Entrevista con Laure de Sagazan, la diseñadora francesa que gusta a las novias naturales y sencillas
La firma, reconocida a nivel mundial, cautiva con sus vestidos atemporales y su 'elegancia discreta'
Hay algo de las francesas que siempre ha cautivado al universo de la moda. Las galas pueden presumir del famoso je ne sais quoi que fascina en otros continentes y que hace que las propuestas más simples y desenfadadas, aparentemente poco estudiadas, se vean como estilosas y favorecedoras. En materia nupcial, su influencia va un paso más allá, pues los vestidos de novia propios de este país rebosan frescura y minimalismo, una estética a la que aspiran numerosas prometidas para casarse en bodas íntimas o al aire libre, en espacios campestres o junto al mar. Uno de los nombres propios del saber hacer de nuestro país vecino es Laure de Sagazan, una firma nacida en 2011 que puede presumir de haber encontrado el equilibrio entre lo retro, lo bohemio y lo romántico en propuestas en las que se percibe el trabajo artesanal.
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Con la diseñadora y fundadora de la casa, de nombre homónimo, hablamos hace tan solo unas semanas para conocer los secretos de un atelier del que puede decirse que cuenta con una influencia mundial. Fue en un desayuno organizado en su espacio de Barcelona (en calle del Rosselló, 237) para conocer los primeros diseños de su colección 2024 que aún no ha visto la luz. En sus creaciones para el próximo año se intuyen siluetas escultóricas y el preciosismo que forma parte de su hoja de ruta desde los comienzos.
La naturalidad de cada una de sus colecciones ha convertido a esta firma en toda una referencia. Sus novias, de peinados espontáneos y siluetas cómodas, no tienen nada que envidiar a las más clásicas o de princesa y cuentan con una amplia legión de seguidoras. Desde su taller en el parisino distrito 10, la diseñadora da forma a cada uno de los vestidos de manera única para sus clientas. Es la ‘elegancia discreta’ que ella misma defiende y que sirve de base para entender cada uno de los pasos que la casa ha ido dando hasta la actualidad.
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Laure de Sagazan es ya toda una referencia internacional en materia de moda nupcial. Cuéntanos, ¿cómo fueron los inicios?
El éxito fue casi inmediato y nos sorprendió este fulgor, porque no nos lo esperábamos. No obstante, decidimos tomarnos nuestro tiempo para reflexionar acerca del modelo de negocio que imaginábamos porque queríamos crecer sobre unas bases 'sanas' aunque funcionáramos de manera instintiva. Por eso, en aquel momento decidimos que confeccionaríamos el 100% de nuestras colecciones en nuestro atelier, porque para nosotros era muy importante formar parte de todas las etapas de creación y controlar nuestra producción.
Desde aquel comienzo hasta ahora, ¿se mantiene la esencia? ¿Cómo habéis evolucionado?
Nuestra prioridad siempre ha sido mantener nuestra esencia, ya que es el secreto de nuestro éxito. Por eso, hemos tratado de mantener el estilo, por un lado, y, por otro, los estándares de calidad. Seguimos utilizando materiales de gran calidad, dado que estos tienen parte de culpa en que las cosas nos hayan ido bien. Trabajamos sedas increíbles, muy suaves y lavadas, que las novias adoran. El estilo ha evolucionado de forma natural -y menos mal que ha evolucionado-, pero seguimos manteniendo esos dos pilares, que son nuestra esencia desde el principio.
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¿Cuál dirías que es el ADN de esta casa?
La pregunta no es sencilla… Creo que abogamos por una elegancia discreta, muy lejos del bling y de la ostentación que podemos encontrar en estos momentos. Un encanto extremadamente chic, pero nunca demasiado arreglado, con esa falsa despreocupación tan presente en el estilo parisino.
¿Qué tipo de novias confían en vuestros diseños?
Tenemos un abanico de clientas bastante amplio y eso es lo que resulta más emocionante... Desde la novia joven que ha estado soñando con nuestros vestidos durante mucho tiempo, hasta una novia más madura, que ya tiene hijos y no necesariamente se imaginaba llegar a casarse. Estas novias pueden encontrar en nuestros modelos un estilo menos evidente o 'de primer grado' con, por ejemplo, trajes, monos, o vestidos muy refinados.
