Niña estudiando con ordenador©AdobeStock

Tecnología y habilidades sociales en la infancia, ¿es posible un equilibrio?

La tecnología y las habilidades sociales pueden ser compatibles siempre y cuando sepamos poner límites como padres a nuestros hijos. Enseñarles a relacionarse socialmente es básico para que tengan una vida emocionalmente sana, pero también es importante saber que el uso de la tecnología puede servirles de mucha ayuda en un futuro no muy lejano. ¿Cómo lograr un equilibrio?

Los avances tecnológicos evolucionan junto a nosotros día a día de forma imparable e, inevitablemente, debemos de ser nosotros quiénes nos adaptemos a ellos. Y es que, según nos cuentan desde Realme, marca tecnológica especializada smartphones y productos IoT de alta calidad: “La tecnología debe acompañarnos en nuestra vida, está para ayudarnos a que esta sea más fácil, pero, eso sí, no convertirse en el centro de todo lo que hacemos y eso es aplicable tanto a niños como adultos”.

Y es que las habilidades sociales o, lo que es lo mismo, el conjunto de conductas que permiten desenvolvernos ante diferentes situaciones sociales (las básicas son el apego, la empatía, la asertividad, la cooperación, la comunicación, el autocontrol, la comprensión de situaciones y la resolución de conflictos) comienzan a desarrollarse desde edades muy tempranas, gracias a las relaciones que se establecen con los cuidadores, y que continúan con las experiencias que se viven con los iguales.

Pero, cuando realmente progresan estas habilidades son en su aplicación en distintos ámbitos, como son: en casa con la familia, en el colegio, con el grupo de amigos… y la falta de estas puede traer consecuencias graves, ya que las necesitamos para poder llevar una vida emocionalmente sana.


¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en la infancia?

Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) informan de los riesgos latentes en la salud de los pequeños que pueden darse por un uso excesivo de medios digitales y nuevas tecnologías:

  • El aumento del sedentarismo y del Índice de Masa Corporal (IMC).
  • La disminución de las horas de sueño.
  • La alteración en el desarrollo cognitivo, social o emocional, entre otros.

También hemos de ser conscientes de la existencia de estudios relacionados con el consumo de nuevas tecnologías que aseguran la pérdida de capacidades de interpretar las expresiones faciales para poder identificar emociones en los jóvenes. Además de una mayor tendencia a convertirnos en seres más superficiales, que fingen emociones en vez de empatizar de forma real. Y es que, al final, todo se reduce a que la falta de tiempo para el contacto cara a cara, y el uso de este en el empleo de las tecnologías (como las redes sociales, sobre todo) nos llevan a adoptar otras formas de comunicación y consumo.

Sin embargo, por otro lado: “Hay estudios e informes que sugieren que, si se aprovecha de la manera correcta y es accesible a gran escala, la tecnología digital puede cambiar la situación de muchos niños al conectarlos a numerosas oportunidades y dotarlos de las aptitudes para tener éxito en un mundo cada vez más digital. Los niños pueden conocer realidades que no conocían antes, pueden conectar con seres queridos que viven lejos... Durante el periodo más duro de la pandemia hemos visto que la manera más efectiva de comunicarse entre amigos y seres queridos ha sido a través de la tecnología”, aseguran los expertos de Realme.

Por tanto, podemos darle un ‘sí, a las nuevas tecnologías’, pero siempre controlando su uso los niños. Pero, y ¿qué pasa con el uso de las nuevas tecnologías en los colegios y la controversia que provoca esto? ¿Es bueno que los niños aprendan a través de pantallas o que sigan el método tradicional? “Nosotros no somos expertos en el campo de la educación, pero consideramos que la tecnología no es un objetivo en sí mismo, sino que debe ser un recurso para apoyar cada etapa educativa. En un mundo cada vez más digital, es positivo que los niños tengan un contacto responsable con la tecnología que seguro van a utilizar más adelante en su vida”, aseguran desde Realme.

Niño con ordenador©AdobeStock


Consejos para un buen uso de la tecnología en la infancia

“El buen uso de la tecnología en el entorno familiar debe estar regido por los mismos valores que todo lo demás dentro de cada casa. Los padres deben poner los límites que consideren más oportunos en cada caso. Nosotros animamos a que el uso de la tecnología se comparta y sea una actividad familiar en la medida de lo posible. La mejor manera de hacer un uso responsable de la tecnología es que los padres sirvan de guía para sus hijos y que conozcan sus gustos e inquietudes”, concluyen los expertos de Realme. Y a continuación, os damos algunas de las recomendaciones más importantes que sugieren los expertos:

  • Crear una programación familiar del consumo de nuevas tecnologías. ¿a qué horas se pueden usar las pantallas? ¿cuándo utilizar la tecnología? ¿en qué momento del día?
  • Fijar límites y si es necesario horarios: por ejemplo, no dejar que los niños jueguen más de X horas a videojuegos o vean más de X horas la televisión.
  • Ser un buen ejemplo es fundamental. Los niños son grandes imitadores así que, si los padres reducen el uso mediático, los niños también asumirán esto. Además, estaremos invirtiendo tiempo de calidad en estar más ‘conectados’ con nuestros hijos.
  • La comunicación personal es fundamental para el aprendizaje de los niños. Crear comunicaciones bilaterales le ayudará a practicar el habla, el lenguaje, la expresión…
  • Crear zonas libres de tecnología: por ejemplo, dejar los móviles fuera de nuestro alcance a la hora de las comidas, o fuera de la habitación a la hora de dormir o priorizar actividades en familia al aire libre o de interacción entre los distintos miembros.