Se casa en una semana y dejará de ser Princesa

El gran paso de Mako de Japón que la aleja para siempre de la Familia Imperial

La sobrina del emperador Naruhito ha visitado los tres santuarios del Palacio Imperial de Tokio, pero a diferencia de otras damas de la Corte, ella lo ha hecho a puerta cerrada y sin ningún tipo de ritual

Por Beatriz Castrillo

Mako de Japón ya ha comenzado con sus despedidas de Princesa. A partir del 26 de octubre, cuando se case con su prometido Kei Komuro, dejará sus privilegios y se alejará para siempre de la Familia Imperial. La pareja se ha convertido en una suerte de Harry y Meghan asiáticos, aunque en su caso no han sido ellos los que han decidido tener que empezar una nueva vida sino las férreas tradiciones de la monarquía nipona que establecen que las damas de la realeza que se casen con plebeyos quedan automáticamente apartadas. Esto, sumado al escándalo económico que afecta a la madre de Kei, que ha dividido a la sociedad japonesa, ha hecho tambalear no solo la boda, sino los cimientos de una monarquía milenaria. Mako ha renunciado a todo su mundo por amor y ahora que la boda por fin puede celebrarse ha comenzado a dar los pasos para decir definitivamente adiós al mundo en el que estaba predestinada a vivir.

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Mako ha visitado los tres santuarios del Palacio Imperial de Tokio. Un acto en el que ha rezado a sus ancestros y a los dioses por su matrimonio y que significa que su salida de la monarquía está cada vez más cerca. Es tradición que las damas imperiales hagan esta visita, si embargo ella se ha visto obligada a hacerlo de manera discreta, a puerta cerrada y sin boatos. Normalmente a esta cita se le da mucha más importancia. Es el conocido como el ritual Kashikodokoro-Koreiden-Shinden-ni Essuru-no-Gi, en el que las damas reales vestidas a la manera tradicional rinden culto en los templos. Sin embargo, Mako ya es la princesa repudiada y se la ha privado de cualquier exaltación y de la opción de hacer cualquiera de los ritos relacionados con las ceremonias de boda.

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Con un vestido en verde menta muy claro, guantes y sombrero, Mako se ha mostrado algo nerviosa en este íntimo compromiso en el que nadie la ha acompañado, tan solo el sacerdote del templo, en una estampa que refleja de un modo muy gráfico la soledad a la que se enfrenta. A partir de la semana que viene tan solo tendrá a su marido. Aún así, la Princesa, que el sábado cumplirá 30 años, tuvo que orar en el patio, en lugar de celebrar el rito dentro del santuario con el atuendo tradicional. Esta no es la primera ceremonia que se ha cancelado, tampoco hará el Choken no Gi, una reunión oficial con el emperador y su esposa. En lugar de eso, se reunirá el viernes con ellos de manera más íntima y sin protocolos. Tras su boda, la Princesa también dejará su país. Al igual que hicieron los duques de Sussex, empezará su nueva vida de casada en los Estados Unidos, concretamente en Nueva York, donde Kei es abogado.

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Mientras, la Familia Imperial sigue con sus actos. Sus padres, los príncipes herederos Akishino, Fumihito y Kiko, han acudido a un acto religioso en el cementerio nacional de Chidorigafuchi en el distrito de Chuyoda, en Tokio. Un día antes, era la propia Mako la que participaba con su madre de la ceremonia de la cosecha del arroz y su prometido se reunía con sus futuros suegros en el Palacio de Akasaka.