Cómo prevenir el ahogamiento de los niños en la playa o en la piscina©AdobeStock

Verano

¡Atención! Consejos para prevenir el ahogamiento de niños en la en la piscina o la playa

Desde el 1 de julio, la Federación Española de Socorrismo y Salvamento lleva registrados 67 muertos, entre los que se incluyen niños. Una cifra escalofriante que requiere reflexionar sobre las medidas a tomar, especialmente, con los niños, que sufren más este tipo de accidentes en las piscinas particulares.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el fallecimiento por ahogamiento supone “una de las 10 causas principales de muerte en niños y jóvenes”, pero, sin embargo, es un problema al que todavía no se le da la importancia que requiere. Desde su enseñanza no obligatoria, ya que solo depende de si los padres llevan a sus hijos a realizar algún curso de natación, hasta las medidas de seguridad que, en muchas piscinas de ámbito privado, son casi inexistentes.

Pero no hay que confundirse, ya que la natación no es una disciplina deportiva que se aprenda a una edad concreta, sino que su aprendizaje debe ser algo evolutivo a lo largo de los años con el compromiso de las familias y de los profesionales que acompañen al niño. “La definición de aprender a nadar es muy amplia, abarca unos ítems que se deberán ir logrando a lo largo de los años. La natación, a diferencia de cualquier otro deporte, tiene unos periodos sensibles, es decir, unos momentos en la edad del niño o la niña que son los óptimos para lograr determinadas habilidades en el agua. Esto no quiere decir que no lo pueda conseguir más adelante, pero no tendrá la misma ‘maestría’ o ‘facilidad’ que aquel pequeño que sí comenzó a edades tempranas”, nos explica Rebeca Terradas Molina, Socorrista del Centro de Natación Helios, Zaragoza.

Los expertos advierten que lo primero que se debe lograr es que el niño esté cómodo en el agua, lo que se conoce a niveles técnicos como familiarización con el medio acuático. Y es que la socorrista nos recuerda: “El agua es un medio inestable y al que hay que adaptarse, el ser humano no esta preparado para saber desplazarse en el agua o desenvolverse de manera innata, es algo que debe aprender”.


Cuándo puede comenzar un niño a tomar contacto con el agua

La edad que se considera óptima para comenzar el proceso de adaptación de un niño al agua podría ser desde los 9 meses de vida, como una primera aproximación al medio. “Esta adaptación se debe realizar con alguien que brinde seguridad al bebé. Sirve para favorecer el esquema motor del niño o niña, así como el vínculo con el familiar, y al mismo tiempo, el familiar aprende actividades y ejercicios que puede hacer con el bebé en el agua”, explica la experta.

Las fases por las que debe pasar un niño desde su primer contacto con el agua hasta que aprende a nadar son, según nos explica la socorrista, las siguientes:

  • La familiarización con el medio.
  • La supervivencia en el medio acuático.
  • El disfrute y capacidad de desplazamiento en el medio de manera autónoma.
  • Nadar: “esto es lo que ya entendemos como la capacidad que tendrá ese niño de nadar (crol y espalda) de manera espontánea, sin que nadie le de indicaciones”, aclara.

“En nuestro Centro ofrecemos la posibilidad a las familias de acompañar en la evolución de la natación a los pequeños a lo largo de los años. Esta evolución está relacionada con la edad, pero, por supuesto, también con la asistencia a clases de natación con frecuencia. Desde nuestro punto de vista a partir de los dos años y medio o tres, lo ideal es que pasen a formar parte de un grupo que acude a nadar dos días a la semana durante todo el curso escolar”, aconseja la experta.

Clases de natación para niños©AdobeStock


Consejos para prevenir el ahogamiento en niños

Es bastante obvio que la vulnerabilidad de los niños frente al agua es distinta según la edad, pero lo que siempre debemos tener en cuenta como adultos es que no podemos dejar de estar pendientes del menor ni un solo segundo, ya que cualquier mínimo despiste puede acabar en las peores consecuencias.

“El mejor consejo que se puede dar a una persona que sea responsable de un menor es que siempre esté a la distancia de un abrazo. Reitero que el agua es un medio inestable y que, por este motivo, nunca se debe de perder de vista a los niños, y la distancia con ellos debe ser la menor posible. Sin duda, también, apuntarles a clases de natación será una muy buena manera de prevenir accidentes”, recomienda la socorrista.

Otro de los puntos controvertidos a la hora de proteger a los niños en el agua son los flotadores y es que, aunque el niño lleve un flotador, esto no será un motivo de seguridad infalible 100%, por lo que igualmente, el adulto debe estar en permanente vigilancia, siempre que el pequeño esté alrededor del agua. Tal y como nos asegura la experta: “No existe flotador seguro. Si un niño precisa de elemento de flotación para estar en el medio acuático, quiere decir que no tiene el suficiente dominio del medio y, por este motivo, deberemos estar siempre con él”, advierte.

Y añade: “El elemento más seguro para acompañar a un menor en el agua es el llamado ‘churro de natación’, puesto que permite al adulto poder desplazarse por el agua con el niño y, a la vez, permite que el menor se desplace haciendo movimientos propios de la natación. Vuelvo a recordar que la medida de seguridad que salvará la vida de un menor será estar a la distancia de un abrazo, y en su defecto, nunca perderle de vista”.


Cómo actuar rápidamente en caso de ahogamiento

  1. Lo primero que deberemos hacer es extraer a la víctima del agua para valorar su grado de ‘semiahogado’. En caso de constatar que no tiene pulso ni respira, “deberíamos activar el protocolo de emergencia, en cada centro es propio”, dice la socorrista. O, si se tienen conocimientos, aplicar la reanimación cardiopulmonar.
  2. La reanimación cardiopulmonar (o RCP) en un menor ahogado tiene altas esperanzas de recuperación por dos motivos: “El primero, porque al ser un semiahogado se entiende que la parada ha sido por ingesta de agua y no por fallo cardíaco o cualquier otra enfermedad. Y la segunda, porque al hablar de un menor, entendemos que es un cuerpo sano y que, por lo tanto, la parada ha sido sobrevenida por la ingesta de agua”, nos cuenta la experta. Y concluye: “Una de las recomendaciones que siempre dan en los cursos de reciclaje que hacemos los socorristas en este Centro, es que nunca se debe de abandonar la reanimación en un menor puesto que su esperanza de vida es completa”.