Aprender a tocar un instrumento y lenguaje musical es mucho más que un extra en la educación de los niños. No solo fomenta su interés por el arte y la cultura, sino que la educación musical potencia claramente su desarrollo cognitivo y emocional de los más pequeños. Tal y como nos explica Mike McDonald, director de Música en The English Montessori School (TEMS), practicar música de manea regular mejora la capacidad de niños y a adolescentes de resolver problemas y “activa zonas del cerebro que no suelen ejercitarse con otros tipos de aprendizaje, aumentando su velocidad de procesamiento y favoreciendo su rendimiento académico global”. Le hemos preguntado, además, si es cierto que la música ayuda a mejorar en matemáticas o si es tan solo un mito. Su respuesta no deja lugar a dudas.
¿Por qué la música es una herramienta educativa más allá del entretenimiento?
La música forma parte de nuestra cultura desde los inicios de la civilización. No solo entretiene: es una forma de contar historias, de trabajar en equipo y de desarrollar capacidades de escucha y expresión. En el colegio, la música se puede enseñar con conocimiento pedagógico, convirtiéndose en un vehículo para enriquecer todas las áreas del aprendizaje y de la vida social del alumnado.
La música ofrece a los niños un espacio expresivo donde pueden canalizar emociones y desarrollar una mayor sensibilidad.
¿Qué cambios provoca la música en el desarrollo cognitivo de los niños que la practican regularmente?
Los niños que practican música de forma regular aprenden que la repetición es fundamental para progresar y que cualquier tarea difícil puede alcanzarse si se divide en pasos pequeños. Esto mejora su capacidad para resolver problemas y fortalece su comprensión conceptual del mundo. Además, la práctica musical activa zonas del cerebro que no suelen ejercitarse con otros tipos de aprendizaje, aumentando su velocidad de procesamiento y favoreciendo su rendimiento académico global.
¿Y en su desarrollo emocional?
La música ofrece a los niños un espacio expresivo donde pueden canalizar emociones y desarrollar una mayor sensibilidad. También favorece la autoconfianza: al superar retos musicales, sienten una sensación de logro personal. Y, por supuesto, la dimensión social es clave: tocar y cantar con otros fomenta la comunicación, la empatía, la cooperación y la creación de vínculos afectivos.
Siempre se ha dicho que la música potencia la mente matemática, que ayuda a los niños y a los adolescentes a mejorar en esta otra asignatura. ¿Es cierto?
Sí, existe un vínculo directo entre el estudio de un instrumento y un mejor rendimiento académico, incluida la mejora en áreas como las matemáticas. Esto se debe a que la música entrena habilidades cognitivas como la memoria, la estructuración, la anticipación y el razonamiento, que son también fundamentales en el pensamiento matemático.
¿Qué instrumentos o recursos son adecuados para niños pequeños?
En las etapas iniciales recomendamos instrumentos accesibles que permitan progresar rápidamente, como los que ofrecemos en TEMS: la mini guitarra, el ukelele y el piano. Estos instrumentos ayudan a desarrollar la coordinación, la lectura musical y la musicalidad desde edades muy tempranas. Además, complementamos este aprendizaje con coro y clases regulares de música dentro del currículo, lo que amplía su inmersión musical.
¿Hay algún tipo de metodología de enseñanza de música más adecuada para niños pequeños?
A estas edades, la clave es una enseñanza activa, basada en la escucha consciente, la exploración sonora y el contacto directo con los instrumentos. Los niños deben aprender a interpretar lo que oyen, a relacionar el sonido con el gesto y a experimentar la música de manera física y emocional. Esta aproximación les permite entender la música de forma más profunda, casi como pasar de percibirla en dos dimensiones a vivirla en tres.
Existe un vínculo directo entre el estudio de un instrumento y un mejor rendimiento académico, incluida la mejora en áreas como las matemáticas.
En caso de que no puedan aprender a tocar un instrumento por falta de tiempo o recursos, ¿influye el mero hecho de escuchar música en el desarrollo cognitivo y emocional? Si es así, ¿cómo?
Sí, escuchar música también influye positivamente. Un niño que simplemente es consciente de la música a su alrededor ya obtiene beneficios. Pero cuando aprende a escuchar de forma activa, a interpretar lo que oye y a reflexionar sobre ello, el impacto es aún mayor. La escucha profunda contribuye al desarrollo emocional, a la sensibilidad, a la concentración y a la manera en que se relacionan con su entorno y con los demás.
¿Cómo saber si un niño tiene “un don especial” para la música?
Más allá del talento innato, lo que realmente revela el potencial musical de un niño es su capacidad para aprender y dedicar tiempo a practicar. Si un niño muestra curiosidad, perseverancia, disfrute y progreso al enfrentarse a los retos musicales, esas son las señales más valiosas. La música, en sí misma, enseña a aprender: quien responde bien a este proceso suele tener un camino prometedor en el ámbito musical.





