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Es Tendencia

Sueño infantil

Así afecta el cambio de hora a los niños, según el neurofisiólogo clínico Óscar Larrosa: “No es adecuado a ninguna edad"


El experto en medicina del sueño aboga por un horario estable todo el año y, en concreto, por el de invierno, y explica los motivos


Dr. Óscar Larrosa, neurofisiólogo clínico experto en medicina del sueño© Dr. Óscar Larrosa
24 de octubre de 2025 - 13:00 CEST

Este fin de semana volvemos al horario de invierno. En la madrugada del sábado 25 al domingo 26, a las 3.00 las manecillas del reloj retrocederán el reloj. El motivo que se ha argumentado tradicionalmente para este cambio horario es el ahorro energético, pero cada vez más voces, como la Sociedad Española del Sueño (SES), lo cuestionan y ponen de manifiesto posibles problemas de salud que pueden ir ligados a este cambio. ¿De qué manera puede afectar el cambio de hora a los niños y a los adolescentes? Se lo hemos preguntado al Dr. Óscar Larrosa, neurofisiólogo clínico experto en medicina del sueño por la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES).

¿Cómo afecta el cambio de hora al sueño de los niños?

Depende de la edad. A los recién nacidos les afecta poco o nada porque aún no tienen un ritmo circadiano de 24 horas desarrollado y sus ciclos de sueño-actividad y alimento son cada dos-tres horas, bastante fijos. En el caso de los lactantes, un poco lo mismo, tiene poca repercusión. Quizás con el horario de verano se duermen algo más tarde y se mueven más durante el sueño, pero duermen en tiempo parecido a otras épocas del año.

En edad infantil, al estar su cerebro en periodo de maduración, cualquier cambio que modifique a peor su sueño, aunque sea leve, puede influir algo en su capacidad de atención y rendimiento por el día

Dr. Óscar Larrosa, neurofisiólogo clínico experto en medicina del sueño

En los niños que van al colegio los cambios de horario estacionales tienden a provocar menor duración del sueño nocturno y retraso en el inicio del sueño, por lo que pueden producirse cuadros de insomnio que son más prevalentes y con mayor variabilidad, especialmente en horarios de primavera-verano, porque además hay luz hasta horas más tardías. Aunque este efecto se da sobre todo en niños mayores y los fines de semana. Con el horario de invierno, los niños en edad escolar duermen un poco más en general.  

El impacto es mayor en adolescentes, y se da más en el sexo femenino y en los que tienen un cronotipo de mejor rendimiento vespertino (es decir, en aquellos que son más noctámbulos).

¿Puede afectar también a su ritmo durante el día?

Sí, pueden influir en su actividad física y comportamiento. En edad infantil, al estar su cerebro en periodo de maduración, cualquier cambio que modifique a peor su sueño, aunque sea leve, puede influir algo en su capacidad de atención y rendimiento por el día; por tanto, puede afectarles a nivel escolar, aunque sea temporalmente. Además, las costumbres de alargar el día con horarios fijos y obligaciones en el ámbito escolar no ayuda.

En adolescentes más mayores se ha visto que los cambios de horario pueden afectar negativamente a su rendimiento neurocognitivo de manera temporal, por lo que tienden a ser más sensibles que los niños más pequeños. 

¿Puede interferir en su estado de ánimo?

En menores de 16 años no están descritos grandes cambios negativos en el estado de ánimo. En adolescentes a partir de los 16 años sí que hay mayor tendencia, aunque leve, a síntomas depresivos en otoño e invierno. Los cambios de horario de luz natural influyen en el estado anímico, más en adolescentes por su particular estado fisiológico a esas edades, y las variaciones artificiales de hora añadida no ayudan, más bien al contrario. 

¿Es recomendable empezar a adaptar su horario unos días antes del cambio de hora?

Lo mejor es evitar los cambios muy bruscos de actividad y horarios de sueño entre las estaciones, especialmente en adolescentes, regulando la hora de levantarse (que no varíe más de dos horas respecto a la que suele ser habitual). 

