Víctor Manuel y Filiberto de Saboya son de nuevo los auténticos herederos y señores de las armas heráldicas patentadas de los Saboya. El tribunal de Arezzo les ha dado la razón en contra de Amadeo de Aosta, que se había autoproclamado Jefe de la Casa Real. El juez ha prohibido el uso del apellido Saboya a los Aosta (padre e hijo), quienes tendrán que abonar los costos judiciales y una indemnización de cincuenta mil euros a sus oponentes. Las disputas dinásticas en que se basa la historia "no tienen ninguna relación con la justicia italiana, señala la sentencia, porque los títulos ya no son reconocidos por la República".
El pulso colea desde hace cuatro años cuando Amadeo de Aosta se autoproclamó jefe de la dinastía, título que ostentan desde 1713 los herederos al trono. Arrancó en la ceremonia de inhumación de las cenizas de Eugenio de Saboya y su esposa, Lucía de Borbón Dos Sicilias, en la Basílica de Superga, en la colina de Turín, y a raíz de entonces el mundo de los monárquicos italianos quedó dividido.
Víctor Manuel de Saboya perdió el derecho al trono, según Amadeo de Aosta, tras su matrimonio morganático con Marina Doria, contrario a la ley sálica, que obliga a matrimonios entre iguales bajo pena de perder el estatus y convertirse en un "ciudadano común y corriente". Pero esta norma no es reconocida en el ordenamiento jurídico de la República italiana y, finalmente, Víctor Manuel y Filiberto de Saboya han conseguido ganar este reñido enfrentamiento. Ciertamente, en el caso muy poco probable de que se reinstaurara la Monarquía, la Jefatura de Estado se debatiría entre los dos, ya que entonces la decisión de un tribunal republicano tendría poco valor. Teorías aparte, la rivalidad entre ambas ramas seguirá cosechando titulares.