Se cumplen 12 años de la boda de la princesa Magdalena, hija de los reyes Silvia y Carlos Gustavo de Suecia, y el empresario británico Chris O'Neill, quien, a pesar de llevar más de una década perteneciendo oficialmente a la familia real sueca, renunció a sus títulos para poder continuar con su actividad profesional. Con motivo de esta fecha tan especial, recordamos el impresionante vestido de novia (y las joyas) que lució duquesa de Hälsingland en su gran día.
Un vestido de novia diseñado por Valentino
La Princesa confió en uno de los diseñadores más emblemáticos de la industria de la moda: Valentino Garavani. El italiano fue el artífice de este romántico vestido de novia tan favorecedor como eterno que, sin duda, inspiró (y sigue inspirando) a miles de mujeres en todo el mundo. A la llegada de la novia a la capilla del palacio real sueco, pudimos descubrir por fin el esperado secreto y ver el vestido.
Magdalena eligió un precioso diseño realizado en organza de seda plisada, decorado con aplicaciones de encaje Chantilly color marfil, el cual sorprendió por su escote barco y su manga corta, que le permitieron presumir de tonificados brazos. Contaba con un elaborado cuerpo bordado, ligera abertura en la falda, corte a la cintura y voluminosa falda con cuatro metros de cola.
Como casi todas las novias reales, la princesa de Suecia completó su estilismo nupcial con un largo velo, un diseño en organza de seda ribeteado con tul y con pequeñas flores bordadas en encaje de Chantilly que partía de su moño.
Lo que quizá no es tan conocido es que el mismo día de la boda, al ponerse el vestido, Magdalena notó que le quedaba demasiado grande, probablemente debido a la pérdida de peso por los nervios. "Me sentí un poco como la Cenicienta, porque el vestido mide 1,40 metros de largo y las costureras italianas corrían como ratoncitos pequeños cosiendo el vestido para que me quedara bien. Papá (el rey Carlos Gustavo) esperaba pacientemente en la puerta mientras yo me ponía muy nerviosa al escuchar las campanas de la iglesia mientras aún me estaban cosiendo el vestido", explicó en el documental sueco Kungliga brudklänninga (Vestidos de novia reales), producido por la cadena pública SVT y emitido en mayo de 2019.
En este mismo espacio reveló otra de las anécdotas más divertidas del proceso creativo del vestido. Tal como contaba la Princesa, durante las pruebas del vestido en el atelier de Valentino en París, el diseñador llevó consigo a sus carlinos, que no dudaron en tumbarse sobre la tela del vestido. "Las pobres costureras italianas se tiraban de los pelos. Fue un proceso muy divertido para hacer el vestido", aseguraba.
La esperada (y espectacular) tiara
Uno de los grandes misterios de toda boda royal es si la novia llevara tiara y, en caso afirmativo, cuál elegirá. Magdalena se decantó por la conocida como 'Fringe', del rey Carlos Gustavo, que, a día de hoy, sigue siendo una de sus preferidas. La llevó adornada con flores de mirto, una tradición que desde hace años cumplen las novias de la Familia Real sueca, que incluyen estas flores en su ramo o adornando el pelo como guiño a la princesa Margarita de Connaught.
Asimismo, llevó unos llamativos pendientes de brillantes en forma de lágrima que daban un extra de luz a su rostro, los cuales se apreciaban a la perfección gracias al peinado, un clásico y elaborado moño bajo que despejaba su rostro y aportaba un toque de belleza atemporal. El maquillaje también fue sofisticado e ideado para no pasar de moda, poniendo énfasis en realzar su característica y preciosa mirada azul.
Un ramo elegante y atemporal
Como ramo, la novia recurrió al clásico bouquet, compuesto por flores blancas de jardín, lirios del valle y el mirto tradicional de Sofiero. Una composición sencilla y pequeña que funcionaba fenomenal con su vestido y nunca pasa de moda.
Como zapatos, se calzó unos stilettos blancos de punta afilada y tacón fino, una opción sofisticada y fácil de reciclar posteriormente que seguro enamora a las novias más clásicas y elegantes.
A día de hoy, Magdalena de Suecia sigue estando considerada como una de las novias reales más inspiradoras gracias a este diseño de origen italiano que combinaba tendencia, romanticismo, elegancia y atemporalidad.