El cerebro de los niños y los adolescentes con TDAH funciona de manera diferente. En muchos casos, su inteligencia está por encima de la media y tienen tal actividad mental que son mucho más imaginativos y creativos, como indican Aroa Borrás Barrachina, psicóloga general sanitaria y miembro de la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la salud (Sepcys), y Rafael Benito Moraga, psiquiatra especializado en tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria y al trastorno por déficit de atención.
Ambos han escrito Mi cerebro con TDAH (Ed. Pirámide) con el objetivo de que los niños entiendan los porqués de su forma de actuar para que puedan centrarse en sus cualidades y fortalezas y dejar de lado la culpa que muchos sienten por no actuar como creen que deberían o como se espera de ellos. Hemos hablado con ellos y detallan qué hacer en casa para ayudar a los niños con TDAH a regular sus emociones y sacar su máximo potencial.
Hay que enseñar a los niños a tolerar la frustración y manejar la rabia.
¿Por qué es necesario explica a los niños con TDAH qué es y en qué consiste el trastorno que padecen?
Los rasgos del TDAH están presentes desde la infancia, por lo que es fácil que se confundan con rasgos de carácter o con actos que podrían cambiarse utilizando la fuerza de voluntad. Los adultos que rodean al niño contribuyen muchas veces a esta confusión empleando calificativos como “vago”, “perezoso” o “desobediente” para referirse a él; atribuciones que hacen pensar al niño que el problema es él o su forma de ser. Esto contribuye a deteriorar su autoestima y su confianza en sí mismo; lo que acabará provocando una profecía autocumplida: “nunca tendré éxito porque soy un fracasado”.
Explicar al niño que sus problemas no tienen que ver con que sea “malo” o ”tonto”, sino con la forma en que se está desarrollando su cerebro, reduce la culpa y pone el acento en sus cualidades particulares y sus necesidades, no en los defectos. Hay que explicar al niño, niña o adolescente el problema que tiene, para separar la persona de su conducta. El TDAH no forma parte de lo que el niño es; es algo que le pasa y con lo que se tiene que manejar.
¿Cómo explicárselo?
Conocemos lo suficiente del funcionamiento cerebral en las personas con TDAH como para ofrecer una visión comprensible del motivo por el que surgen los síntomas. Comentar lo que ocurre con ayuda de metáforas acerca del funcionamiento cerebral, tal y como se hace en el libro Mi cerebro con TDAH, puede ser buena idea.
Esas metáforas pueden acompañar al niño a lo largo de su evolución, ayudándole a pensar en sí mismo y en lo que hacen, mejorando su capacidad de autoobservación.
¿Cómo ayudarles a controlar sus impulsos?
Una de las herramientas más eficaces para reducir los síntomas del TDAH es la medicación. Los tratamientos farmacológicos actúan en el cerebro incrementando la actividad de las áreas del cerebro que contribuyen a mejorar la autorregulación emocional y conductual.
Además del tratamiento farmacológico, es imprescindible que padres, madres y educadores entiendan que el niño no se comporta de modo impulsivo porque sea “malo” o “desobediente”, sino porque su cerebro funciona de un modo diferente debido a una alteración de su desarrollo.
Una de las herramientas más poderosas para mejorar el control de los impulsos es desarrollar una buena regulación emocional. Hay que enseñar a los niños a tolerar la frustración y manejar la rabia de un modo que no conlleve estallidos de cólera, haciendo ejercicios como el control de la respiración, o técnicas de relajación. También es importante fomentar la capacidad para identificar y expresar las emociones de un modo claro, firme, pero no agresivo.
La responsabilidad de los adultos que les rodean es fundamental. Si los adultos que están a su lado no tienen una buena capacidad de regulación emocional y conductual, es difícil que puedan ayudar a los niños a desarrollarla. Deben transmitirles su confianza en que podrán mejorar su conducta, reforzar sus logros y mostrar comprensión con sus fracasos. Las normas y los límites también son básicos; cuando haya que ponerlos, conviene hacerlo de forma clara, adecuándolos a la edad y el nivel de desarrollo.
Algunos de los aspectos que Toño, el protagonista del cuento, muestra es cómo un niño con TDAH vive, desde dentro, la regulación emocional. ¿Cómo lo hace?, ¿cómo siente un niño con TDAH?
Los niños, adolescentes y adultos con TDAH sienten que no pueden parar la cabeza, que la tienen continuamente llena de pensamientos, imágenes e ideas. Además, sufren una gran inestabilidad emocional, pasan de sentirse eufóricos y llenos de energía a estar apáticos y faltos de motivación.
