El tocado de boda de Ingrid Bergman fascina más que nunca a las novias con vestidos sencillos
Casi un siglo después de su boda con Petter Aron Lindström, el accesorio que llevó la actriz sigue siendo un referente para muchas mujeres, sobre todo en el momento de la fiesta
Paradójicamente, y pleno siglo XXI, la industria de la moda se encuentra en su momento más nostálgico. Lejos de idear tendencias que miren al futuro, los diseñadores se afanan por reinventar, una y otra vez, iconos pasados cargados de recuerdos. La moda es cíclica y el universo nupcial no es una excepción: lo que hoy vemos como tendencia ya tuvo su momento décadas atrás.
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Lo hemos visto en la pasarela de París, donde Matthiew Blazy se ha estrenado con tiento reinterpretando los exquisitos códigos de Gabrielle Chanel. También en novias reales como Rocío, que se inspiraron en el bias cut de Madame Vionnet de los años 30 para su vestido de novia.
Revisitar a grandes diseñadores, royals, divas de Hollywood o mujeres que dejaron huella en la historia de la moda nos ayuda a entender por qué ciertos cortes, tejidos o accesorios vuelven a triunfar en la actualidad. Hoy miramos al cielo del séptimo arte para rescatar el icónico look nupcial de Ingrid Bergman de los archivos fotográficos de 1937, porque el tocado tipo casquete que llevó en su boda ha regresado con fuerza a la moda nupcial actual.
Con tan solo 21 años, la actriz se casó con Petter Aron Lindström, un joven dentista que más tarde se especializaría en neurocirugía. Su matrimonio duró más de una década, hasta que Bergman se enamoró del cineasta italiano Roberto Rossellini durante el rodaje de Stromboli. Sin embargo, su look nupcial quedó grabado para siempre en la memoria colectiva como uno de los estilismos más icónicos del cine y la moda.
La actriz eligió un vestido largo de seda, sencillo y elegante, de manga larga y escueta cola, sin grandes apliques ni florituras, tal y como se estilaba en los años 30. Un estilo simplista que destacaba por el corte, la ausencia de detalles barrocos y la discreción. De ahí la importancia de su tocado: un casquete que, casi un siglo después, muchos aún guardan en su retina.
Hablamos de un casquete tipo caged o skull-cap, que suelen ser de malla, ganchillo, encaje o tul,que servía de sujeción al velo, en este caso, corto y de estilo años 30. En esta época eran muy comunes los clochés, unos sombreros de silueta acampanada que solían llevar las mujeres en su día a día. Este diseño nupcial también era cerrado y envolvía la cabeza casi como un casco, con un aire cinematográfico que ha alimentado la iconografía bridal hasta nuestros días. Hoy, ese estilo también asociado a las flappers de los años 20, revive en novias sencillas que buscan dar un punto teatral al look.
Dado su carácter festivo y su aire de glamour vintage, muchas novias eligen este tipo de casquete o skull cap para acompañar el segundo look de su boda o para brillar en el momento de la fiesta. Es el caso de Gabriela, que apostó por un vestido satinado en tono champán firmado por Carmen García Studio, una propuesta sofisticada que combinó con un tocado de Pardo Hats, el modelo Rizos de Oro. Se trata de una pieza artesanal realizada en Barcelona en ganchillo dorado con motivos florales y detalles joya, que enmarcaba su rostro y evocaba a las divas del Hollywood clásico.
Al igual que Gabriela, Laura también quiso sorprender con un segundo look nupcial pensado para la fiesta. Amante de la moda y de los estilismos con personalidad, tenía claro que quería cambiar de registro tras la ceremonia: pasó de un vestido de Cortana a una falda de Ulla Johnson con corsé de Chloé. Como toque final, apostó por un casquete de pedrería dorada de Pardo Hats, una pieza que había comprado incluso antes de tener el resto del conjunto y daba un toque romántico al conjunto.
Blanca Miró es una entusiasta declarada de los accesorios: sombreros, pañuelos, tocados… siempre encuentra la manera de incorporar piezas de carácter en su día a día, así que era lógico que también tuvieran un papel protagonista en su boda. En su segundo look nupcial cambió su vestido de Dior por un diseño de Paco Rabanne y lo acompañó con un casquete de ganchillo de Pardo Hats, Quizás, algo tuvo que ver que la fundadora de la marca, Sol Pardo, sea íntima amiga suya. Una pieza original con la que consigue reflejar su gusto por la moda y su manera única de reinterpretar las tendencias.
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Un casquete con velo incorporado
En los años 20 y 30, como decimos, era común este tipo de casquete, al que también se le incorporaba un velo. Eran los conocidos como cap-veils, unas piezas decoradas con encaje, bordados o perlas de la que caía el velo de tul o malla transparente, creando un efecto envolvente y etéreo. Así lo llevó también Ingrid Bergman en su boda de 1937 y así lo propone la firma Tatyana Kochnova que vemos en esta imagen.
Hay una variante de este tipo de skull-caps confeccionadas de ganchillo o malla que se diseñan como si fuera una joya más del gran día, manteniendo la forma de casquete. El tocado-joya de Leire, fue hecho a medida por Anita Ribbon con una red de delicadas cadenas doradas salpicadas de pequeños adornos. Esta pieza estaba pensada para mantenerse en su sitio incluso cuando se deshiciera la trenza, que le realizó Marsun Estilistas.