La inspiración está en todas partes, cuentan los artistas. Y esta fórmula de mirar más allá de lo convencional, para dar con ideas muy especiales, también la aplican las novias más virales a la hora de definir los imprescindibles de su vestido.Y Jessica, una recién casada valenciana que lució un diseño asimétrico y desmontable, encontró su mejor fuente de creatividad en la alta costura: “las revistas de moda y los desfiles de Giorgio Armani, Zuhair Murad o Elie Saab fueron mi principal referencia”. De ellos surgió uno de los requisitos: una espalda joya espectacular, que con sumo mimo creó el atelier de Álex Vidal.
Un vestido de novia a medida con detalles desmontables
Desde el primer momento, tenía claro el tipo de escote que quería y su idea de una sobrefalda larga con volumen, que finalmente fue desmontable. Para lograr el resultado esperado, se puso en manos de una firma valenciana. “Elegí a Álex Vidal. Desde el primer momento que me reuní con él, lo tuve clarísimo. Le conté lo que tenía en mente y él me escuchó con muchísima atención. A partir de ahí, no solo entendió lo que quería, sino que también me fue asesorando con propuestas maravillosas que acabaron por mejorar incluso mi visión inicial”, señala.
Nuestra protagonista define el proceso como un sueño, un trabajo en equipo en el que se sintió muy arropada por los profesionales. “Cada visita al atelier fue única y especial, y quedará siempre grabada en mi corazón”, admite. Durante las citas, en las que reconoce que se sentía “literalmente como Cenicienta”, ella iba aportando ideas y poco a poco fue viendo una evolución que “no cambiaría por nada”.
Como tejidos, el diseñador propuso seda salvaje rústica para la sobrefalda, satén para el cuerpo del vestido y georgette para el drapeado del cuerpo. Para aceptar aquellas telas, Jessica tuvo que verlas a la luz natural. “Ahí fue cuando me topé, por casualidad del destino, con el tejido joya que nada mas verlo, dije: ‘ese lo quiero en mi vestido’”. Fue la pieza clave en el diseño de la espalda.
Lo más complejo de confeccionar fue la citada espada, el elemento que más llamaba la atención de su look, al tratarse de una zona semidescubierta y acabada en pico. “Trabajar con ese tejido y esa estructura era técnicamente difícil, pero el equipo de Alex lo hizo posible con una maestría absoluta. No hay nada que se les resista”, defiende.
"La primera vez que vi la espalda del vestido terminada no podía parar de llorar y de contemplarla. Era lo que más me quitaba el sueño, porque sabía lo compleja que era técnicamente. Verla hecha realidad superó todas mis expectativas. Fue un momento que nunca olvidaré", recuerda.
El choker, una de las tendencias de las novias más virales
Para completar el look, esta prometida estudió al milímetro que complementos eran los apropiados y casaban con su estilo personal. Por un lado, sí que llevó velo, el suyo era una pieza de seda rústica, “porque era lo que más le pegaba”. Como joyas escogió una gargantilla, para no verse el cuello tan despejado, al lucir su escote Bardot asimétrico y unos pendientes a juego, todo de Swarovski.
También quiso hacer un guiño al universo de la moda, al confiar en unos Manolo Blahnik como calzado nupcial. Su modelo con hebilla y destalonado fue la elección de la modelo valenciana: “Siempre me han gustado, pero este modelo me pareció original dentro de lo clásico y además es un tipo de zapato que suelo llevar con mucha comodidad. ¡Aguanté con ellos hasta casi mitad de la fiesta!”. Aparte, en sus preparativos, eligió unas prácticas alpargatas.
Además de un abanico para hacer frente a las altas temperaturas, Jessica llevó un ramo de novia que es tendencia, un gran bouquet blanco de peonías. Era un guiño a uno de sus sueños de la adolescencia. “Soy una gran amante de Gossip Girl, y me enamoré de las peonías desde pequeña. Se convirtieron en mi flor favorita. Las quería poco abiertas, para ver cómo evolucionaban durante el día. Me parece precioso ese proceso. Vicente (su ya marido) también sabía que eran mis flores favoritas y tenía claro que me acompañarían el día de nuestra boda. El ramo lo rematamos con una cinta bordada por mi abuela Sole, que lo hizo aún más bonito y especial”.
El último detalle fue el maquillaje. Como modelo, nuestra protagonista conoce a un sinfín de profesionales y finalmente apostó por el trabajo de Jehosua Vogele, para su look de belleza y su peinado deshecho. A pesar de la complicada elección, “decidí arriesgarme con alguien con quien aún no había trabajado… y fue todo un acierto. Me sentí muy guapa y, sobre todo, muy yo”, subraya.
Además, quiso llevar un segundo look en su gran día, un vestido de novia de David Koma, con escote palabra de honor y detalle de plumas. “Lo elegí porque me permitía mover bien los brazos y bailar libremente. Era un diseño muy bonito y muy yo, ideal para disfrutar al máximo de la fiesta”, comparte.
