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Fertilidad

¿Qué riesgos existen cuando te sometes a un tratamiento de fecundación in vitro (FIV)?

Realizarse un tratamiento de reproducción asistida lleva implícito las dudas y el miedo de los pacientes que se someten a ellos. Muchas veces se habla sobre los posibles riesgos de los tratamientos de fecundación in vitro, sin tener conocimiento de los mismos. Aquí tienes una serie de evidencias para intentar resolver algunas de las dudas más comunes.

Los tratamientos de reproducción asistida pueden tener sus complicaciones y riesgos, pero para poder determinar cuáles son, en primer lugar, debemos conocer en qué procedimientos ocurre y, en segundo, cuáles son los posibles efectos secundarios. Normalmente, a la mayoría de mujeres que se realizan un tratamiento de reproducción asistida les preocupa mucho la utilización de hormonas debido a los efectos adversos que pueden causar.


El desconocimiento y el, ‘¿qué pasará?’ son dos de las cuestiones que más se repiten, concretamente con aquellos tratamientos en los que se lleva a cabo una estimulación ovárica, como es el caso de la fecundación in vitro (FIV): “La FIV comprende varias etapas. La primera es la estimulación ovárica, donde vamos a utilizar medicaciones hormonales para estimular los ovarios y que estos produzcan varios folículos, que son las estructuras que contienen los ovocitos. La cantidad de folículos producidos depende de la reserva ovárica y la dosis de fármacos utilizados. Posteriormente, recuperaremos estos ovocitos mediante la punción folicular, los inseminaremos para convertirlos en embriones, y finalmente los transferiremos al útero materno después de unos días de cultivo en el laboratorio”, nos explica el doctor Adrià Moreno, ginecólogo especialista en Reproducción Asistida de Fertilab, Barcelona.

¿Qué es la estimulación ovárica y cómo se realiza?

La estimulación ovárica aumenta la presencia de hormonas durante periodos muy cortos de tiempo, y los niveles hormonales se vuelven a normalizar con la llegada del embarazo o del siguiente periodo. Para saber exactamente qué es la estimulación ovárica y cuáles son sus consecuencias, preguntamos al Dr. Moreno: “En la estimulación ovárica administraremos hormonas a través de agujas subcutáneas, cuya inyección no suele producir dolor. Este tratamiento suele iniciarse en el segundo o tercer día del ciclo, y se continúa durante un período aproximado de 10 días. Al llegar a este punto, los folículos deben haber evolucionado correctamente, por lo que inducimos la maduración ovocitaria mediante un último fármaco, lo que nos permitirá recuperar los ovocitos en la punción. Es posible que durante la estimulación se utilicen otros medicamentos para controlar mejor la evolución del ciclo”, detalla el ginecólogo.

Y, ¿qué pasa después?, ¿cuáles son los siguientes pasos? Según el doctor, “las dos variables que deben ocupar la atención del profesional son el rendimiento en términos cuantitativos y la seguridad. La peor noticia en una estimulación es tener una respuesta subóptima (pocos folículos), ya sea por la limitación de la reserva ovárica de la paciente, o porque el esquema terapéutico y/o la ejecución del mismo no han sido los adecuados para el perfil de la paciente. En términos de seguridad, debemos evitar a toda costa el síndrome de hiperestimulación ovárica grave (analizaremos más adelante). Afortunadamente, gracias a los fármacos y protocolos actuales, este riesgo es cercano a 0%”, tranquiliza el experto.

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¿Qué es el Síndrome de Hiperestimulación Ovárica?

Puede ocurrir que en un tratamiento de fertilidad se dé el Síndrome de Hiperestimulación Ovárica (SHO). La incidencia de este síndrome varía entre el 0,6 y el 10%, y el SHO grave ocurre en el 0,5-2% de los ciclos de FIV. El doctor nos explica: “El SHO es una complicación potencialmente grave de la estimulación ovárica. Distinguimos el precoz y el tardío, siendo este segundo el más grave. Se produce cuando en el contexto de una estimulación ovárica, la paciente responde de manera elevada, con gran cantidad de folículos y con niveles hormonales elevados. En este momento, si para inducir la ovulación utilizamos una hormona que se llama HCG y, sobre todo, si la paciente se embaraza, se puede ocasionar este síndrome”.

Los síntomas más comunes del SHO son:

  • Acumulación de líquido en la cavidad abdominal (ascitis)
  • Deshidratación
  • Riesgo de fallo agudo renal y/o hepático, entre otros...

El SHO, añade el doctor: “Puede llevar a la paciente a unidades de cuidados intensivos y puede ser una amenaza vital”. ¿Cómo evitarlo? Según aconseja el experto: “No utilizar HCG en estos casos (existen alternativas), y sobre todo, no embarazar a la paciente. No transferir el embrión, si no vitrificarlo y transferirlo en el ciclo posterior”.


¿Está relacionada la estimulación ovárica con la incidencia en ciertos cánceres en la mujer?

Según algunos estudios, en mujeres que se realizaron algún tipo de tratamiento en una clínica de fertilidad hay un leve aumento en la incidencia de algunos tumores como el de mama, útero y ovarios. Además, el hecho de que durante los tratamientos de infertilidad se alcancen niveles tan altos de estrógenos, hace temer un mayor riesgo de cáncer de endometrio, sin embargo, existen estudios que demuestran que las pacientes que han recibido estimulación ovárica, presentan una incidencia similar de cáncer de útero que la población general. El doctor añade a esto que “la relación entre cáncer y estimulación ovárica es controvertida y poco establecida. En 2021 se publicó en la revista Human Reproduction el estudio más amplio y más riguroso hecho hasta la fecha (Fertility treatment and cancers-the eternal conundrum: a systematic review and meta-analysis). Este concluye que no existe una incidencia superior ni para el cáncer de cérvix, endometrio, ovario o mama en las pacientes que se someten a un tratamiento de fertilidad. De hecho, para el cáncer de cérvix se observó que las pacientes que se habían sometido a tratamiento tenían una incidencia menor”, concluye.