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El 'sí, quiero' de una diseñadora

Marta, la novia que llevó un vestido con encajes de su bisabuela a modo de mantoncillo y joyas de coral en su boda sevillana


En su enlace en una ermita en Cazalla de la Sierra, apostó por un look a medida de Carmen Maza y diseñó su propia gargantilla


Vestido de novia de Carmen Maza y joyas de coral© Couche Studio
Estrella AlbendeaColaboradora de Novias
30 de septiembre de 2025 - 19:00 CEST

A la hora de diseñar el look del gran día, la inspiración puede encontrarse en la vida cotidiana y en la cultura popular. Lo han demostrado algunas de las novias más virales de la red, a la que se ha sumado recientemente Marta, una estilosa recién casada que quiso hacer un guiño a su tierra en su vestido. “Soy sevillana y estoy enamorada de nuestras fiestas y tradiciones. Me encanta vestirme de flamenca y tengo una pequeña marca de mantoncillos y complementos que lleva mi nombre: Marta Ovelar. Mi idea era cruzar el encaje en el pecho homenajeando al mantoncillo”, relata. Y es que ese encaje vintage era, además, el elemento más especial de su estilismo, de gran significado y valor sentimental. Hoy conocemos todos los detalles de su boda de verano en la sierra de Sevilla.

Boda de Marta Ovelar con vestido de Carmen Maza con encajes de su bisabuela© Couche Studio

Una pieza vintage para sumar personalidad al vestido

El traje nupcial de Marta fue realizado a medida, una labor para la que confió en el atelier sevillano de Carmen Maza, uno de los talleres más reputados de la capital andaluza. “Ana y María captaron enseguida mi idea y ya en la primera cita pude ver cómo me sentaba su propuesta”, cuenta nuestra protagonista.

La boda de Marta Ovelar con vestido de Carmen Maza en Cazalla de la Sierra© Couche Studio

En el look de Marta todo estaba estudiado de forma minuciosa y había un elemento que tenía que destacar, nos explica. “Tenía claro que el punto de partida sería un encaje de tul bordado que perteneció a mi bisabuela y que mi madre llevaba años atesorando en secreto, pensando en el día de mi boda”, desvela. 

Encaje antiguo en el vestido de novia© Couche Studio
Vestido de novia de Carmen Maza y joyas de coral© Couche Studio

Relata esta sevillana que desde que realizó la primera visita a la casa de costura, supo que el resultado estaría a la altura, dado que existía una maravillosa sintonía. Llegaba el momento de definir cada pieza y ambas partes remaron en la misma dirección: “coincidíamos en que menos es más y que todo el protagonismo debía tenerlo el encaje. Unas mangas muy ligeras y un fajín drapeado en tul de seda eran el remate perfecto. Y durante las pruebas se fueron decidiendo pequeños detalles como la altura del cruce”.

Boda de Marta Ovelar con vestido de Carmen Maza con encajes de su bisabuela antiguos© Couche Studio

Un último detalle también marcó el diseño final, puesto que Marta, quiso que la cola de su vestido no fuera excesivamente larga, para adaptarla al templo de la ceremonia: “era muy ligera, confeccionada en organza y no muy larga, puesto que la ermita es muy pequeña”.

Boda de Marta en Sevilla© Couche Studio

Joyas de coral para novias© Couche Studio

Joyas ideadas por la novia

En el estilismo de la sevillana, los complementos tenían tanta relevancia como la prenda principal. Justo en esta parte del proceso, la novia quiso involucrarse en mayor medida. “Me entusiasma el coral y yo misma diseñé una gargantilla de cuatro vueltas con un rosetón inspirado en joyas de anticuario. Me la realizaron en coral mediterráneo y junto con los pendientes, creo que daban un toque muy andaluz, consiguiendo que el resultado fuera ‘muy yo’”, admite.

Novia con gargantilla de corales y pendientes© Couche Studio

El ramo debía recoger la esencia del estilo de Marta y poner la nota andaluza que ella quería, por lo que apostó por una composición de tan solo un tipo de flor y de verde: “el ramo lo hice junto a María, de Brunia Floral. Formado por peonías (la flor que más utilizamos al vestirnos de flamenca) y ramas de olivo (¿puede haber un árbol más andaluz y de mi tierra?). Todo ocurrió entre olivos”.

