Ser sevillano y nacer en plena feria de abril es una de esas bonitas casualidades que marca, en cierto modo, el camino. Tal vez por eso, querer poner en valor su tierra y su artesanía se ha convertido en una constante en las creaciones de Nicolás Montenegro (Lantejuela, Sevilla, 1989). Y le han ayudado a ser, en tiempo récord, un referente dentro de la moda nupcial y de la alta costura en España.
El diseñador lanzó su firma homónima en abril de 2021. Lo hacía después de estudiar en el Instituto Marangoni, en Milán, y tras una década trabajando para firmas internacionales como Dolce & Gabbana. ¿Pero por qué atreverse en solitario cuando la pandemia todavía coleaba? Porque se lo había prometido a su padre, Juan Montenegro, que murió de covid en 2020.
Aquella primera colección nupcial, dedicada a su padre, conquistó muy rápido al sector y empezaron a llegar las primeras clientas, que requerían sus servicios también para que confeccionara sus looks de invitada. Sofía Palazuelo, Nieves Álvarez, Tana Rivera, Gala González... Una lista que se ha ido ampliando con los años y le ha llevado a crear, este fin de semana, el vestido de novia de Blanca Llandres para su boda con Alberto Herrera, hijo del conocido periodista Carlos Herrera y Mariló Montero. Sobre su colaboración con Rocío Crusset para dar forma a este diseño y otros detalles del proceso hablamos en esta entrevista.
¿Cómo surgió la idea de diseñar el vestido de Blanca junto a Rocío Crusset?
Todo empezó a partir de la wedding planner de Blanca, La madrina wedding. Blanca es amiga de la organizadora de bodas que, a su vez, es tanto amiga mía como de otros conocidos. Salió la conversación del vestido de Blanca y se barajaba tanto el nombre de su cuñada Rocío, que quería ayudarle en el proceso, como el mío. Es verdad que Rocío, al igual que yo, es diseñadora, pero al estar Blanca en Sevilla y Rocío no tener atelier propio en la ciudad, barajamos la posibilidad de hacer la colaboración juntos.
Me llevo muy bien con Rocío, la conozco desde que yo vivía en Milán y trabajaba en Dolce & Gabbana. Nos pusimos los dos manos a la obra para hacer algo que nunca había hecho, que era trabajar con ella, y la verdad que ha salido muy bien.
Dado el perfil internacional de Rocío, habéis tenido que funcionar bastante por videollamada. ¿Cómo ha sido trabajar a distancia?
Sí, hemos trabajado bastante a distancia, con videollamadas y con reuniones por Zoom. Pero la verdad es que Rocío siempre ha estado dispuesta a vernos y ha regresado a Sevilla expresamente para leste proyecto en varias ocasiones. Ha sido bastante fácil porque al tener puntos de venta en el extranjero, tanto en Nueva York, Panamá y en Inglaterra, estoy muy acostumbrado a trabajar con clientas de costura a distancia y no me ha supuesto un trabajo extra.
¿Qué ha aportado cada uno al diseño? ¿Cómo se ha integrado el estilo de Rocío en la 'mujer Montenegro'?
Pues la verdad en esto Rocío y yo somos bastante similares, ya que hemos estudiado y nos hemos desarrollado de manera internacional. Rocío ha estudiado en Parsons, en Nueva York, y yo en Milán. Además, ella ya sabe cómo es mi estilo: clásico, sin ser arcaico; sencillo, pero a la vez elegante, con ese punto sexy de la mujer Montenegro. Rocío tiene todas estas características y ella también ha sabido defender muy bien lo que es el estilo Montenegro, aportando su toque personal.
¿Cuál fue el punto de partida para crear el vestido? ¿De dónde nació la inspiración? ¿Blanca tenía claro lo que quería?
