Estefanía y Carolina de Mónaco han sido condecoradas por la república francesa en una ceremonia celebrada en el Palacio Grimaldi, en presencia de su hermano el príncipe Alberto y de sus respectivos hijos, Camille Gottlieb y Louis Ducruet y Andrea y Pierre Casiraghi. Pero si algo llama la atención del acto, profundamente sobrio e institucional, es que es el segundo reconocimiento que recibe la princesa Estefanía en cuestión de horas.
© Frédéric NebingerDe manos del Embajador de Francia en Mónaco, Jean d'Haussonville, Carolina de Mónaco ha sido elevada a la dignidad de la Gran Cruz de la Orden Nacional del Mérito, una categoría solo por debajo del Gran Collar. Estefanía, por su parte, ha sido nombrada Oficial de la Orden Nacional de la Legión de Honor. Esta orden es la más importante y prestigiosa del país galo y se concede a quien realiza méritos extraordinarios en el ámbito civil o militar.
La hermana menor de Alberto de Mónaco posa con orgullo con la insignia solo unas horas después de recoger un premio en la gala Global Gift que por primera vez se celebró en el Principado. La fundación que da nombre al evento ha querido reconocer su trabajo durante más de dos décadas al frente de Figth Aids Mónaco, la organización para luchar contra el SIDA. Por si fuera poco, este galardón lo recogió en la gala organizada por su hija Camille Gottlieb como CEO de la consultora de marketing y gestión de eventos CMC Consulting. Otro motivo de orgullo para la princesa Estefanía que ha vuelto al foco, aunque nada estuviera más lejos de su intención.
© GlobalGiftHace unos meses, poco después de cumplir 60 años, la edad de jubilación en Mónaco, dijo que su momento había pasado. "Ya no le veo sentido a hablar de mí. Además, nunca ha sido lo mío. Tengo 60 años, siento que he dado suficiente y, sobre todo, he dicho todo lo que tenía que decir", afirmó ante el medio francés Point de Vue. Aún así, sigue adelante con su labor filantrópica, algo que no piensa abandonar y también seguirá cumpliendo con el lugar que dinásticamente le corresponde al lado de su hermano, pero ya no quiere ser protagonista y eso es algo que una princesa solo puede conseguir a medias.
© Getty ImagesAunque el relevo generacional ya ha llegado -sus hijos, Louis y Pauline Ducruet y Camille Gottlieb tienen un papel activo en el Principado- no es fácil dar un paso al lado. De todas formas, si lo que quería era que su trabajo hablase por ella, lo ha conseguido, ya que los dos reconocimientos que acaba de recoger no son más que el premio a la labor que lleva años ejerciendo, tanto institucional, como al frente de su organización benéfica, una verdadera cruzada personal en la que siempre ha estado y estará muy implicada.