Ramo de novia de peonías y olivo© Couche Studio
Alpargatas de novia© Couche Studio

Dado que la boda se desarrolló en pleno campo, el calzado debía ser elegante, pero también muy cómodo. Por eso optó por unas alpargatas sofisticadas. "Llevé unas Castañer trenzadas con cuña de esparto, desde el primer momento”, apunta Marta.

Novia con gargantilla de corales© Couche Studio

La elegancia del recogido trenzado

Sin ánimo de caer en estridencias y siguiendo la máxima de la frescura en la piel, que fascina a las novias, nuestra protagonista lució una piel radiante, con ese efecto de bronceado tan favorecedor. “El maquillaje era muy natural, con toques en tonos tierra (no suelo maquillarme mucho). Ángela, de @tepinto__, ya me había maquillado otras veces, y dio en el clavo”, comparte.

Moño trenzado peinados novia© Couche Studio
Peinados para niñas de arras© Couche Studio

Tanto las niñas de arras como la propia novia recurrieron a un peinado infalible, que despeja el rostro, un moño pulido. En el caso de las damitas, el resultado era un recogido clásico tipo ‘coca’. La novia, sin embargo, se decantó por una propuesta trenzada que realizó Beatriz Venegas: “ante todo quería ser yo misma. Pretendía conseguir mi mejor versión. No hacía falta más, y no quería arriesgar con experimentos”.

Boda religiosa en la sierra de Sevilla cazalla de la sierra© Couche Studio

Todo comenzó en Cazalla de la Sierra

La historia de Marta va más allá del relato de su look, puesto que la suya era una boda muy esperada, que tuvo lugar tras años de relación. Fue precisamente en esta localidad donde conoció a su ya marido, Jose. “Él se alojaba en casa de unos familiares y allí coincidimos muchas veces. Aunque yo siempre he vivido fuera, no hay ni un solo fin de semana que no vuelva a casa. Allí está mi familia y amigos y es un lugar muy importante para mí. Nos llevamos bien desde el principio, los dos somos muy aficionados al mundo del caballo y considero que compartimos valores muy importantes y objetivos a largo plazo”.

Boda de Marta en la Sierra Norte de Sevilla© Couche Studio

Seis años antes de su ‘sí, quiero’ dieron el paso de comenzar su relación, después de coincidir en numerosos eventos de amigos. “Siempre estaremos agradecidos a mi segunda familia: Che, Nina, Estrella y Cayetano. En ese entonces, Estrella y Cayetano eran muy pequeños, Jose y yo coincidíamos en sus cumpleaños, comuniones…Y ahora, en 2025, al cabo de los años, cuando ya han cumplido 19 y 22, nos han acompañado a darnos el ‘sí, quiero’.

Estrella nos leyó algo muy especial el día de la boda. Explicaba la relación que ha tenido con cada uno desde su infancia, y terminaba, diciendo: ‘Fue entonces cuando Dios quiso unir sus caminos, encajando todas las piezas, como si todo ese cariño que mi corazón sentía por separado, empezara a cobrar mucho más sentido al verlos juntos’”, concede emocionada.

Boda en la sierra de Sevilla con look de Carmen Maza Marta Ovelar© Couche Studio

Cinco meses de preparativos

La petición de matrimonio llegó cuando la pareja llevaba poco más de seis años de relación. Fue en febrero de este año 2025 cuando Jose pidió matrimonio a Marta, por sorpresa. “En tan solo cinco meses preparamos el campo para este día tan especial”.

Boda religiosa en la sierra de Sevilla© Couche Studio

Fueron semanas contrarreloj para llegar al esperado día, el pasado 25 de julio. La pareja eligió dos enclaves con gran valor para ellos, para la ceremonia y el banquete. Al ser un enlace religioso, primero acudieron a la Ermita de la Virgen del Monte, en Cazalla de la Sierra, todo un emblema de la Sierra Norte de Sevilla. En esta parte de la boda, contaron con las voces de sus familiares (José Manuel, Cayetano y Estrella). “Cada nota resonó como un canto al amor y a la esperanza”, dice Marta.