La historia de la boda de Jessica no empieza y termina con su look nupcial, sino que hay mucho más detrás. La valenciana conoció a Vicente durante la infancia. “Nos conocimos de pequeños, teníamos amigos en común. Coincidimos un verano en Altea, donde yo veraneaba y un día vinieron con sus padres, su hermano y él. Luego, en septiembre, empecé a ir al mismo colegio que ellos. Pero no fue hasta cuando yo tenía 13 o 14 años, y Vicente dos más, que empezamos a gustarnos y a filtrear. Además, él fue quien me dio mi primer beso, pero en ese momento no era nuestro tiempo: él no buscaba nada serio y yo estaba completamente enamorada”, relata.
Tuvieron que esperar cinco años más para reencontrarse, tras terminar el colegio. Aquello fue el inicio de un amor que, con su boda, ha dado un paso más. “Llevamos 12 años de relación, y estos últimos 5 a distancia, ya que él está viviendo en Egipto por motivos laborales. Así que, se puede decir que es mi segundo lugar de residencia”, desvela Jessica.
Su relación comenzó el 4 de enero de 2013 y la petición de matrimonio sucedió el 25 de agosto de 2023, en Maldivas, como si de una escena de película se tratara. "Reservó una isla privada que estaba muy cerca de nuestro hotel y pasaron a recogernos en lancha por la habitación para llevarnos allí, solo para nosotros durante unas horas, donde nos hicieron una cena al atardecer. Allí me pidió que pasara el resto de mi vida con él, al terminar de cenar. Ni en mis mejores sueños hubiese pensado que me pediría así matrimonio”, apunta Jessica.
Dos enclaves emblemáticos para su boda en Valencia
Su gran día llegó el pasado 12 de julio de 2025, con una ceremonia religiosa que tuvo lugar a las 18:30 horas en el histórico Monasterio de Santa Maria del Puig de Valencia. “Un lugar muy especial para nosotros”, reconoce. La celebración posterior reunió a sus invitados en la espectacular Cartuja de Ara Christi.
Jessica y su madre se encargaron de gran parte de la organización del enlace. Un proceso que le encantó: “ella ha sido mi gran apoyo y compañera durante todo el proceso. Lo hicimos con muchísimo cariño y dedicación”. De aquello guarda un recuerdo tan bonito como de otras escenas de la boda como su llegada al templo. “Fue muy especial ver a Vicente en el altar, y cómo ambos disfrutamos tanto de ese día, y lo felices que éramos rodeados de nuestros seres queridos y ver que ellos también disfrutaban junto a nosotros”.
"Nadie esperaba lluvias un 12 de julio, pero una semana antes el pronóstico no dejaba de marcar tormentas. La noche antes de la boda, a la una de la madrugada, estaba hablando por teléfono con Miguel de Cartuja de Ara Christi, que no puede ser mejor profesional, para decidir si pasábamos la cena al interior y si montábamos una carpa para el cóctel, cosa que finalmente fue un sí. Llovió muchísimo por la mañana, pero por suerte paró a tiempo y pudimos disfrutar de una tarde y noche con temperatura ideal".
En el ‘sí, quiero’ de Jessica y Vicente cada mesa del banquete estaba decorada de una forma diferente, aunque como patrón común escogieron una paleta que mezclaba blanco, verde y negro. Buscaban una decoración original y sencilla, con zonas más íntimas con poca luz, frutas y velas. “La decoración floral fue obra de El Taller de Clo, que supieron captar exactamente lo que tenía en mente. Y en el convite contamos con unas lámparas de Evencias que nos enamoraron desde la primera vez que las vimos y que sabíamos que tenían que estar sí o sí en nuestra cena”, puntualiza.
"Disfrutad de todo el proceso. Sé que es algo que se dice muy a menudo, pero es cierto, ese día pasa volando y cada momento hasta el día de la boda, se tiene que vivir con la misma alegría e intensidad, desde los momentos donde se lo contamos a la gente y compartimos esa felicidad con nuestros seres queridos, hasta la búsqueda del lugar, del vestido, la decoración… Y las despedidas que te organizan tus amigas".
"Hay una foto donde se me puede ver llorando dentro del coche y es porque cuando llegue y el coche paró frente a la iglesia, estaba mi hermano esperándome, que no había querido verme vestida de novia hasta ese momento, y me emocioné mucho al verlo a él solito esperándome allí, ya que estaba ya todo el mundo dentro de la iglesia", cuenta.
El sueño de Jessica para la jornada de su enlace se cumplió. Su abuelo la llevó al altar como siempre había querido y ella estuvo visiblemente emocionada. "Él es una figura fundamental en mi vida; me he criado con mis abuelos porque mis padres trabajaban mucho. Poder compartir con él ese momento tan importante fue algo que jamás olvidaré", revela.
Como última recomendación, tras agradecer a su madre su papel colaborador en el enlace, Jessica aconseja implicarse en todo, desde el enfoque del disfrute, paso a paso. En su caso, junto a su amiga María, dio forma a toda la papelería de la boda, “desde los meseros hasta las invitaciones” y aquello hizo la experiencia mucho más enriquecedora.