Sin embargo, la conversación seria tendrá que esperar. La casa para fines de semana de Aqaba es principalmente un lugar de relax para la pareja y sus cuatro hijos, el príncipe Huseín, de diez años, la princesa Imán, de ocho, la princesa Salma, de cuatro y el nuevo principito Hashem, que nació el 30 de enero, el día del 43 cumpleaños de su padre.
Su Majestad, con chinos y camiseta y el bebé en brazos, ha aparecido solicitando la presencia de su mujer en el almuerzo, para el que - declara orgulloso - ha preparado unos bistec soberbios en la barbacoa.
Estamos más acostumbrados a ver al rey Abdalá con su atuendo militar o al lado de líderes mundiales. En su casa de Aqaba, sin embargo, este joven rey amable y sin pretensiones - hijo del segundo matrimonio de Huseín con la británica princesa Muna - lleva a caballito a sus hijos o hace ajustes a una de sus Harley-Davidson.
Entre los invitados que han pasado por aquí se cuentan Tony y Cherie Blair, pero con más frecuencia son miembros de la familia y amigos de trabajo de los primeros tiempos de relación de la pareja. Nos mantiene en contacto con el mundo real, dice la reina Rania, relevando a su marido con el bebé.
En esta exclusiva entrevista y sesión de fotos, nos aporta una visión inusual de su vida de joven monarca y madre trabajadora, que se ha instituido no solamente como modelo a seguir para las mujeres de todo el mundo árabe, sino también como símbolo de intercomunicación cultural entre el Islam y Occidente.
- Su Majestad, ¿es más fácil la maternidad la cuarta vez?
- Se podría pensar que la cuarta vez yo estaría más segura de mí misma e impasible ante todo el asunto, pero no es así. De hecho, de muchas maneras, es como si fuera mi primer bebé y aún me siento a veces nerviosa y yendo a tientas y a ciegas. Ciertamente no estoy menos cansada de lo que estaba con los otros niños. Y el desorden y la alteración de la vida cotidiana que trae consigo inevitablemente un recién nacido, sigue exigiendo mucha organización. Afortunadamente, la experiencia me ha enseñado a ser más benévola conmigo misma. Veo a muchas mujeres hoy día que intentan perder todo el peso, reanudar el trabajo y volver a la vida normal poco después de que haya nacido su bebé, y yo siempre pienso, ¿para qué tanta prisa? Todo llegará en su momento; ponerse unas metas demasiado altas puede dar como resultado cargarse injustificadamente de estrés y perderse las pequeñas alegrías que trae un bebé.