Aprender idiomas, practicar algún deporte, tocar un instrumento… Todo parece necesario para potenciar el desarrollo intelectual, académico y cultural de los niños y los adolescentes. La exigencia hacia ellos parece cada vez mayor; eso, unido a la poca facilidad de conciliación que tienen muchas familias convierten a las clases extraescolares en casi obligatorias. ¿Cómo darnos cuenta de que estamos sobrecargando con ellas a nuestros hijos? ¿Cómo elegir las actividades extraescolares más adecuadas para cada niño o niña en concreto? Ana María Reynoso Ramos, profesora del Grado de Pedagogía y del Máster de Psicopedagogía de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), da las claves para que padres y madres puedan elegir de manera acertada al respecto.
¿Cómo elegir las actividades extraescolares más adecuadas para cada niño?
Empieza el cole, y la conciliación laboral y familiar cada vez es más difícil: largas jornadas laborales y, en muchos casos, poca flexibilidad, ¿qué hacemos con los niños? Daré mi opinión como pedagoga, pero también como madre (y como madre trabajadora).
¿En qué hay que fijarse a la hora de decantarse por una actividad? La oferta de extraescolares hoy en día es muy amplia: intelectuales (lectura, idiomas, ajedrez, programación, robótica…), artísticas (teatro, pintura, cerámica, música, danza, poesía, diseño...), deportivas (atletismo, futbol, ballet, natación, tenis, patinaje, judo…)... pero ¿qué hay que tener en cuenta para elegir una?
Si entendemos extraescolar como actividad fuera de la jornada escolar, lo más importante es pensar en la edad de los niños y sus gustos y preferencias. No es cuestión de rellenar horas, sin más. Ya bastantes horas tienen en su jornada en las escuelas para ampliarlas solo por el mero hecho de compaginarlo con nuestro horario laboral. Es mejor que ellos elijan actividades que les gusten, que vayan contentos, así que las extraescolares tienen que ser consensuadas con ellos y, sobre todo, que les hagan felices.
Ya bastantes horas tienen los niños en su jornada en las escuelas para ampliarlas solo por el mero hecho de compaginarlo con nuestro horario laboral
Además, debemos tener en cuenta la edad de nuestros hijos. Hasta los 4 años, recomendaría que la mejor extraescolar fuera jugar en un parque con papá y mamá. Es importante que los padres jueguen con ellos, que pasen más tiempo con ellos -aunque siempre primará más la calidad del tiempo que la cantidad-, que dejen el móvil de lado y se centren en ellos, solo en ellos. Es verdad que esa etapa es agotadora, pero no vuelve, y es encantadora… Es una pena que, por el estrés diario, no la valoremos en todo su esplendor.
A partir de esa edad es importante inculcarles valores de vida saludable, y todo tipo de actividades deportivas, que en los centros escolares a veces no se dan, como, por ejemplo, aprender a nadar, a patinar, a bailar, atletismo, judo, montar a caballo… pero siempre teniendo en cuenta sus gustos y preferencias, de forma que practiquen ese deporte con ganas y pasión.
Según María Montessori, "jugar es el trabajo de los niños". Para los niños jugar es la forma de relacionarse con el mundo. Son conocidos los beneficios físicos, psicológicos y emocionales del juego. Los juegos ofrecen un increíble potencial para que los niños aprendan y se desarrollen integralmente.
Hay niños que desde bien pequeños tienen claros sus gustos y demuestran un talento especial para algunas actividades. Si es así, no hay que dudarlo, esa es la actividad a la que se deben apuntar, ¡potenciemos ese talento!
Un poco más mayores, a partir de los 6 años, empezaría con actividades más relacionadas con la socialización y deportes en equipo, pues así podremos trabajar en ellos vida saludable y relaciones sociales, que aprendan a relacionarse con los demás, a perder la timidez… En definitiva, aprender a vivir. Aquí sería el momento también de actividades como la música, tocar algún instrumento, teatro, actividades donde se refuerce, por tanto, la lectura, creatividad, autoconocimiento… Les parecerá un juego, pero dentro se enmarcan grandes aprendizajes.
¿Es imprescindible apuntar al niño a clases de inglés o de algún otro idioma?
Sin lugar a duda y pensando en su futuro, también es el momento de reforzar idiomas. Es algo que necesitarán especialmente en su vida laboral y, si en su centro existen carencias en este tema, es el mejor regalo que se le puede hacer para mejorar sus posibilidades y currículum.
Pero cuidado con esto; si al niño no le gusta aprender otro idioma, habrá que buscar algo que sí le motive y que le permita indirectamente aprender el idioma, como apuntarlo a algo deportivo con niños que hablen en inglés. De otro modo, podríamos tener el efecto contrario: que aborrezca volver a estar sentado delante de una pizarra por la tarde para hacer algo que no le gusta.
¿Y a algún deporte?
¡Siempre! Tenemos que crearles el hábito de practicar actividades para una vida saludable, donde aprendan también valores: a ganar y a perder, pues en la vida vamos a perder más veces que a ganar, a respetar los turnos, al otro equipo… Todo esto quedará en sus mochilas, para cuando sean mayores.
