El pueblo cordobés de Palma del Río ha sido el lugar en el que la diseñadora Victoria Ortiz Martínez-Sagrera y el empresario y jugador de polo Jaime Serra Díez se han convertido en marido y mujer este sábado, 28 de junio. Una ceremonia religiosa íntima y emotiva celebrada en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, a la que llegó del brazo de su padre, desvelando el secreto mejor guardado: su vestido de novia.
La que actualmente trabaja para la marca andaluza IQ Collection, dirigida por Inés Domecq, es experta en moda. Está al tanto de las tendencias que se suben a las pasarelas, por eso no nos extraña la impecable elección nupcial que nos ha enamorado. Se trata de un vestido de líneas clásicas, con cuerpo ligeramente encorsetado que realzaba su figura, favorecedor escote cuadrado y largas mangas de tul.
Al igual que la sobrefalda de tul, que inesperadamente no era blanca, sino de un bonito y original tono vainilla que aportaba un aire aún más romántico al conjunto. ¿Quién firma esta obra de arte? Nada más y nada menos que una de las marcas más buscadas por las prometidas españolas que quieren diseños sencillos pero con detalles con los que puedan marcar la diferencia: T.ba, fundada por las hermanas López de Carrizosa.
Victoria completó su look soñado con un elegante moño pulido estilo bailarina y un maquillaje veraniego a cargo de Julia Hidalgo, la misma profesional que ha trabajado con nuestras novias virales andaluzas. Como accesorios —nos asegura a ¡HOLA! la propia novia— lució unos pendientes de diamantes de la prestigiosa marca de joyas Ansorena, y un divertido ramo protagonizado por largas ramas verdes con flores blancas, concretamente anémonas.
Tras el primer baile como marido y mujer, nuestra protagonista no llevó un segundo look, pero sí se soltó el largo cabello rubio, dejándolo suelto con ondas desenfadadas y una corona de flores con apliques joya que caían estratégicamente sobre los mechones. Un cambio exprés con el que creó una imagen etérea que se convertirá en pura inspiración para las futuras novias.
En esta fecha tan especial, la pareja estuvo acompañada de grandes amigos, que se dirigieron hasta el cortijo Monte Alto, una finca familiar centenaria situada en plena Sierra de Hornachuelos, reformada por la bisabuela de Victoria, para celebrar su amor. Carmen de la Puerta, Teresa Baca, Inés Domecq e incluso , entre otras, no quisieron perderse esta esperada boda.