Luis XIV, el Rey Sol, fue el primer hombre que utilizó tacones altos

Por hola.com
Extravagancias del Rey
En un momento en el que la fama de la monarquía estaba bastante debilitada tras La Fronda -dos rebeliones, lideradas por la nobleza, en contra de la corona-, sólo un rey de fuerte personalidad podría hacerse con el dominio del país. Éste era, sin lugar a dudas, Luis XIV. Responsable, trabajador, organizado, meticuloso, lúdico, petulante... Y así durante 72 años, los que permaneció en el poder, más tiempo que ningún otro monarca. Las extravagancias de un Rey todopoderoso no tardaron en aparecer. Se estima que una media de cien personas, todos hombres, asistía, a diario, al despertar del Rey para presenciar el aseo, peinado, afeitado y desayuno del monarca. El almuerzo de Luis XIV, en un principio privado, se convirtió también en un acto público -similar al despertar- en el que los asistentes eran meros observadores. Pero, además, impuso puntillosas reglas que designaban la superioridad de aquellos que podían dirigirse a los grandes personajes, cuándo y dónde. Y es que para el monarca, el arte del aparentar era realmente primordial. De hecho, para ganarse los favores del Rey, aspectos como la belleza física o la posesión de fortuna suficiente para poder cambiar varias veces al día de indumentaria adquirieron suma importancia.

Luis XIV -un hombre ilustrado donde los haya e irresistible por su enorme autoridad- conquistó a numerosas mujeres de la corte. Pese a todo, sólo contrajo matrimonio en dos ocasiones: en 1660 con la infanta española María Teresa, hija del Rey de España Felipe IV, y en con madame Maintenon, quien le instó para que contuviera la inmoralidad imperante en la corte. En definitiva, Luis XIV iluminó Francia, por algo lo llamaron el Rey Sol.