Tanto con las emociones como con la conducta, viven la sensación de no ser ellos quienes están al mando de su actividad mental. Saben lo que deberían hacer y lo que los demás esperan de ellos, pero viven con el sufrimiento de intentarlo constantemente sin conseguirlo, por mucho que se esfuercen.
¿Cómo enseñarles a intentar mantener su atención, aunque la tarea no les motive ni interese? ¿Se puede 'entrenar' el cerebro de los niños con TDAH para mejorar su atención?
Una vez más hay que insistir en los beneficios del tratamiento farmacológico, como un recurso eficaz y seguro para atenuar todos los síntomas del TDAH. Además del tratamiento farmacológico, la atención se puede entrenar. Para fortalecerla conviene que, cuando se realice una tarea, la conciencia esté plenamente centrada en ella, evitando la interferencia de cualquier otra actividad. Hacer dos cosas a la vez, como leer y ver la televisión, o ver televisión y estar pendiente del móvil, fomenta los problemas de concentración.
Una de las herramientas más eficaces para reducir los síntomas del TDAH es la medicación.
Otro aspecto fundamental de este entrenamiento es controlar los estímulos que pueden distraer cuando se hace cualquier tarea. Dentro de estos distractores, el teléfono móvil es uno de los más perjudiciales. No se ha demostrado una relación causal entre el uso excesivo del móvil y el TDAH, pero está claro que contribuye a empeorar la capacidad para concentrarse y para mantener la atención.
¿Es posible ayudarles a frenar también su hiperactividad?
Además de los medicamentos específicos, la hiperactividad se puede reducir con las mismas estrategias que se utilizan para mejorar la regulación emocional, como el control de la respiración y las técnicas de relajación.
El ejercicio físico es también una buena forma de reducir la hiperactividad. Las investigaciones demuestran que mejora mucho el funcionamiento cerebral, justamente en las capacidades afectadas por el TDAH, como la concentración, la memoria de trabajo y la regulación emocional.
En el caso de niños con TDAH en el que predomina el déficit de atención y, junto a ella, en lugar de hiperactividad, presentan hipoactividad, ¿cómo ayudarles a ser más activos?
La atención y la conducta de los niños con TDAH tiene dos características esenciales: les cuesta mantenerlas durante suficiente tiempo, y dependen mucho de que la tarea sea estimulante o gratificante. Cuando la tarea parece larga, o no resulta atractiva, les resulta muy difícil movilizarse y generar la energía necesaria para acometerla, cayendo así en la apatía.
Para vencer esta apatía, asociada con frecuencia al TDAH, puede ser bueno dividir una tarea larga en fragmentos más pequeños; manteniendo la atención o la actividad centradas durante periodos cortos, entre los que se pueden intercalar momentos de descanso. Para favorecer la motivación, conviene presentar la tarea en el formato más visual, colorido y atractivo posible.
También es importante que estos niños sepan que tienen fortalezas y que sepan reconocerlas para poder, a su vez potenciarlas; ¿cuáles son?
Aunque les cueste obtener buenos resultados académicos, los niños con TDAH suelen tener una inteligencia normal o incluso por encima de la media en muchos casos. Si a esto unimos su frenética actividad mental, tenemos entonces un cerebro que es más imaginativo y creativo.
Los niños con TDAH son también muy capaces de centrarse de modo intenso en lo que les interesa, dedicando toda su energía y sus capacidades a ese tema de un modo apasionado, sin desmayo.
¿Qué deben saber los padres para comprender mejor a sus hijos con TDAH?
Lo fundamental es que vean a sus hijos como niños y niñas buenos que, como todos los demás, solo quieren hacer las cosas bien para que sus padres, madres y educadores estén contentos con ellos. Deben separar el problema de la persona: el TDAH no es algo que sus hijos son, es algo que les pasa por la forma en que se está desarrollando su cerebro.
¿Qué hay que tener en cuenta en las rutinas diarias?
A los niños con TDAH les cuesta realizar tareas cotidianas como las relacionadas con el aseo personal o el mantenimiento del orden en su cuarto o sus cajones. En la medida de lo posible, es bueno establecer rutinas o pasos preestablecidos que guíen el funcionamiento diario; puede ser útil incluso escribir los procesos que componen esas rutinas y colocar las notas en lugares visibles, para que puedan ser leídas y seguidas con facilidad.
No hay que olvidar felicitar al niño cuando complete la tarea y ser comprensivo cuando no lo logre. Recordemos siempre que están deseando mejorar y que, cuando no lo logran, no es porque no quieran, sino porque no tienen todavía la capacidad o las herramientas para conseguirlo.





