¿Se le puede dar una segunda vida al vestido de novia?

Desde aprovechar algunas partes en looks de invitada a destinarlo a fines solidarios

Por Regina Navarro

Las novias españolas suelen gastar una media de 1.700 euros en su vestido, un diseño que van a utilizar una sola vez en su vida. Se trata de una prenda que, en muchos casos, está creada a medida y pensada para respetar no solo los gustos, sino para reflejar el estilo y la personalidad de cada chica. Algo que hace que no todas puedan sentirse representadas por él. Además, las tendencias cambian cada poco tiempo y eso dificulta la herencia de estos modelos entre madres e hijas. Y aunque algunas novias y firmas apuestan por materiales reciclados para que estos diseños sean más sostenibles, lo cierto es que casi nadie les da una segunda vida u oportunidad a un vestido de novia. Para remediarlo, Pronovias propone hacerlo, y de forma solidaria.

La firma española se ha unido a Brides do Good, una entidad sin ánimo de lucro con sede en Londres, que trata de empoderar a las jóvenes vulnerables de todo el mundo, ofreciendo una forma original y diferente de dar a los vestidos nupciales una segunda vida. "A través de esta innovadora asociación, Pronovias anima a todas las novias a que donen sus preciados vestidos de novia en su establecimiento Pronovias más cercano, que se encargará de entregarlos a Brides do Good para que sean revendidos y vuelvan a enamorar. Los ingresos de cada vestido de novia vendido a través de esta entidad se destinarán a programas sociales internacionales que aspiran a empoderar a mujeres y niñas vulnerables y garantizar que reciben la ayuda y educación que les permitirá labrarse un futuro. Además, por cada vestido donado, Pronovias aportará un vestido de su propia colección, por lo que el impacto de esta colaboración será doble", explica la firma en un comunicado de prensa. Un movimiento social que se está difundiendo bajo el hashtag #MyDressxHerFuture y del que se sienten muy orgullosos desde la entidad. "Juntos, creamos un movimiento positivo con una propuesta sencilla: los vestidos de novia como instrumento solidario. Creemos que todo niño tiene el derecho fundamental a recibir una educación y a disfrutar de una infancia segura y feliz. Enfocando la industria nupcial desde una perspectiva diferente y animando a las novias a que marquen la diferencia con sus vestidos, podemos transformar la industrial y ofrecer a todas las mujeres un futuro mejor", explica Chantal Khoueiry, fundadora de Brides do Good.

Ellas ya reciclaron un vestido de novia

Es posible que recuerdes que la actriz Keira Knightley eligió para su boda con James Righton, celebrada en mayo de 2013 en la Provenza francesa, un vestido por encima de la rodilla, de estética bailarina, diseñado por Karl Lagerfeld. Un increíble diseño que vuelve a ser tendencia y que Keira lució apenas unos meses después de su boda, en la gala Serious Fun Children's Network celebrada en diciembre de ese mismo año. Pero quizá, lo más llamativo es que la actriz no solo lo recicló para aquella gala, sino que lo había llevado años antes de su boda, en una fiesta celebrada antes de los premios Bafta de 2008. Aunque su caso es excepcional, no es la única mujer que ha optado por reciclar un vestido para su boda.

Un caso muy llamativo fue, también, el de María Amparo. Ella explicaba en una entrevista concedida a HOLA.com que, cuando era pequeña, se enamoró del vestido de novia de su madre. Siempre tuvo claro que le gustaría dar su 'sí, quiero' con aquel diseño que su madre encargó en Valencia al emblemático modisto Álex Vidal. "He escuchado mil veces la historia de cómo diseñaron su vestido en tan poco tiempo y lo feliz que fue con el resultado. Es impresionante cómo un trabajo hecho con tanta profesionalidad y con un tejido de esa calidad se conservara en tan buen estado", explicaba. Lo mejor es que consiguió cumplir su sueño. En el atelier de la firma Navascués se encargaron de confeccionar para ella un vestido de corte clásico, muy sencillo y minimalista, con una impresionante sobrefalda de seda salvaje creada con el vestido de su madre, que se quitó para la fiesta.

También hay chicas que optan por reutilizar una parte de sus looks para eventos posteriores, sobre todo si se trata de vestidos compuestos por varias piezas como falda, top o chaqueta. Prendas a las que es fácil dar una segunda oportunidad tanto en looks de invitada como estilismos más informales. La diseñadora Inés Martín Alcalde, por ejemplo, confesaba en sus stories que con la tela que le sobró tras confeccionar la bomber de encaje con la que completó su estilismo nupcial, remató la capa con la que tiempo después bautizó a su hija Inés. Otras, las menos nostálgicas, incluso se atreven a ponerlo a la venta en plataformas de ropa de segunda mano, como Wallapop o Vinted, en las que no es necesario rebuscar demasiado para encontrar vestidos de novia de los estilos más variados.