Así celebra la Navidad la Familia Real de los belgas

Por hola.com

La Familia Real belga ha tenido este año muchos y variados motivos para brindar felices ante el 2003. Si las Navidades pasadas, tras cuarenta años sin niños viviendo en el castillo de Laeken, la hija del príncipe Felipe y la princesa Matilde llenó de felicidad la residencia real; estas fiestas, con un año recién cumplido y una sonrisa permanente, la futura Reina de Bélgica ha vuelto a encandilar a toda su familia, especialmente a sus abuelos, el rey Alberto II y la reina Paola. Pero no es la pequeña Elisabeth la primera nieta de los Reyes de Bélgica. La princesa Astrid y su marido, el príncipe Lorenzo de Austria, son padres de cuatro niños y, además, acaban de anunciar que esperan su quinto hijo. Ellos no viven en el castillo de Laeken y su visita siempre es motivo de regocijo para la princesa heredera y el resto de la familia.

Más buenas nuevas regadas de champán
No han sido éstas las únicas noticias dignas de brindis. Parece ser que al príncipe Laurent al fin San Nicolás (para los flamencos) o Papá Noel (para los francófonos) le ha quitado la ramita en el zapato (como hace con todos aquellos que no se portan bien), y le ha dejado, en cambio, el anuncio oficial de su compromiso matrimonial con Claire Coombs. Esta joven aparejadora ha conquistado a uno de los príncipes más excéntricos de Europa, según decir de la prensa. Y le llevará al altar el 12 de abril de 2003.

Conversaciones de salón
Tampoco podemos pasar por alto cuál habrá sido uno de los temas de sobremesa en la Nochebuena. Después de los deliciosos entrantes de pescado; tras el exquisito pavo estofado; o mezclados con platos populares como aardappel kroketjes; y, durante la digestión de un dulce de crema tan típico como La Bûche de Noel o las famosas galletas speculoos; la Familia Real habrá hecho memoria y recapitulado experiencias de una década. Porque, el 9 de agosto de 2003 se celebran diez años desde que Alberto II y Paola de Bélgica subieron al Trono de los belgas. Una década rica en momentos de felicidad pero, también, cargada de momentos tristes y emotivos. Pero la Navidad es sólo para recordar alegrías y luces, como las que iluminan Bruselas el día 30 de diciembre, fecha en la que se encienden todos los Belenes y árboles de la ciudad; en especial, un gran abeto que dona, desde 1964, la ciudad de Helsinki a la capital belga.