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Cuando Lourdes acompañó a su hermana para crear su look nupcial, tres años antes de comprometerse con Carlos, ya sabía a quién confiaría esta tarea tan importante. El 14 de junio, tras una larga organización, nuestra protagonista cruzó las puertas de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro del brazo de su padre con un vestido confeccionado en lino rústico y seda, obra de Alejandra Valero, para prometerse de por vida ante los ojos de Dios y su familia y amigos.
© Opalo"Cuando Carlos me pidió matrimonio, supe que tenía que ser ella quien hiciera mi vestido. Además, ya nos conocía mis gustos, nos entendíamos, no partíamos de cero. Alejandra consigue darle su toque personal a todo lo que hace, creo que podría identificar si un traje es suyo con una sola foto, y eso me encanta. Consigue unas texturas muy especiales y son diseños con mucho encanto", explica sobre qué fue lo que le conquisto para decantarse por una de las diseñadoras más solicitadas del momento.
© OpaloNos explica que cuando se prometió, empezó a guardar fotos de diseños que le gustaban, pero eran todos muy diferentes entre sí. "Si ves ahora todas esas imágenes, ninguna tiene nada que ver con lo que terminó siendo mi vestido", confiesa sobre este proceso que viven muchas prometidas.
© OpaloCuando se reunió por primera vez con su hada madrina no tenía nada claro, si quería mangas, si quería ir velada, si quería algo romántico o sofisticado… "En el atelier me presentaron una idea y me encantó. Luego fuimos haciendo algunas modificaciones, pero la esencia estaba definida desde el primer momento".
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© OpaloUn vestido de lino y seda
Para la confección, optaron por dos telas que a priori jamás habrías imaginado que encajarían tan bien, lino rústico y satén de seda. "El cuerpo asimétrico está creado con satén de seda combinado con lino rústico, y falda con lino rústico y puntillas bordadas a mano", explica. Una auténtica obra de arte artesanal.
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© OpaloDurante nuestra conversación recuerda que cuando le preguntaron cómo le apetecía diseñar la espalda, su respuesta fue "no me lo he planteado, no es algo en lo que me suela fija". Pero asegura que tras el proceso que compartió con su madre y su hermana, dio lugar a un acabado espectacular que dejaba la piel a la vista, y sí, fue el detalle que más le gustó.
© OpaloEl velo que encontró en un anticuario
Con una pequeña cola que encaja a la perfección con la idea de Lourdes, quiso añadir uno de los accesorios más bonitos del mundo nupcial: el velo. "¡El velo es una auténtica joya! Lo encontré un mes antes de la boda en un anticuario pequeñito de la zona del Rastro de Madrid. Es de principios del siglo pasado y en cuanto lo vi me enamoré", explica emocionada sobre este hallazgo que completó el vestido de sus sueños.
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© OpaloUna creación antigua que destaca por un delicado bordado en punto de cadeneta con motivos florales. "No estaba segura si quería ir con velo, pero encontrarlo fue una señal. Me pareció precioso y, aunque tenía que confirmar cómo quedaba con el traje, lo tuve claro. Me lo llevé a la siguiente prueba y encajaba. Parecía que lo habían hecho para mí: mismo tono, mismas texturas… Lo colocamos a modo capota".
© OpaloEl abanico pintado de su abuela
Además, eligió llevar uno de los complementos estrella del momento, un abanico. El suyo, antiguo, bastante grande y con siluetas de pájaros pintados a mano, apareció en casa de su abuela unas semanas antes de la boda de su hermana, quien lo lució cuando se vistió de blanco. "A mí también me ilusión llevar una reliquia familiar tan especial en mi gran día", expresa.
© OpaloPara las joyas, lució el anillo con el que Carlos le pidió matrimonio, y unos pendientes de una joyería vintage muy pequeñita de Madrid que sus suegros le regalaron en el día de la pedida. "Los pendientes, inicialmente era la parte de arriba de unos y la parte que cuelga de otros, ambos antiguos. Pedimos fusionarlos y quedó una combinación muy elegante. Las joyas antiguas me parece que tienen un encanto especial".
© OpaloA diferencia de otras prometidas, esta extremeña buscaba unos zapatos con personalidad. "Eran unas sandalias de tacón naranjas de Jimmy Choo. Me apetecía ir con color y sus detalles en dorado me parecieron perfectos. Y aunque me resultaron bastante cómodos, después del baile, me puse unas cuñas beige", confiesa tras este cambio exprés que no solo hacen las novias, también en las invitadas cuando inicia la hora de la fiesta.
© OpaloUn ramo de una sola flor
El ramo, compuesto de nardos blancos, fue regalo de una de sus mejores amigas. "Generalmente, me gustan más cuando es un único tipo de flor. En la cinta que lo envuelve llevé dos medallas que me regaló Carlos las últimas Navidades: una de la virgen de Lourdes y otra de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro".
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© OpaloDel maquillaje y peinado se encargó Álvaro Talayero. Tenía claro que quería ir con el pelo recogido, con un moño bajo sencillo, y al llevar el velo era la opción idónea. "Aunque no suelo ir con el pelo tan apretado, estuve cómoda y me sentí muy yo", relata. Y para el maquillaje buscaba un efecto natural pero con los ojos marcados.
© OpaloLa historia de amor
Lourdes y Carlos se conocieron en 2014, durante su primer año de carrera. "Mi colegio mayor estaba justo enfrente del suyo. Estuvimos juntos varios años y casi ocho años más tarde nos encontramos. En apenas 12 meses después nos prometimos. Los dos sabíamos que si la vida nos había vuelto a juntar era por algo. Hicimos nuestra una frase de una canción de Gus, Providencia111, que dice: 'yo no creo en la coincidencia, es parte de un plan divino que fue puesto en mi camino por Dios y la providencia'", explica emocionada.
© OpaloAl llegar al altar, nuestra protagonista tuvo un precioso gesto que hizo emocionar al prometido tan solo en los primeros minutos de la celebración: le entregó un pañuelo con esa frase bordada que le ha acompañado durante el noviazgo y la fecha de la boda.
© OpaloNos cuenta que la gran pregunta surgió dando por paseo por el campo. "Él llevaba el anillo colgado en la cadena de plata con una medallita de la Virgen de Lourdes que le regalé las Navidades pasadas para que no le notase la caja en el bolsillo. Y desde entonces, cuando volvemos al campo, andamos hasta el mismo punto donde me pidió matrimonio".
© OpaloLa boda en Madrid
Al ser de fuera de Madrid (ella de Mérida y él de Valencia) y vivir ahí durante años, la logística no era fácil, así que decidieron casarse en la capital el 14 de junio de 2024. "Fue en la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, y lo celebramos en Finca Saudade, del Catering Mentidero. La ceremonia fue muy emotiva. Lo ofició el sacerdote del colegio de Carlos que ha casado a todos sus amigos. Fue una boda muy personal y cargada de significado. Nos bendijo las alianzas con agua del manantial de Lourdes", nos cuenta.
© OpaloTras haber vivido esta preciosa experiencia, su recomendación es disfrutar el proceso. "Se lo digo a mis amigas que se van a casar en los próximos meses, que disfruten porque luego pasa todo muy rápido. Con respecto al traje, mi consejo es que se dejen asesorar y que busquen algún accesorio que les haga sentirse ellas mismas, en mi caso, combinar el vestido con joyas antiguas, el velo e incluso el abanico, me hizo sentirme en casa".
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