La lactancia materna es la primera opción y la mejor decisión de una madre para alimentar al recién nacido y al lactante durante las primeras semanas y meses de vida. La leche materna es el mejor alimento para el bebé recién nacido y los beneficios de la lactancia materna son múltiples y evidentes. La leche materna es un “alimento-medicamento” y los pediatras deben recomendarla siempre, a no ser que existan contraindicaciones explícitas para este tipo de lactancia por parte del niño o de la madre.
Ahora bien, muchas madres que se deciden por este tipo de alimentación, al poco de iniciarla, comienzan a tener dudas sobre su capacidad para alimentar a su hijo y se preguntan si tendrán suficiente leche, si lo están haciendo bien y si el bebé no estará pasando hambre.
Efectivamente, en esta forma de alimentación no es fácil controlar lo que el bebé come en cada mamada, aunque sí existen medios y signos para saber si el niño está bien alimentado o si su alimentación es insuficiente.
La leche materna es un "alimento-medicamento" y los pediatras deben recomendarla siempre.
Así, el método de la doble pesada (antes y después de mamar) en algunas tomas del día, nos puede informar de cuánta leche ingiere el bebé en cada toma. Los síntomas clínicos también ayudan. Cuando un bebé pasa hambre, está más irritable, llora con frecuencia y de forma enérgica e insistente, las deposiciones son más escasas y el volumen de la orina por la inspección del pañal también es escaso. Se despierta antes del horario normal (cada tres horas) pidiendo comer y, sobre todo, no gana el peso que habíamos previsto, síntoma muy trascendente pero de aparición generalmente tardía.
En la lactancia con leche de fórmula
En esta forma de alimentación es más fácil conocer las cantidades de leche que el bebé toma, pues estas se pueden ver claramente por el volumen consumido en los biberones. El consejo que los pediatras suelen recomendar es que las cantidades diarias que el niño tome los primeros días de vida vayan aumentando lentamente a demanda hasta llegar a los 120 ml de leche por kilo de peso y día. Así, en un bebé de 4 kilos el ideal sería que consumiera al menos un total de 480 ml de leche por día, distribuidos en siete tomas diarias, unos 70 ml en cada biberón.
En esta forma de alimentación es más fácil saber si el bebé está comiendo lo suficiente o si el niño pasa hambre o está mal alimentado, pues los síntomas son similares a los de la alimentación materna, ya que el niño, si no está bien alimentado, reclama su toma antes de las tres horas, está más irritable, llora más, hace menos deposiciones y gana menos peso del esperado.
Algunos beneficios de la alimentación con leche materna
- La leche materna es un alimento estéril, de composición ideal para la nutrición del recién nacido y del lactante y de disponibilidad fácil, rápida y permanente.
- La leche materna nutre al bebé de forma más equilibrada y previene la obesidad del lactante.
- Aporta inmunoglobulinas que mejoran y aceleran la inmunidad del bebé y lo defienden de las infecciones.
- Tiene leucocitos y citoquinas que protegen las funciones digestivas intestinales y previenen las alergias y las intolerancias alimenticias.
- Refuerza y favorece el vínculo madre-hijo.
- Sobre la madre, protege de la aparición de cáncer de mama.
Cuando la leche es escasa y el bebe gana poco peso
Es importante recordar que los niños alimentados al pecho engordan algo menos o lo hacen más lentamente que los alimentados con biberón, pero su forma de ganar peso suele ser más armónica y con menor cantidad de panículo adiposo.
La leche materna es siempre el alimento ideal para la alimentación del recién nacido. Debéis saber que nunca hay leche materna de mala calidad; solo puede haber cantidad insuficiente. Cuando ésta escasea o es muy justa, debemos recomendar a la madre que lleve una vida tranquila y relajada: acostarse pronto, levantarse tarde, dormir un mínimo de seis horas diarias, alimentarse con alimentos frescos y naturales y tomar abundante cantidad de líquidos son todas ellas condiciones que aumentan la producción de leche.
Recordar que el vaciamiento máximo de la mama y el estímulo que la succión del bebé ejerce sobre el pezón son las condiciones más importantes para producir suficiente leche, que la producción de leche a lo largo del día es variable, siendo más abundante y más saciante la de la mañana y que por ello, a veces, es conveniente que guardes la leche matutina sobrante en la nevera y ofrecérsela al bebé por la noche, mientras tú descansas.
En cualquier caso, siempre podrás realizar una lactancia mixta o complementaria con leche de fórmula, sin que por ello se pierdan las ventajas para el bebé de seguir ingiriendo leche materna.





