Públicas en la Harvard Kennedy School que una decisión política podría impedirle completarlo. Todo cambió cuando en mayo de este año el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció que prohibiría a la universidad de Harvard admitir a estudiantes extranjeros, lo que dejaba a la Princesa en una situación comprometida, teniendo en cuenta que la casa real no quería que la heredera tuviese más privilegios que otros compañeros.
Finalmente, no ha hecho falta jugar la carta diplomática, ya que el visado de estudiante de la princesa Elisabeth ha sido renovado, así como el de otros estudiantes belgas. De no haber sido así, hubiese tenido que plantearse un cambio de rumbo in extremis, ya sea cambiar de universidad en Estados Unidos o renunciar a completar sus estudios al otro lado del charco. Afortunadamente, los vaivenes políticos de Washington no han interferido en el plan de futuro diseñado para la futura reina de los belgas.
Fue el pasado mes de mayo cuando la Administración Trump decidió revocar la "certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio" de Harvard por "incumplimiento de la ley", después de que el centro se negara a proporcionar información a la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, sobre los nombres del alumnado internacional que acude allí a clase. “Esta administración responsabiliza a Harvard por fomentar la violencia, el antisemitismo y coordinarse con el Partido Comunista Chino en su campus”, declaró la secretaria Noem. "Que esto sirva de advertencia a todas las universidades e instituciones académicas de todo el país", remató.
Harvard, por su parte, tildó la medida de ilegal y dejó claro su compromiso de "mantener la capacidad de Harvard para acoger a nuestros estudiantes y académicos internacionales. Tras presentar una demanda, la Jueza paralizó temporalmente el plan de la Casa Blanca. No ha sido, ni mucho menos, el final del choque entre Trump y Harvard, pero gracias a este bloqueo de la medida, Elisabeth de los belgas ha logrado salir indemne del mismo.
En el máster que, si todo va bien, completará en junio del año que viene aprenderá a solucionar problemas y desarrollará competencias profesionales en ciencias económicas, ética, gestión financiera, negociación, diseño y ejecución de políticas, política, análisis cuantitativo e historia aplicada. Algunas de estas competencias ya las ha aplicado en sus primeras prácticas que ha realizado este verano en el think tank Bruegel, de Bruselas. Además, Elisabeth fue seleccionada para una beca Fulbright, el programa de intercambio educativo internacional del Departamento de Estado de los Estados Unidos, una de las iniciativas más renombradas del mundo que funciona en más de 160 países.