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En grandes celebraciones, las invitadas de edades maduras se decantan por looks con tonalidades que casen con su colorimetría. Aciertan gracias a la ayuda de sus diseñadores o como consecuencia de ese dominio para sacarse partido, desarrollado con el paso de los años. Y es que en las redes sociales no solo triunfan las más jóvenes con sus elecciones de estilo, las madres de los novios son el centro de todas las miradas y sirven de inspiración a otras muchas que llegaran detrás. Al grupo de las madrinas estilosas pertenece Ana, que ha cosechado numerosos piropos con su estilismo viral, en tono rosa grisáceo, compuesto por un vestido con volantes, capa de terciopelo, gargantilla de perlas y mantilla clásica. Charlamos con ella para conocer cómo dio forma a una propuesta tan favorecedora y cuál es la historia de cada pieza.
© Couche StudioUn gran día en el corazón de Sevilla
Es posible que en las últimas semanas te hayas cruzado con el look de Ana entre las cuentas dedicadas a volcar la mejor inspiración nupcial, pero, aunque la popularidad de sus imágenes es relativamente reciente, el enlace de su hijo no tuvo lugar en primavera, sino a finales de invierno. Concretamente, fue el 22 de febrero de este año cuando nuestra protagonista vivió una emocionante jornada que la llevó hasta el corazón de la capital andaluza. “La boda fue en Sevilla, porque mi nuera y toda su familia son sevillanos. No me pudo hacer más ilusión que mi hijo se casase allí”, nos cuenta. Y es que, reconoce, “Sevilla es muy especial”.
© Couche StudioVolantes en el vestido y un favorecedor escote
Tratándose de un ‘sí, quiero’ en el ecuador del invierno en una de las zonas más cálidas de nuestro país, Ana necesitaba abrigarse, pero no en exceso. Por eso se decantó por una capa corta de un tono gris malva, que casaba a la perfección con el vestido nude grisáceo que llevaba debajo y que le permitió contar lograr dos looks (al quitar y poner esta prenda de abrigo). El diseño era una creación de Fátima González Atelier. “Elegí a Fátima porque amigas mías han llevado vestidos suyos en bodas de sus hijos y me encanta como trabaja con gasa, que era la tela que yo quería para mi vestido”, nos explica.
En ella encontró una aliada que supo entender lo que buscaba y que logró un resultado elegante y atemporal. “Fátima es encantadora y cose de maravilla. Enseguida nos entendimos y captó mi idea. Hizo que el proceso fuera fácil y bonito”, apunta Ana. De la experiencia se llevó un gran sabor de boca y un vestido con corte imperio, escote cuadrado (uno de los que más estilizan), tablas en el pecho, mangas ablusadas y una falda con cuatro volantes.
Aunque en algunas ocasiones realizarse un vestido a medida supone tratar de imaginar cómo quedará, pues es una relación de confianza la que se crea entre diseñadora y cliente, en el caso de nuestra protagonista, la idea base era muy clara. “La inspiración es un modelo de Valentino del año 2006. Tenía claro que si llevaba mantilla tenía que ser ese modelo adaptado a mí”, revela.
© Couche StudioLlevar mantilla contra todo pronóstico
En el look de madrina tiene tanto peso la prenda como los accesorios que la acompañan y en el caso de Ana era obligado consultarle acerca de su mantilla. Era una pieza familiar que llevó contra todo pronóstico. “Mi hijo me pidió que llevara mantilla, cosa que a mí no me apetecía mucho, la verdad, porque si la llevas, el traje está condicionado totalmente a ella”, admite. No obstante, como era deseo del novio, no se resistió a hacerlo realidad, a pesar de tratarse de un complemento que considera “difícil de llevar”. Consecuencia de ello, surgió un divertido debate en el atelier: “en todas las pruebas nos reíamos con este tema. Toda la vida diciendo que nunca la iba a llevar y al final la llevé”.
© Couche StudioSe trataba de una pieza con mucha historia que acompañó con joyas también pertenecientes al legado familiar, que no pasaron desapercibidas. “Mi mantilla es de mi familia materna. Somos de Granada y es muy bonita, por ello me animé. Me trae recuerdos de toda mi vida”, comparte. Así fue como el elemento que menos pensó se transformó en un complemento con el que hacer un homenaje a una parte importante de sus seres queridos.
© Couche Studio© Couche StudioConsejos para el enlace de un hijo
Como muchas otras madrinas de boda, el reto era dejar una bonita impronta y ella superó toda expectativa. “La única impresión que quería causar era que mi hijo estuviera orgulloso de mí”, concede. Por eso, cuando le consultamos qué fue lo que más le gustó de una jornada memorable, lo tiene claro: “lo más especial fue entrar en la Iglesia de San Lorenzo con mi hijo Juan. Nunca lo olvidaré”.
En sintonía con este amable recuerdo, deja su consejo para conseguir un estilismo de madre del novio elegante. “Todas las madrinas deberíamos disfrutar de nuestros hijos el día de sus bodas, como yo lo hice. Es maravilloso verlos tan felices e ilusionados y si esa es la actitud, el look será ideal”. Porque la actitud y la ilusión lo son todo para que un look se vea realmente espectacular. Como decía Lola Flores: “el brillo de los ojos no se opera”.
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