Ermita de Cazalla de la Sierra bodas© Couche Studio

"¡Mi padre se fracturó el pie tres días antes de la boda y tuvo que utilizar muletas para acompañarme al altar! Estar tan implicado en la organización, le llevó a sufrir este accidente", recuerda Marta.

Boda en ermita de Cazalla de la Sierra Sevilla© Couche Studio

Una celebración en la finca familiar

Para el banquete, los invitados se trasladaron a la finca propiedad de la familia de la novia. “Se celebró en casa. Alamares es un pequeño paraíso junto a la ermita, un trocito de tierra con un antiguo cortijo encalado y rodeado de olivos, que mis padres llevaban meses preparando para que luciera como un escenario perfecto para el día soñado. El resultado fue que pudimos disfrutar de una maravillosa noche de verano con el frescor de la sierra, que es una delicia para quienes conocen el calor sofocante de la capital”, indica nuestra protagonista.

Decoración de bodas de verano iglesias© Couche Studio
La boda de Marta Ovelar con vestido de Carmen Maza© Couche Studio

A la hora de organizar el enlace, para la pareja era fundamental que todo fuera sencillo, sin excesos, pero que a la vez fuera inolvidable para sus convidados. Confiaron en Cristina Buendía, de Icon Experiences para planificar todo: "nos acompañó y aconsejó en todo el proceso”.

Decoración de bodas con claveles de colores y mantoncillos© Couche Studio

Marta desvela que fue una gran ventaja poder organizar en su propia casa su boda: “nos permitió decorarlo todo tal y como lo soñábamos. No hubiéramos encontrado un sitio más especial que este”. No obstante, asegura, el campo no necesitaba una excesiva decoración, pero Brunia supo encontrar el equilibrio entre la visión de la novia y las necesidades del espacio. “No se puede tener más gusto que ella”, concede.

Luces de verbena para bodas de verano© Couche Studio

Decoración en clave feriante

Y así fue la decoración. En el aperitivo colocaron canastos con claveles de colores y alfombras de esparto. En la zona de cóctel, repartieron claveles dentro de antiguos botellines de cerveza que eran propiedad del abuelo de la novia (“¡estuvo más de 40 años trabajando para Cruzcampo!”). En la cena instalaron luces colgantes en forma de paraguas y en la ceremonia contaron con una virgen del Rocío, vestida de pastora, obra de By Lombo. Pero, sin duda, un rincón era el favorito de la sevillana: “dedicado a la feria con el típico toldo de rayas, claveles, velas y coloridos mantoncillos bordados de mi firma”.

Novia con pendientes y gargantilla de corales a juego© Couche Studio

"El coche que iba a llevarme a la Iglesia, un antiguo Seat 1500 al que le tengo muchísimo cariño, porque pertenecía a mi querido tío Joselín y a mi tía Mercedes, se averió en el último minuto y tuvimos que improvisar. ¡Menos mal que tengo buenos amigos!"

madre de la novia con vestido rojo© Couche Studio
novias con velo clásico© Couche Studio

Un recuerdo en forma de sonido

"Nuestro amigo Manuel Lombo nos regaló una salva inigualable que nos envolvió con una emoción que caló hondo, como una plegaria cantada al corazón".

La boda de Marta Ovelar con vestido de Carmen Maza en Sevilla© Couche Studio

Antes de concluir su historia, la diseñadora y protagonista de esta historia, reconoce que tiene claro qué fue lo más especial que tuvo la jornada. “Sin duda, la ceremonia. Para mí, la ermita es un lugar mágico y muy especial. La Virgen del Monte, patrona de mi pueblo, Cazalla de la Sierra, debía ser testigo de este paso tan importante que daba junto a Jose. Los dos somos muy devotos”, manifiesta sincera y conmovida. Y es que mirando hacia atrás, todo encaja, porque pudieron disfrutar de sus seres queridos: "familia, amigos, música y el amor en su forma más pura. Los ingredientes perfectos para ser felices. Y así fue: fuimos felices, y lo seremos siempre que recordemos este día".

Boda de verano en Sevilla© Couche Studio

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