En la historia de toda novia hay referentes, mujeres cuyos looks han servido de inspiración y enlaces que hacen soñar por sus detalles. En el caso de Marina, que se casó el pasado mes de diciembre con un espectacular vestido que ha cautivado a las redes sociales, había varios espejos en los que mirarse. “La moda siempre me ha fascinado, y mucho antes de mi pedida, ya fantaseaba con cómo sería mi vestido de novia. Durante años, he leído revistas y artículos sobre novias y bodas, y me sentía especialmente atraída por los vestidos de figuras icónicas, como Grace Kelly y Sassa de Osma, entre otras celebridades y miembros de la realeza. Aunque si tengo que destacar alguna, Chanel y su icónica chaqueta de tweed fue, sin duda, una de mis principales inspiraciones”, nos desvela ella misma. Así sentó las bases de su diseño con péplum y una espectacular cola, para el que confió en el cordobés Rafa Valverde.

El tweed, el tejido favorito de las novias de invierno
Desde el principio, nuestra protagonista tuvo claro cuáles eran los imprescindibles que debían estar presentes en su ansiado look de novia. Los definió así: "quería un vestido con el que me sintiera yo misma y que reflejara mi estilo personal. Sabía que tendría líneas rectas, volumen, cuello alto y que llevaría velo”. Y todo ello lo cumplió gracias al atelier del diseñador, que fue su primera y única opción para dar forma al estilismo.

“Lo conocí gracias a varias de mis mejores amigas, quienes también habían confiado en su talento para sus propios vestidos y otros eventos especiales. Me encantaba su estilo por su elegancia, la delicadeza de su costura y la sutileza de sus diseños. Recuerdo que, desde la primera reunión en su estudio, Rafa captó a la perfección la idea que tenía en mente y me transmitió una confianza enorme”. Son las palabras que Marina dedica al creador de su traje nupcial, a las que añade que el proceso de confección de la pieza y cada una de las pruebas fueron un auténtico placer, por lo que reconoce que volvería a elegirlo.

En su primera cita, llevó varias ideas, imágenes de vestidos que le inspiraban y se las enseñó a Rafa Valverde. Para nuestra protagonista, la selección de los tejidos era de vital importancia y el diseñador supo dar en el clavo para crear un inolvidable estilismo invernal. “Quería que el tejido tuviera cuerpo y, considerando la fecha de la boda, descartaba las telas finas. Ya en ese primer encuentro dimos con la elección perfecta: un tejido de tweed con micro lentejuela que aportaba un brillo sutil y elegante. Sin duda conseguimos el efecto que buscábamos”, apunta.

Péplum para marcar su silueta
El resultado fue un diseño de líneas rectas, capaz de estilizar la silueta, con una cola de tafetán muy vistosa y elegante y muy volumen. “Para acentuar la cintura, se enfatizaron los hombros (un sello distintivo del diseñador) y se incorporó un péplum que definía la silueta. Al tratarse de un diseño pensado para la temporada de invierno, se añadió un cuello perkins, que aporta sobriedad y elegancia”, señala.


“A lo largo de las diversas pruebas, ajustamos algunos detalles. Inicialmente, tanto el cuello como las mangas iban a ser cerrados, pero finalmente decidí dejarlos abiertos. Además, se incorporaron galones deshilachados que aportan textura en el contorno del péplum, junto con botones en el mismo tejido. En cuanto al cinturón, fue sin duda el elemento clave para definir y realzar la cintura”, reconoce.

La magia de la última prueba
La última prueba, admite Marina, fue verdaderamente emotiva, pues estuvo presente su hermana mayor, que no había podido verla vestida de novia antes. Para nuestra protagonista, su opinión era muy importante. “Ella vive en Dubái y, aunque estuvo al tanto por fotos, quería que la primera impresión fuera en persona. Su llegada a España unos días antes de la boda y el instante en que nos vimos en la sala de pruebas fue mágico; nos miramos y no podíamos dejar de llorar. En ese momento de felicidad, las palabras sobraron por completo”, recuerda emocionada.

Rafa Valverde también confeccionó el velo que lució nuestra protagonista, un complemento con cuerpo, que tenía aspecto fluido y nada rígido y que casaba a la perfección con el estilismo, al igual que los zapatos, que eran un diseño de Pedro Miralles con tacón alto, un calzado con el que aguantó toda la boda.

