Con discreción militar y una agenda privada, la princesa Leonor ha pisado por primera vez el suelo de Ceuta como parte de su formación castrense en la Armada Española. Ha sido este sábado 21 de junio cuando la heredera al trono ha desembarcado en el puerto ceutí a bordo de la fragata Blas de Lezo, junto a sus compañeros guardiamarinas, para acudir a un acto profundamente simbólico: el tradicional Sábado Legionario, que se celebra en el acuartelamiento de García Aldave, cuna del Tercio Duque de Alba 2º de La Legión.
La llegada de la fragata fue recibida con honores. La patrullera de la Guardia Civil dio la bienvenida con la megafonía entonando el célebre pasodoble Banderita, pieza estrechamente ligada al Ejército desde tiempos de las guerras en Marruecos. La expectación era máxima, y no solo por tratarse de un hito institucional. Leonor se convertía así en la primera integrante de la Familia Real en visitar Ceuta desde el año 2007, cuando los entonces reyes don Juan Carlos y doña Sofía realizaron un histórico viaje, también bajo fuertes medidas de seguridad.
A las 10:00 de la mañana, una comitiva de furgonetas blancas con los cristales oscurecidos trasladaba a la Princesa desde el muelle de España hasta el cuartel militar, a unos siete kilómetros de distancia. Aunque no se trataba de un acto oficial incluido en la agenda pública de la Casa Real, la cita tenía un evidente peso simbólico. De hecho, es la primera vez que Leonor pisa Ceuta como parte activa del despliegue militar, en una ciudad que no recibía presencia institucional de la Corona desde hace más de 18 años.
El acto, estrictamente privado, se ha celebrado sin la presencia de medios de comunicación y con prohibición expresa de grabaciones o fotografías por parte de los asistentes. De modo que no se permitió el uso de teléfonos móviles durante la ceremonia, lo que refuerza la voluntad de la institución de mantener la máxima sobriedad. Aun así, el momento no ha pasado desapercibido para los ceutíes, que han visto en esta visita un claro gesto de unidad territorial y un acercamiento institucional muy esperado.
Durante el Sábado Legionario, la Princesa ha participado como un cadete más en el homenaje a los caídos por la patria, una de las tradiciones más arraigadas del cuerpo legionario y de la ciudad. Su presencia ha sido recibida con orgullo y respeto por parte de los miembros del Tercio y las autoridades locales. Aunque la Casa Real no ha ofrecido imágenes ni declaraciones oficiales, sí se ha confirmado que Leonor permanecerá en Ceuta durante 48 horas, en el marco del despliegue militar Dédalo 25-2, que se desarrolla desde el 17 de junio hasta el 7 de julio en aguas del Atlántico y del Mediterráneo Occidental y Central. Durante su estancia, se alojará en un céntrico hotel de la ciudad, también en la más estricta privacidad.
Esta presencia de la heredera en territorio español en África marca un antes y un después: no solo por ser la primera visita institucional durante el reinado de Felipe VI, sino por el alto valor simbólico que tiene para una ciudad como Ceuta, siempre atenta a los gestos de respaldo por parte de las instituciones del Estado. Cabe recordar que ni el rey Felipe ni la reina Letizia han visitado aún Ceuta o Melilla desde que accedieran al trono en 2014, lo que otorga a este viaje de la Princesa un carácter excepcional.
Además, está previsto que la Princesa mantenga un encuentro reservado con el presidente de la ciudad autónoma, Juan Jesús Vivas, aunque, siguiendo el tono general de su visita, esta reunión se celebrará sin cobertura pública. A pesar de la ausencia de cámaras y de actos oficiales, la imagen de Leonor marchando como una más junto a sus compañeros guardiamarinas, en formación militar, rindiendo honores a los caídos en tierra ceutí, ha sido suficiente para convertir esta estancia en un momento memorable tanto para la ciudad como para la trayectoria de la heredera.