En adolescentes es especialmente importante controlar los horarios de fin de semana porque tienen la tendencia de acostarse y levantarse más tarde. Si existe algo de control, ayuda a llevar mejor el cambio de hora.

Y si ha habido cambios de horarios y rutinas de sueño, y el cambio de hora les afecta especialmente, lo ideal es hacer un cambio progresivo una o dos semanas antes del mismo. Por ejemplo, en el cambio de hora de verano a otoño-invierno sería conveniente adelantar progresivamente unos días la hora de acostarse y de levantarse si se ha alterado significativamente. Y si no al menos la de levantarse, ya que es la más importante para regular los ciclos vigilia-sueño

Niña despierta© Getty Images

Hay niños a los que les resulta difícil irse a dormir si ven que aún es de día. ¿En esos casos debemos insistir y obligarles a que se vayan antes a dormir o es mejor esperar a que se produzca el cambio?

Las horas de irse a dormir en los niños deben ser lo más estables posible, no deberían cambiarse mucho de manera habitual. Por tanto, lo que se debería hacer, o intentar, es que no se expongan a actividad excesiva en épocas en las que hay más luz natural tardía, e intentar mantener en lo posible sus horarios. El papel de los padres en esto es fundamental, su actitud, comportamiento y responsabilidad al respecto marcará mucho esa estabilidad.

¿Cómo afecta el cambio en niños con determinadas necesidades especiales, como puede ser el autismo?

Depende de los casos y el tipo de problema. En el caso del autismo, actualmente hay evidencias claras de que la cantidad y calidad adecuadas de sueño son cruciales en la evolución e intensidad del problema. Y, por otra parte, los autistas son en general más sensibles a los cambios de rutinas y horarios de actividades, y están predispuestos a las alteraciones del sueño

Los cambios de horario de luz natural influyen en el estado anímico, más en adolescentes por su particular estado fisiológico a esas edades, y las variaciones artificiales de hora añadida no ayudan, más bien al contrario.

Dr. Óscar Larrosa, neurofisiólogo clínico experto en medicina del sueño

Por todo ello, cabe esperar que los cambios de hora les puedan afectar más que a la población general. Existen algunos estudios que apuntan a que el colectivo autista presenta una mayor vulnerabilidad a las alteraciones del ritmo circadiano y del sueño en general, de cualquier tipo, como pueden ser esos cambios de hora estacionales. Al modificar la sincronización ambiental pueden tener un impacto clínico relevante en sus síntomas.

¿Es adecuado el cambio de hora para los niños y los adolescentes? ¿Cuáles son los pros y los contras?

En general, diría que no es adecuado a ninguna edad, si hablamos desde el punto de vista de la biología y la salud. Por tanto, los cambios de hora estacionales dos veces al año podemos decir que no son una buena idea. Lo ideal es un horario estable todo el año, siendo el horario más adecuado biológicamente para todas las edades el de invierno.

Quizás los niños no son el grupo de población más afectado por esta circunstancia, pero como he comentado, a los adolescentes sí que les puede afectar más, dado que biológicamente, por cambios hormonales, tienden a ser más "búhos" (noctámbulos) en general, y tienen una tendencia fisiológica a que les entre sueño más tarde y, por tanto, que tengan la necesidad de levantarse más tarde.  

Durante el horario oficial actual de verano, con más luz tardía y menos obligaciones de día, suelen estar más cómodos a nivel social y de rendimiento, lo que les afecta a estar de mejor humor. Pero en otoño-invierno tienen más tendencia a la depresión y a menor rendimiento cognitivo, en parte por esta alteración circadiana del cambio de hora y su influencia en su sueño. La transición, si han variado mucho sus horarios en primavera-verano, es más problemática para ellos, así que lo recomendable es hacerla de manera paulatina para que les afecte lo menos posible. 

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