La emperatriz Michiko: “Rezo para tener fuerza y afrontar los cambios”

Por hola.com

Por primera vez en la historia de la Monarquía japonesa, una emperatriz, Michiko, se ha mostrado dispuesta a afrontar el cambio que supondría para la monarquía japonesa que la princesa Aiko pudiera convertirse, en el futuro, en una emperatriz.

De hecho, celebró su 68º aniversario respondiendo a una pregunta sobre cómo veía el futuro papel de los miembros femeninos de la Familia imperial. "Al observar el comportamiento que algunos miembros imperiales han adquirido (nuevos papeles) y han tenido: experiencias que han sido pioneras en la historia de nuestro país " dijo, "Rezo para que yo también reúna la suficiente fuerza para afrontar los cambios que conllevan los nuevos tiempos y ser una persona justa con cada entorno."

Es favorable al cambio
Aunque sólo se puede leer entre líneas el verdadero significado de estas palabras, no cabe la más mínima duda de que la abuela de Aiko, la única hija del futuro emperador, es favorable al cambio de las normas . Exactamente igual que la princesa imperial Takamatsu, de 90 años, tía paterna del actual Emperador, que ha defendido férreamente, en un artículo publicado el pasado mes de febrero por la revista fujin-Koron el derecho al trono de la mujer japonesa.

Nada extraño si se tiene en cuenta que son millones de ciudadanos los que, tras el nacimiento de Aiko, (no ha nacido varón en la familia imperial desde el nacimiento del príncipe Akishino, hermano del príncipe Naruhito, en 1965) defienden y luchan por un cambio en las leyes de sucesión, -sólo se permite a los descendientes masculinos de la Familia Imperial convertirse en emperadores del Japón- que rigen la monarquía nipona desde hace 55 años.

Feliz con Aiko
La Emperatriz declaró también ante los medios de comunicación que estaba encantada y feliz con el nacimiento de la princesa Aiko, refiriéndose a la hija primogénita del príncipe Naruhito y la princesa Masako, que es el tercer nieto de los Emperadores; a la vez que expresó la tristeza que siente por las familias de nacionales japoneses secuestradas por Corea del norte. "Sentía sorpresa y tristeza, así como dolor" declaró a raíz de que, después de la cumbre de septiembre, Corea del Norte admitiera haber realizado secuestros de japoneses entre finales de los 70 y principios de los 80".