La hernia umbilical es un abultamiento o una protrusión localizada en la pared abdominal, en la región del ombligo, que puede aparecer en el periodo neonatal, justo donde estaba situado y una vez desprendido el cordón umbilical.
El origen del problema suele ser una debilidad de la pared abdominal, de las fascias o de los músculos rectos del abdomen y puede estar favorecida su aparición, por la contaminación o infección del ombligo en el periodo neonatal. La salida del contenido abdominal, intestino delgado y peritoneo, a través del anillo umbilical, debido a un defecto en el cierre de la pared, es la causa del abultamiento.
Es una patología relativamente frecuente en el periodo neonatal. Su incidencia aumenta en los casos de inmadurez, prematuridad o falta de tono muscular. La infección del ombligo puede ser causa desencadenante y existe también marcada incidencia familiar. Las hernias umbilicales son más frecuentes en las niñas y en los bebés de raza negra.
En las niñas, si la hernia umbilical persiste hasta la edad adulta o su cierre en la infancia fue incompleto, pueden aparecer problemas en el primer embarazo.
¿Cómo darnos cuenta de que un bebé o un niño tiene una hernia umbilical?
La hernia umbilical es asintomática, no produce dolor aparente ni alteraciones en el aparato digestivo. Una complicación grave, pero muy poco frecuente, sería su estrangulación, pero dada la elasticidad del anillo herniario de los niños, la presentación de este accidente, es muy rara.
Sin embargo, si aparecen síntomas de obstrucción intestinal, vómitos y dolor, deberá ponerse en contacto de forma urgente con su médico. La alteración estética que produce es llamativa, sobre todo cuando pasado el tiempo no se trata y no se cierra, llegando en edades más avanzadas a tener hasta 4-5 cm de diámetro.
El diagnóstico lo realiza el pediatra en base a la alteración en la morfología del abdomen y la crepitación del abultamiento ante la presión. La ecografía de partes blandas de la región umbilical, nos da un diagnóstico de imagen.
Cómo tratar una hernia umbilical
No suelen necesitar tratamiento, pues evolucionan de forma espontánea hacia la curación. El fortalecimiento de la musculatura de la pared abdominal hace que la mayoría se cierren antes de los dos años de edad.
En los primeros días, tras la caída del ombligo, la aplicación de una fijación (esparadrapo) para evitar la salida del contenido abdominal, puede acelerar la curación. Si se superan los 3-4 años de edad sin resolverse, la intervención quirúrgica es el único medio para solucionar el problema.
Niños con hernia umbilical: ¿cuál suele ser el pronóstico?
Es una alteración anatómica de buen pronóstico, pues con la deambulación y el aumento en el desarrollo de los músculos rectos del abdomen suelen cerrarse pronto. En las niñas, sin embargo, si la hernia umbilical persiste hasta la edad adulta o su cierre en la infancia fue incompleto, pueden aparecer problemas en el primer embarazo, pues en esa situación la hernia puede reaparecer de nuevo y puede dar lugar a eventración y diastasis de los músculos rectos, como consecuencia del aumento del volumen y de la presión en el interior del abdomen durante la gestación.
Cirugía de la hernia umbilical en la infancia
La cirugía es necesaria si la hernia no se ha cerrado antes de los cinco años, o antes si es muy voluminosa o produce molestias y dolor o genera alteraciones estéticas.
Se realiza con anestesia general y se puede practicar por vía convencional o por vía laparoscópica mínimamente invasiva. El cirujano realiza una mínima incisión semicircular por debajo del ombligo, devuelve el contenido de la hernia al interior del abdomen y cierra con suturas primero los músculos y luego la piel. Es una operación de corta duración, bien tolerada, que no suele tener complicaciones y de rápida recuperación.





