Aiko de Japón sigue avanzando con su agenda pública. La hija de los emperadores Naruhito y Masako ha ido ganando terreno desde que cumplió la mayoría de adad y a sus 23 años se encuentra en su primer viaje oficial al extranjero en solitario. Parece la evolución natural de una heredera, si no fuera porque no lo es. La ley sálica imperante en Japón le impide suceder a su padre y los debates para su modificación parecen absolutamente estancados. Aún asi, la Princesa ha arrancado este martes su primer viaje oficial en Laos para conmemorar el 70º aniversario de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Con un conjunto de dos piezas en color azul celeste, Aiko de Japón se despidió con una sonrisa el lunes en el aeropuerto de Tokio. Empezaba con ilusión un viaje en el que fue recibida con unas danzas tradicionales nada más aterrizar en Vientián. Poco después comenzó su recorrido por la capital del país para conocer algunos de los lugares y monumentos más representativos del país asiático, como el Arco del Triunfo de Vientián, la capital del país. Llamado Patuxai (Puerta de la Victoria), se construyó en honor a los caídos en su guerra contra Francia y es un auténtico símbolo de la independencia de Laos.
Después de recorrer y conocer todos los detalles del emblemático monumento, la princesa japonesa, con una atuendo típico de Laos, ha sido recibida por el presidente del país Thongloun Sisoulith en el Palacio Presidencial. Además, el vicepresidente, Pany Yathotou, ha organizado una cena en su honor, según asegura la Agencia de la Casa Imperial.
El miércoles, Aiko visitará un centro de artes marciales en el que imparten clases voluntarios japoneses y también conocerá una instalación en la que guardan bombas que quedaron sin detonar durante la guerra de Viernam, cuando Laos fue una ruta de suministro para Vietnam del Norte. El jueves, la hija del emperador Naruhito se trasladrá a Luang Prabang, la antigua capital, donde se encuentra el Palacio Imperial que ahora alberga un Museo Nacional. También visitará el icónico templo Wat Xieng Thong y un hospital infantil construido con fondos japoneses.
Aiko brilla, pero sus posibilidades de reinar se apagan
Aiko de Japón refuerza así su papel en la Casa Imperial, cada vez más valorado por los ciudadanos. Sin embargo, las perspectivas, como decíamos, tienden a frustrar ese avance en la vida pública de una princesa que a día de hoy no podrá reinar. Es más, si se casase con un plebeyo, sería expulsada de la Casa y renunciaría a sus funciones. Es lo que estipula la ley de 1947 que rige la sucesión en la dinastía más antigua del mundo y que pocos se atreven a tocar, a pesar de que la opinión pública es cada vez más favorable a incluir a las mujeres en la línea sucesoria o al menos a flexibilidad la rígida norma que ha llevado a la dinastía reinante a vislumbrar el abismo de su extinción.
La pasada primavera la esperada reforma de la ley vio una ventana de oportunidad que acabó por cerrarse con las últimas elecciones parlamentarias. Los debates se intensificaron pero Gobierno y oposición no llegaron a un acuerdo e hicieron lo que llevan años practicando con este asunto: dar una patada hacia delante. El resultado de los comicios situó por primera vez a una mujer al frente del Gobierno, Sanae Takaichi, pero pese a lo que pueda parecer este hito no ha supuesto un impulso para las posibilidades de reinar de Aiko. Takaichi, de tendencia conservadora, no apoya una reforma de la ley encaminada a garantizar la igualdad entre hombres y mujeres.