Pero todo en esta vida tiene sus ventajas e inconvenientes y hay que elegir bien para evitar luego daños colaterales, sobre todo, si se eligen las extraescolares deportivas, puesto que algunas luego tienen competiciones en los fines de semana y habrá que compaginarlas con las actividades del resto de la familia.
¿Cómo saber que estamos sobrecargando al niño de actividades o clases fuera del colegio?
Para saber si estamos sobrecargando a nuestros hijos por el hecho de apuntarlos a extraescolares, tenemos que vigilar varias señales que nos indiquen que no está disfrutando en ellas y está sobrecargado, como que le está afectando al rendimiento académico (como tareas pendientes, olvidos en entrega de tareas, bajada de las notas que normalmente solía sacar…), cambios de ánimo (si está más irritable, muestra ansiedad…), falta de tiempo para tareas básicas (como descanso, higiene, comidas…), dolores físicos sin causa clara (como de cabeza, espalda, estómago…), así como estrés, queja constante a la hora de planificar los horarios y cansancio general, insomnio, apatía o falta de interés en las mismas…
Si hemos notado alguna de estas señales, debemos actuar de la siguiente manera: revisando agendas y horarios que no se dupliquen o impidan el descanso, establecer límites, dejar días también sin actividad para descansar; no es bueno tener todas las tardes ocupadas, hay que asegurar un descanso adecuado. Es importante priorizar calidad sobre cantidad y buscar alternativas con actividades que demanden menos tiempo y evitar que esto le cree una ansiedad significativa o bajadas en el rendimiento académico.
Por tanto, hay que evitar llegar a todo eso, pero en el caso que se haya llegado, volver a reajustar horarios para que haya tiempo para las actividades académicas, las extraescolares y el descanso.
¿Es adecuado ir cambiando cada curso de extraescolares para comprobar qué le gusta o en qué puede destacar el niño?
Si no tienen muy claro qué les gusta, deberían ir probando hasta que den con lo que más les guste. Los padres pueden pedir que les dejen probar unos días esa actividad, para ver qué tal, antes de comprarles toda la equipación y que luego se quede en el armario sin usar porque finalmente no le gustó al niño. Otras veces, prueban algo que en principio no sabían muy bien si les iba a gustar y descubren un nuevo mundo, nuevos amigos… por tanto, si no lo tienen claro o no tienen un talento bien definido, yo recomendaría probar diferentes cosas, pero si lo tienen claro, que disfruten con lo que probaron y les gustó.
Lo más importante es escucharlos, pedirles opinión y que vayan con ganas e ilusión a esas extraescolares y, si se ve que finalmente no les ha gustado, cambiarlos a otra actividad, pues en ningún caso les debe suponer un mal rato o causar un estrés adicional.
Cuando nuestro hijo ya es adolescente y ya cursa los últimos cursos de la ESO o Bachillerato, ¿qué lugar deberían ocupar las extraescolares, teniendo en cuenta el elevado tiempo que deben dedicar al estudio?
Las extraescolares pueden seguir siendo valiosas en la adolescencia, pero en esta etapa las horas de estudio son altas, por lo que la extraescolar no debe ser una carga y, por tanto, debería ser una actividad en la que los horarios sean compatibles con las tareas y exámenes; no debemos crear un estrés innecesario. Más vale la calidad de la actividad que la cantidad.
No llenemos las horas de actividades sin sentido para ellos, demos vida a esas horas, pues en las extraescolares tiene que aprender jugando y disfrutando
Por otro lado, yo uniría el estudio con actividades que fomenten los hábitos de vida saludable. Van a estar muchas horas sentados estudiando y sería recomendable sacar un tiempo para hacer deporte, donde van a mejorar su bienestar, a fomentar habilidades sociales, etc. Pero siempre respetando sus intereses, y evitando imponer. Es mejor siempre proponer que imponer.
¿Cómo compaginar las actividades y clases extraescolares con un buen rendimiento académico?
Con una buena organización y una buena gestión del tiempo. Siempre tiene que haber tiempo para todo, y, en algunos momentos clave, priorizar, como en la época de exámenes. Es recomendable hacer descansos cada cierto tiempo, pues no pueden permanecer horas y horas sentados. En vez de coger el móvil y perder el tiempo, qué mejor que desconectar y ponerse a tocar un instrumento de música, hacer deporte…
¿Pueden ser las extraescolares una vía de exclusión, teniendo en cuenta que no todas las familias pueden asumir la carga económica que suponen?
Sí, siempre que no se gestione bien; no todas las extraescolares implican el mismo gasto, habrá que buscar alternativas, explorar becas, ayudas, descuentos… para que se ajusten al presupuesto familiar.
Existen muchas opciones: hay opciones de bajo costo o gratuitas en los colegios, además de actividades municipales, voluntariados… Lo importante es crearles el hábito de practicar actividades de vida saludables, donde aprendan también valores, se formen y disfruten. No llenemos las horas de actividades sin sentido para ellos, demos vida a esas horas, pues en las extraescolares tiene que aprender jugando y disfrutando.