La historia de amor de Grace Kelly y el príncipe Rainiero III de Mónaco es un verdadero cuento de hadas. Pero más allá de su glamurosa boda y de un vestido de novia que todavía hoy sigue inspirando a las prometidas, hay una joya que cautivó al mundo y una historia menos conocida que la precede: la de sus dos anillos de compromiso.
Cuando Rainiero viajó a Filadelfia en la Navidad de 1955 para pedir la mano de Grace, lo hizo con una sencilla alianza que simbolizaba la eternidad. Esta pieza, elaborada con diamantes y rubíes, había sido creada por Cartier a partir de dos reliquias familiares y tenía un significado especial: los colores rojo y blanco de las piedras representaban la bandera de Mónaco, el principado que Grace estaba a punto de llamar hogar. Aunque la pieza era una muestra de amor y lealtad a su nación, se rumorea que el príncipe la consideró una opción temporal, una especie de "anillo de promesa", ya que sentía que no estaba a la altura de las fastuosas joyas que lucían las demás estrellas de Hollywood.
Lo cierto es que después de aquel sonado compromiso, Grace Kelly comenzó a grabar su última película, Alta Sociedad. En la trama, su personaje debía llevar un anillo de compromiso, pero el príncipe Rainiero, al enterarse de que se usaría una joya de utilería, decidió que su prometida merecía algo más digno de su estatus.
Fue así como encargó a Cartier un segundo y espectacular anillo de compromiso. Esta vez, la pieza central era un deslumbrante diamante talla esmeralda de 10,48 quilates, flanqueado por dos diamantes baguette. El majestuoso anillo, con un valor estimado de 4 millones de dólares en la época (equivalente a más de 38 millones hoy), se convirtió en un ícono de la elegancia y el lujo. Grace no solo lo lució en la película, sino que lo usó por el resto de su vida, consolidándolo como una de las joyas más famosas e inspiradoras de la historia.
El significado del anillo de tres piedras también encaja perfectamente con la historia de amor de la pareja, ya que se dice que cada diamante representa un momento clave de la relación: el pasado, el presente y el futuro. Más allá de su valor material, este anillo se ha convertido en un verdadero ícono cultural, inspirando a generaciones de novias y joyeros. Celebrities como Elizabeth Taylor, Beyoncé, Amal Clooney y Anne Hathaway han lucido anillos que recuerdan el diseño atemporal de Grace Kelly.
Tras la trágica muerte de la princesa en 1982, ambos anillos fueron entregados a la Casa de Grimaldi, la familia real de Mónaco, donde aún permanecen. A pesar de la gran repercusión que la noticia tuvo en diferentes países, parece que esta primera joya quedó olvidada por la historia.