Cola desmontable
Marina no se cambió de vestido de novia, pero sí optó por un diseño versátil, al que pudo retirar la cola para estar más cómoda. “No me apetecía quedarme con un vestido de novia convencional para el resto de la celebración. Por eso, al llegar al banquete, transformé mi look: me solté el pelo y lucí mi vestido de una forma diferente pero conservando su estructura principal”, sostiene.


Un ramo de novia de temporada
En lo relativo al resto de accesorios, esta novia confió en aquellos que tenían un simbolismo especial. Llevó su anillo de compromiso con zafiro central, de Suarez y un ramo de novia de Andaluflor que le regaló su amiga Ana, junto a la cinta, que era la medida de la Virgen del Pilar. “Lograron crear justo lo que buscaba: un ramo elegante y no demasiado grande, con flores de temporada y un toque navideño. Estaba compuesto con ramitas de eucalipto, ilex y astilbe granate, entre otras”, indica.

La guinda del look la puso su elección en clave de belleza, del que se encargó su gran amigo Pepe Vargas, a quien ella misma define como un maquillador excepcional. Escogió destacar los labios y marcar los pómulos y, en lo referente al peinado, se decantó por un recogido de bailarina pulido y sencillo, para despejar el cuello, que se soltó durante el banquete dejando unas ondas. “Nuestra gran amistad y su talento hicieron que fuera la elección natural para maquillarme y peinarme ese día, ya que había confiado en él en muchas otras ocasiones y conocía mis gustos a la perfección. Así que no tuve ninguna duda”, aclara acerca del estilista.

Una boda en Puente Genil, Córdoba
Estos fueron los ingredientes del estilismo de Marina, que se casó con Adolfo en Puente Genil (Córdoba). Ella es sevillana y el es natural de esta localidad andaluza. Se conocieron siendo unos adolescentes. "Yo estaba de visita con una amiga cuya familia residía allí y Adolfo formaba parte de su círculo. Nos presentaron una tarde de verano, pero perdimos el contacto y la vida nos llevó por caminos muy separados, literalmente, ya que yo me fui a vivir a Australia”, relata.


Sin embargo, en 2019 los caminos de ambos se volvieron a cruzar en Sevilla. “Desde aquel momento, no hemos vuelto a separarnos. Como dato curioso, compartimos el mismo día de nacimiento, el 4 de octubre, con tan solo un año de diferencia”. Y su enlace llegó, tras cuatro años de relación y una pedida en el verano de 2023 en Sevilla, el 14 de diciembre de 2024 en la iglesia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Puente Genil (con la que el novio tiene una gran vinculación), una ceremonia a la que sucedió una celebración en Hacienda Molino Blanco.

Del espacio, Hacienda Molino Blanco los novios solo tienen buenas palabras: “nos apasionó desde primera hora por los cuidados y diversos espacios que ofrecía”. Los aperitivos, nos dicen, se sirvieron en una cúpula de cristal con vistas a los olivos. Un momento que estuvo amenizado por el grupo Cosita Wena. “Para el banquete, los invitados se trasladaron al salón principal de la hacienda. Un espacio con muros de piedra y amplios ventanales que junto con la decoración navideña crearon un ambiente único y muy acogedor. La fiesta de nuestra vida (aún nos recordamos volando a hombros de nuestros amigos), tuvo lugar en el patio central. Mysound consiguió hacerla épica”, comparte Marina.


"Cuando llegué al altar y tras abrazar a Adolfo, le pedí que me quitara el velo. Él, que evidentemente no sabía si iría velada, no tenía muy claro cómo debía quitarlo, por lo que lo dobló a la altura de la frente dejándolo encima de mi cabeza (eso sí, de forma muy minuciosa). Fue su madre quien tuvo que decirle en el momento que me lo retirara por completo. Este gesto tan espontáneo pasó desapercibido pero nos hizo reírnos mucho y siempre lo recordamos como una anécdota divertida", nos cuenta.

Organizar una boda sin wedding planner
Marina y Adolfo no quisieron contar con wedding planner en su gran día. Renunciaron a esta figura porque querían contar con unos proveedores concretos y tuvieron la suerte de lograrlo con los profesionales que buscaban desde el primer momento. Aunque fueron unos apasionados de los preparativos de su boda, el día señalado optaron por un equipo de coordinadoras para poder despreocuparse. “Las azafatas de Emejota Eventos nos ayudaron a coordinar todos los detalles y se encargaron de la organización”.

