Los conflictos personales, la vida en el exilio, la relación con sus padres y las tensiones con el establishment político italiano son algunos de los temas que ha abordado Manuel Filiberto de Saboya en la última entrevista concedida a uno de los periódicos más importantes y antiguos de Italia. El príncipe sin trono, empresario, presentador y jefe de la Casa Real que dejó de reinar en Italia tras la Segunda Guerra Mundial, reconoce haberse equivocado en la forma en que gestionó su relación con Clotilde Courau -su exmujer y madre de sus dos hijas- frente al vínculo cada vez más consolidado que mantiene con Adriana Abascal. Un noviazgo que nació rodeado de polémica, ya que hasta ahora nunca se habían aclarado los tiempos de ese amor.
"Unos amigos en común nos presentaron. Una noche la invité a cenar a Fagnoli’s, en París, y conectamos enseguida. La vida sigue. Adriana y yo somos felices, nos vemos a menudo, aunque ella vive en Francia por trabajo y yo en Montecarlo. Pasamos el verano juntos. Se lleva bien con mi madre y, creo, también con mis hijas", cuenta Manuel Filiberto.
"¿Por qué no comunicasteis la separación tú y Clotilde Courau?", le pregunta Corriere della Sera. "Porque no le incumbe a nadie. Somos personas reservadas. Hasta que decides empezar una nueva vida, no tienes la obligación de contárselo al público. Nos llevamos de maravilla", responde el nieto del último rey de Italia. "Al principio no fue fácil. Cometí el error de no contarle lo de Adriana enseguida, y se enteró por la prensa. Mea culpa. Aconsejo a quien lea esto que no cometa el mismo error que yo. Aunque ya estábamos separados, debería haberle informado antes", añade.
Cuando la periodista Francesca Angeleri le recuerda que ha admitido haber engañado a su esposa, el príncipe responde, aunque sin entrar en detalles: "Las traiciones ocurren. A veces te fortalecen, porque te das cuenta de que no es lo que quieres."
En los últimos meses, los viajes y las apariciones públicas de la pareja han sido constantes, aunque, como aclara el príncipe, no tienen planes de vivir juntos. Adriana Abascal reside en Francia y él continúa asentado en Mónaco, donde además gestiona algunos negocios relacionados con la restauración. "Amo mi soledad. Después de días intensos, necesito desconectar, estar a solas y reflexionar. Luego regreso con la gente que amo. Tengo fe: puedo hablar con alguien, sin verlo, con Dios o con mi padre", comenta, aludiendo también a que tampoco vivía con Clotilde Courau.
Respecto a la crianza de sus hijas, asegura que ambos están unidos: "Esta misma mañana Clotilde me regañó por no ser lo suficientemente estricto. Pero los padres no son estrictos, y menos aún con sus hijas. Clotilde es más bien una leona". Sobre sus hijas, añade: "Creo que tanto Vittoria como Luisa necesitan forjar sus propios caminos. Luisa estudia Derecho, mientras que Vittoria sigue los pasos de su madre y es actriz. Está grabando una serie para France 2 y protagonizará otra en Amazon Prime. Me gustaría que encontraran el amor, se casaran y tuvieran hijos. Espero convertirme en abuelo."
La entrevista también revela un momento emocional: el príncipe se muestra optimista en lo sentimental, pero no oculta que echa de menos a su padre, Víctor Manuel de Saboya, fallecido en febrero de 2024, y que le preocupa la salud de su madre. "Estamos muy unidos", dice sobre Marina Doria, de 91 años. "Ha sido una buena madre y una esposa excepcional", recuerda, negándose a pensar en su final. "No quiero pensar en ello. Me asustan la enfermedad y el sufrimiento, no la muerte. Antes de morir, mi padre nos dijo: 'Esta es mi última noche'. Lo presentía."
Al hablar de sus mejores recuerdos familiares, lo tiene claro: "Las vacaciones en Nueva York, donde teníamos un pequeño apartamento. Eran días en los que no teníamos servicio doméstico. Desayunábamos juntos, los tres, y mi padre preparaba los huevos. Nos convertíamos en una familia 'normal', donde podía ver a mi madre haciendo la cama, por ejemplo."
Finalmente, recuerda a su padre —una figura muy controvertida— como un hombre extraordinario, amable y carismático. “Siempre me lo dio todo. Pasábamos muchísimo tiempo juntos: esquiando, pescando, cazando, haciendo senderismo, rallies, montando en moto…” Sobre el documental realizado por Beatrice Borromeo —esposa de Pierre Casiraghi— que aborda la infancia de Víctor Manuel y su relación con la muerte del joven Dirk Hamer, el príncipe comenta: “¿Te gustó el documental?”, le pregunta la periodista. “A veces, sí. Otras veces, es puro sensacionalismo, con solo una versión hablando. Basta ya, mi padre merece que lo dejen en paz.”













