Recibes una invitación y justo desde ese preciso instante, entre la ilusión y la indecisión, surge la gran pregunta: ¿y qué tipo de look de invitada me pongo para este enlace? Se inicia entonces el reto de dar con un estilismo acorde al entorno y al estilo de gran día que imaginan los novios. Y en ese mar de dudas conviene tener muy presente cuál es, a diferencia de las celebraciones religiosas, el protocolo de vestimenta de una boda civil.
Nos referimos a esas normas no escritas, pero sí asumidas por costumbre, que denotan que conocemos cómo vestir en estos acontecimientos y que marcan unos sanos límites, para evitar patinar cuando no está claro, por parte de los novios, cómo han de vestirse sus convidados. Hoy exploramos 10 reglas para ellas y ellos, que se deben cumplir, siempre que la pareja no haya dado instrucciones concretas sobre indumentaria en la invitación.

1. El escenario es clave
Cuando los invitados no reciben instrucciones acerca de su vestimenta, toca echar mano del protocolo y centrarse en aquellos elementos que nos dan una pista de cómo será la boda. Uno de ellos es el espacio en el que tiene lugar el gran día. Son muchos los escenarios que pueden acoger un ‘sí, quiero’, desde un mirador en la montaña hasta un chiringuito junto al mar y no para todos ellos será apropiado el mismo tipo de look. Por eso, antes de decidir, conviene ver qué tipo de boda y enclave han elegido los novios.

2. Nada de blanco
La regla de oro del protocolo de vestimenta en una boda, sea civil o religiosa, es no vestir blanco. ¿Por qué? Porque solo la novia va de blanco, el color reservado a su look nupcial, como protagonista del día. Por ello, salvo que la pareja indique lo contrario (porque organicen una celebración de corte mediterráneo en la playa y busquen ese dress code), no es apropiado llevar este color ni sus variantes, como el beis, el blanco roto u otros tonos neutros. Sí que es posible lucir un vestido de base blanca con algún estampado o llevar el blanco en una prenda superior, si el look tiene dos piezas, aconsejan los expertos.

3. Mejor evitar el negro
Las normas de etiqueta nos dicen que el negro no es un tono para acudir a una boda, por ser sinónimo de luto (no en todas las culturas sucede así). En los últimos años, sin embargo, esta regla no escrita se ha relajado, especialmente en ceremonias civiles, donde existe mucha más libertad en lo que a estilos y diseños se refiere y el abanico de opciones a vestir es más amplio. Por eso son cada vez más las invitadas que apuestan por looks en negro, pero siempre en versión estampada o, si el estilismo es liso, acompañado de accesorios a todo color.

4. Midi para el día y largo para la noche
El protocolo es estricto en esto. El vestido largo es una opción de la que solo pueden depender las madrinas (en ocasiones las madres de la novia) para acudir a una boda. No existen otros supuestos, entre las normas de etiqueta, que permitan a una invitada corriente lucir un diseño que roce el suelo. En los enlaces de mañana, sean civiles o religiosos, el largo indicado es el midi. Sí que es cierto que existe cierta flexibilidad en las celebraciones civiles, que son más desenfadadas y permiten que las convidadas lleven looks mini, tanto en el día como en la noche.

5. La cuestión del brillo
Como ya hemos comentado, la nota más festiva, los looks más llamativos y más cercanos a lo que se vestiría en una cena solemne o gala los reservaremos para la noche. Esto implica que los brillos se deban escoger únicamente para las celebraciones de tarde. No obstante, es posible que algunos tejidos con sutiles detalles brillantes puedan llevarse durante las ceremonias de mañana, siempre con tejidos más ligeros. Para la noche dejaremos las lentejuelas o la pedrería, siempre que esté en sintonía con el tipo de gran día que han ideado los protagonistas.

6. Elige tu mejor escote
Aunque la vestimenta más adecuada para una boda tradicionalmente no recomienda escotes excesivamente pronunciados, la gran ventaja del protocolo de un enlace civil es la flexibilidad. La invitada podrá elegir el tipo de escote con el que se sienta más favorecida, siempre teniendo en cuenta la clase de celebración que desean los novios (más formal o más relajada) y adecuarlo a su estilismo.

7. Hay unos tejidos para el día y otros tejidos para la tarde
Aunque la temporada es el factor principal a tener en cuenta para seleccionar tejidos en un look de invitada, también es importante saber la hora a la que tendrá lugar la boda. Por la mañana se pueden lucir diseños de tonalidades vivas, claras y estampados alegres y aunque la seda y las telas que imitan su efecto satinado son populares, también podemos encontrar punto e incluso lino y algodón. Por la noche, los tejidos más habituales serán aquellos más festivos, de mayor calidad o más lucidos, porque suelen ser protagonistas de los vestidos largos.

8. Tocados, ¿sí o no?
Es cierto que la costumbre nos dice que los tocados son piezas mucho más habituales en ceremonias religiosas, pero no existe ninguna norma de etiqueta, dentro del protocolo de vestimenta de una boda civil, que nos impida llevar estos accesorios en este tipo de celebraciones. No obstante, siempre es procedente recurrir al sentido común para decidir si se lleva o no alguna pieza de sombrerería y cuál de ellas es más adecuada, pues el estilo de pareja que se case será una de las cuestiones clave a considerar.
Un ‘sí, quiero’ en el campo por la mañana tendrá un look de unas características diferentes a un festejo celebrado por la noche en la ciudad. Los tocados grandes estarán reservados para bodas de mañana y el tamaño del complemento irá reduciéndose en función a lo cerca que esté de la noche la ceremonia. Los materiales también serán diferentes en función a la estación del año en la que nos encontremos.
Acerca de cómo colocarlo, Ana María Chico de Guzmán, fundadora de Mimoki, nos daba este apunte: “el protocolo original nos dice que el tocado debería ir sobre el lado derecho, pues así iremos cogidos del brazo del hombre con el brazo izquierdo. Esto solemos mantenerlo en el caso de las madrinas que hacen paseíllo del brazo de su hijo, pero en el caso del resto de invitadas el tocado se adapta al lado en el que más favorezca, por peinado, raya del pelo o volumen asimétrico del vestido”.

9. ¿Pueden ellos llevar esmoquin?
Cuando se indica en la invitación black tie o etiqueta es cuando se puede lucir esmoquin. Sin embargo, para ellos, el esmoquin suele tener cabida en eventos de gran formalidad, celebrados por la noche, como galas y eventos de noche. En España no es habitual verlo en bodas, tampoco en celebraciones civiles, pero puestos a elegir, el protocolo marca que esta vestimenta esté reservada a celebraciones solemnes que empiecen por la tarde. La respuesta es que no debería ser la primera opción en enlaces, salvo que los novios lo indiquen y salvo que la boda se celebre en el extranjero y este atuendo sea el común.

10. No es el momento del chaqué
Tradicionalmente, el chaqué masculino está reservado para las bodas religiosas. Es en este tipo de enlace donde es más habitual ver una prenda con gran popularidad en nuestro país. Es cierto que la etiqueta no establece este look masculino como propio de celebraciones civiles, pero hay prometidos que, siguiendo costumbres familiares, quieren que el novio lo lleve y, por tanto, el padrino y los invitados clave (testigos, si los hubiera) lo vistan. Ante la duda, los hombres, mientras que la invitación no especifique nada, deberán lucir un traje de chaqueta con corbata en bodas civiles. Hay enlaces, eso sí, en los que los novios buscan un ambiente distendido y looks casual, pero solo se echará mano de este estilo cuando los prometidos lo indiquen expresamente.