Nos explica nuestra protagonista que en la organización del ‘sí, quiero’ es imprescindible “ser fiel a tu estilo y a tus gustos. No dejarte influenciar por las tendencias o novedades que puedan hacerte dudar, y priorizar en aquellos aspectos que para vosotros son más importantes”. Además, en su caso tuvo que hacer frente a las previsiones de mal tiempo, pero el clima cambió contra todo pronóstico: “tras las varias docenas de huevos que mis padres llevaron a Santa Clara, aquel día se hizo el milagro”.

El enlace tuvo lugar en diciembre, pero esto no impidió que los invitados pudieran disfrutar del aire libre. A ello se sumó que dadas las fechas, los novios optaron por una decoración de inspiración navideña, tanto en la ceremonia como en el banquete. “Desde el adorno floral de la entrada de la iglesia, hasta su interior, que lucía con el altar repleto de pascueros y banderolas de tela burdeos que colgaban de las columnas. Un precioso nacimiento de la iglesia también fue testigo de nuestro ‘sí, quiero’. En cada rincón de la hacienda también se respiraba Navidad”.

Decoración de ensueño
En la Hacienda Molino Blanco les esperaba un camino de flores de pascua, un árbol navideño a modo de seating plan, una mesa infantil con mantel de cuadros y cascanueces, una chimenea encendida y “un pequeño nacimiento que recibimos días antes como regalo de dos grandes amigos -y testigos-, nos hicieron llegar hasta un patio, antesala del salón”.

A los centros de flores que había en el convite se sumaron estrellas colgantes de terciopelo y velas encendidas. Combinaron manteles camel con servilletas verdes de cuadros escoceses, frutos de temporada y meseros en forma de collages. Todo ello fue un trabajo del catering Alfardos y Andaluflor. “Además, se incluyó cubierto dorado y un christmas para cada invitado, donde felicitamos la Navidad y celebramos la vida”, recuerda.

La pareja quiso sorprender a sus invitados con unos churros con chocolate. Fueron grandes aliados contra el frío propio de un enlace de invierno. Para lograrlo montaron el clásico puesto de las fiestas de pueblo y causó sensación.


"El día de la boda considero fundamental que los novios estén siempre juntos, viviendo y saboreando cada instante en común. Y cómo no, transmitir desde el minuto uno, la felicidad que se siente, pues los invitados estarán tan entregados como estén los novios. Para nosotros fue muy importante tener en cuenta que el día se vive una sola vez y que la confianza en los proveedores debe ser plena, ellos se encargarán de cualquier detalle y los novios solo deben pensar en celebrar y disfrutar", apunta.

Los momentos más especiales del día
Cuando consultamos a Marina, para concluir, qué momentos recuerda con especial ilusión de ese día, ella no puede escoger uno, porque fueron muchos los instantes que hicieron esta jornada especial. "El encuentro con Adolfo en el altar y sentir su emoción en la mirada al verme llegar. No podíamos dejar de mirarnos, fue una de las emociones más bonitas y fuertes que hemos vivido. Disfrutar con mis dos hermanas, Rocío y Paula, a las que adoro, y que no se separaron de nosotros en ningún momento. Verlas juntas, y ver en sus ojos tanta emoción y alegría, atendiendo a cada detalle, es sin duda uno de los mejores recuerdos que tendré de este día".

"Entré a la iglesia acompañada por mis primos, que fueron los niños de arras. Mi familia es muy numerosa y siempre me había hecho ilusión que fueran ellos los que me llevaran las arras y las alianzas ese día. Me encantó vernos rodeados de nuestros amigos y familiares, y ver sus ganas de disfrutar y pasarlo bien en todo momento. Sin lugar a dudas, otro de los momentos más especiales fue cuando entregamos durante el banquete los ramos, tanto a las madres como a mis hermanas. Fue una gran sorpresa para ellas que nunca olvidaremos. Y por supuesto, si tuviera que quedarme con otro momento del día, sería con el abrazo de mis abuelos al terminar la ceremonia".

Proveedores
Catering: Alfardos.
Vestido de novia: Rafa Valverde.
Traje de novio: Dappers.
Anillo de pedida y alianzas: Suarez.
Adorno floral y ramo novia: Andaluflor.
Fotógrafa: Mónica Ortega.
Vídeo: Magnodream.
Hacienda: Molino Blanco.
Grupo cóctel: Cosita Wena.
Dj: Mysound Festival.
Wedding planner: Emejota azafatas.
Reloj novio: TAG Heuer.
Mantelería: Eventoh.
Invitaciones: Invitarte.