Manos de un niño y su padre con el intestino entre las manos.©AdobeStock

Salud Infantil

La importancia de la microbiota en los primeros años de tu hijo

Se empieza a formar en el propio embarazo y te acompaña toda tu vida, con lo que es más que importante mantenerla saludable y cuidarla como se merece

La microbiota intestinal está cobrando una gran importancia últimamente, pues los últimos descubrimientos sobre ella son una de las mayores revoluciones de la historia de la medicina: los microorganismos que la componen son responsables de cómo nos sienta la comida, cómo está nuestra piel o, incluso, nuestra memoria. Y, aunque siempre hablemos de ella en los adultos, es uno de los factores involucrados en el buen crecimiento infantil y en la disminución del riesgo de posibles enfermedades durante las etapas posteriores. Por eso, mantenerla lo más saludable posible y tenerla en cuenta, incluso desde el mismo momento del embarazo, marcará que tengamos una vida sana.

Y es que, hace unos años, se publicaba en la revista Nutrición hospitalaria la importancia del correcto desarrollo de la microbiota intestinal durante, concretamente, los primeros 1.000 días de nuestra vida, es decir, el periodo que va desde la concepción hasta los dos años de edad, porque ayuda a prevenir la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles en un futuro. Y los médicos y expertos se reafirman. Así lo hace Sari Arponen, Doctora en Ciencias Biomédicas y especialista en Medicina Interna, en su libro ¡Es la microbiota, idiota!

¿Es la microbiota más importante en los niños que en los adultos?

La microbiota y su configuración en los niños es, sin duda, fundamental. Hay una ventana de oportunidad en los primeros 1.000 días de vida. La composición y la función de la microbiota en esta época determina aspectos críticos del desarrollo y el crecimiento, además de ser un factor vital para el aprendizaje del sistema inmunitario, lo que se llama las defensas.

Sin embargo, en la edad adulta la microbiota, por supuesto, sigue siendo importante.

¿La microbiota es algo que construimos o se nace ya con una buena microbiota o predisposición a ella?

Hace varios años se publicaron varios estudios que determinaron que la microbiota la adquirimos en el útero (aunque algún otro no lo consigue demostrar). En cualquier caso, la salud de la madre (y del padre también) desde antes y durante el embarazo influye sobre cómo será la microbiota del bebé.

El nacimiento por parto vaginal y la lactancia materna se asocian a una mayor probabilidad de tener una microbiota saludable. A partir de ahí, todo lo que se hace a lo largo de la vida influye y se va construyendo y manteniendo la microbiota saludable. Es decir, se puede decir que desde bien pequeños podemos tener todas las cartas para tener una buena microbiota.

¿En los bebés, cómo podemos ‘formarla’ bien desde el principio?

La madre es importante que cuide de su salud global, incluyendo la oral y la intestinal desde antes del embarazo y durante el mismo. Además, el padre también se debe cuidar, porque si tiene una microbiota desequilibrada, puede transmitirle a la madre microorganismos indeseables.

Luego, el parto vaginal es la manera óptima de transmitir microorganismos beneficiosos de la madre al bebé en el parto. Como esto no siempre es posible, hay ya hospitales en algunos lugares donde se impregnan gasas en los flujos vaginales de la madre y se pasan por la piel del bebé para darle aquello que no recibió. Luego, por supuesto, la lactancia materna suficiente y prolongada es fundamental.

Entonces, durante el embarazo, ¿ alguna precaución?

Es especialmente importante mantener en ese momento, y siempre, una alimentación prebiótica y antiinflamatoria. Y por supuesto, cuidarse en especial la boca con la ayuda de un profesional de la salud oral. La enfermedad periodontal es particularmente perjudicial en el embarazo, y debe ser tratada idealmente antes del embarazo.

¿Cuáles son los síntomas que nos pueden indicar que la microbiota de un niño no es la adecuada?

Si un niño está estreñido o tiene diarreas, si tiene dermatitis o eczemas, alergias, o está continuamente con infecciones de todo tipo, su microbiota no está en condiciones adecuadas.

Por supuesto, hay otras situaciones (como los trastornos del neurodesarrollo) en los que es habitual la alteración de la microbiota. También en la por desgracia cada vez más frecuente obesidad infantil hay identificados perfiles de disbiosis.

¿Existen signos externos y fácilmente identificables?

No es que haya algo que nos diga exactamente qué tipo de alteración de la microbiota tiene un niño, pero desde luego, si hay dermatitis o eczemas, al menos alteración de la microbiota cutánea hay, y posiblemente de la intestinal.

¿Y esto de formarla, educarla, trabajarla se mantiene para siempre?

Lo cierto es que todo lo que hacemos influye en la microbiota, tanto para lo bueno como para lo malo. Así, aunque en la infancia la microbiota se programe de una forma adecuada, el uso indiscriminado de antibióticos o una alimentación inadecuada pueden hacer que la microbiota se vuelva desequilibrada. Otros muchos factores como el estrés crónico, el consumo de tóxicos o la falta de contacto con la naturaleza también son muy perjudiciales. La salud es un camino que recorremos a lo largo de toda la vida.


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