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Y esas novias: ¿qué tejidos, tendencias y detalles encuentran y aprecian en los vestidos de vuestra firma?
Hemos conseguido construir una buena reputación gracias a la gran calidad de nuestros tejidos. Especialmente, nuestras sedas y encajes. Las sedas son increíblemente suaves y nuestros encajes provienen de Calais y son muy delicados, con diseños originales que son difíciles de encontrar. Además, para mí es importante -y por eso le dedico mucho tiempo cuando imagino cada uno de los vestidos- que los modelos vayan desvelando sus detalles a medida que nos acercamos… Me gusta la idea de que no se revele todo a la vez. Las novias, por tanto, vienen a buscar piezas de gran calidad, hechas a mano en el corazón de París, con las que se sentirán ellas mismas. Queremos alejarnos de la novia caricaturesca.
Aunque no podamos desvelarla aún, ¿qué has tenido en cuenta para diseñar la nueva colección 2024? ¿Y qué podremos encontrar en ella?
Hemos notado que, desde hace varias temporadas, las novias se han ido sintiendo atraídas por vestidos más femeninos, que resaltan con sutileza el cuerpo y las formas de la mujer. Por eso, en la nueva colección encontramos siluetas más entalladas, escotes más profundos y muchas de nuestras faldas tienen aberturas. En el 2024 veremos una novia menos bohemia que hace unos años, más asertiva, a la que también le atraen los cortes más arquitectónicos, dejando a veces de lado los encajes, en favor de los crepés de seda.
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¿Cómo es el proceso que siguen las novias que quieren hacerse con uno de vuestros diseños? ¿Con cuánta antelación deben comenzar su búsqueda?
A menudo las novias llegan a nuestra firma con uno o varios de nuestros modelos en mente, pero depende de nosotros sorprenderlas presentándoles vestidos en los que no necesariamente habían pensado y que terminarán por seducirlas. Normalmente, recomendamos que las novias vengan a vernos con un margen de alrededor de seis meses de antelación: tres meses para la confección de cada uno de los vestidos en nuestro atelier de París y otros tres meses para hacer los ajustes en nuestras tiendas propias, encontrar los zapatos, la ropa interior...
¿Qué consejo darías a esas novias que no saben qué tipo de vestido quieren?
Yo animo a nuestras novias a pensar en su conjunto o vestido favorito y lo que les gusta de ese conjunto: ¿es el aspecto en general?, ¿el hecho de marcar la cintura?, ¿un detalle? Esto da una primera indicación. A continuación, solo tienen que dejarse llevar. Solo hace falta que se prueben algunos de nuestros vestidos, para ver cómo el look va cogiendo forma hasta llegar al modelo con el que se sientan guapísimas.
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¿Qué ingredientes debe tener la novia perfecta según Laure de Sagazan?
Me parece que es un sutil equilibrio entre naturalidad y discreta sofisticación.
En un look nupcial especial, todo suma, ¿qué complementos te convencen para completar los estilismos esta temporada?
Me gusta mucho la idea de llevar un turbante, creo que le puede dar mucho carácter a un look, aunque sea muy sencillo.
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En Laure de Sagazan, ¿podemos encontrar más detalles atemporales o tendencias puntuales?
Diseño vestidos en sintonía con los tiempos, pero decorados con las tendencias del momento que, muchas veces, son muy efímeras. Por lo tanto, diría que nuestros modelos son bastante atemporales... Esto puedo comprobarlo a diario, ya que muchas de nuestras novias aún vienen con referencias de modelos creados hace seis y ochos años.
¿Son ambos ingredientes importantes para conseguir una marca nupcial (como la tuya) que traspase fronteras?
Lo que me parece importante, más que vender un producto, es vender un universo, una mirada. Nuestro estilo aboga por una novia ultra-chic y elegante, pero que sigue siendo cool y rechaza demasiada sofisticación… Creo que, sin saber muy bien cómo, esta hábil dosificación consigue conectar con muchas novias en todo el mundo. Al comprar un vestido Laure de Sagazan, las novias tienen la impresión de comprar una pequeña pieza del 'chic parisino', que creo que siempre nos hace soñar.
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