El punto de partida era un vestido fluido y bucólico, muy romántico. También, dado que Sanlúcar de Barrameda es una ciudad de playa, no queríamos hacer un vestido que representase algo muy regio, teníamos clarísimo que el estilo tenía que ser relajado. Blanca siempre ha participado 100%. Es una persona que sabe muy bien lo que quiere, muy segura de sí misma y siempre ha contribuido a los bocetos, a la idea y ha sido el motor principal de este proyecto.
Blanca está embarazada, una buenísima noticia. ¿Cómo ha influido esto en el proceso creativo? ¿Hubo que hacer modificaciones sobre la idea inicial al conocer la buena nueva?
Sí, la verdad es que es una buenísima noticia. Propusimos este vestido después de trabajar en varios bocetos y la verdad es que, tras conocer la noticia, el diseño no ha cambiado, no ha habido modificaciones en cuanto a silueta. Lo proyectamos al inicio y lo hemos ejecutado tal cual hasta el final.
En las piezas de alta costura, los tejidos tienen un peso muy importante. ¿Hay algún tejido, bordado o técnica de confección particular que haya sido clave en este diseño?
El tejido ha sido fundamental. En este vestido el tejido va trabajado artesanalmente por mi taller. Hemos usado más de 20 metros de bambú de seda para crear un microdrapeado en el que se han invertido más de 40 horas. Esta técnica de drapeado es característica de Nicolás Montenegro, se ha hecho muy famosa, y la hemos usado en vestidos como el que ha llevado Belén Íñiguez. Es una técnica artesanal superbonita y superdifícil de hacer.
Para ti, ¿qué importancia tiene la artesanía y el 'hecho a mano' en un proyecto tan personal como un vestido de novia?
Pues todo, porque es el elemento principal de la firma Nicolás Montenegro, que nosotros defendemos. Realizamos todo artesanalmente con personas de la España rural, aquella que a veces está demasiado olvidada. Yo he proyectado este concepto y la verdad es que tenemos cuatro talleres en Arahal, Lantejuela, Morón de la Frontera, Cantillana y el taller central de Sevilla. Siempre apostamos por las manos que más saben (en costura, mientras mayor es la costurera, más perfecta es la técnica).
La verdad es que ha sido un trabajo superbonito todo el drapeado sobre maniquí. Ha sido una experiencia bastante bonita, también para mis trabajadores. Yo les hago siempre partícipes de todos los proyectos, hago que conozcan a las clientas para que la persona que trabaje sobre esa pieza entienda y conecte con la personalidad y el alma de quien se va a poner la prenda, sea famosa o una persona no popularmente conocida.
Tus novias con clásicas y tradicionales, pero siempre tienen un algo diferente. ¿Qué ha sido ese ‘algo diferente’ de Blanca?
Te diría que ella. El vestido es tan tan ella... Blanca es una persona supersencilla, humilde; una persona maravillosa. La verdad es que no puede reflejar más a la perfección lo que es el vestido, porque es un traje muy elegante, con una sencillez y una clase impresionante. Y refleja todo lo que Blanca es.
¿Podrías contarnos alguna anécdota del proceso creativo?
Una anécdota muy graciosa es cuando en una de las citas nos reunimos todos: Mariló, Rocío, su madre, la madre de Lourdes Montes... Es una familia muy unida, y eso es algo que me ha encantado. Yo estoy muy unido a mi familia y ver eso en ellos, la verdad es que fue superbonito porque, al final, el traje de Blanca es un vestido que se ha hecho con alma, con personalidad, con mucho cariño, tratándonos todos mucho, con respeto; Rocío hacía mi trabajo, yo hacía el trabajo de Rocío.
A la hora de diseñar un vestido de novia, ¿cuál es el momento que más disfrutas del proceso, desde el boceto hasta la prueba final?
El que más disfruto siempre es el descubrir a la persona, porque cada vestido tiene que tener la esencia de quien lo va a llevar. El juego de descubrir a esa persona es lo que más me divierte, es lo que me da más variación, lo que más me abre el abanico para poder trabajar bien con ella y hacerle el vestido perfecto.