La semana de la entrega de los Premios Nobel es una repleta de compromisos oficiales para los Bernardotte, que se han reunido una vez más este miércoles por la tarde para las audiencias oficiales y su posterior cena con los galardonados en el Palacio Real de Estocolmo. Una noche en la que no han faltado anécdotas para nosotras, las expertas en moda, empezando por los looks que han elegido las protagonistas de la velada. Una de ellas es la princesa Victoria de Suecia, quien ha llegado ataviada al sala de conciertos de la capital sueca donde se han congregado los galardonados con un impresionante traje de gala que consolida el distintivo estilo de la heredera al trono del país nórdico.
Arrancó una semana especialmente significativa para Suecia y Noruega y, por extensión, para sus Casas Reales. Es 10 de diciembre y ambos países acogieron de forma simultánea la entrega de los Premios Nobel, dos ceremonias solemnes que culminaron varios días de actos culturales, charlas, exposiciones y encuentros, con Estocolmo como gran epicentro. El lunes 8 de diciembre fue Victoria de Suecia quien inauguró oficialmente esta intensa agenda con la apertura de Nobel Week Lights, una exposición artística y lumínica que llenó la capital de instalaciones de luz, y dos días después ha llegado el momento más esperado: las audiencias oficiales y el tradicional banquete con los premiados, auténtico broche final de la semana Nobel. Una cita en la que, edición tras edición, la princesa heredera volvió a demostrar que sus estilismos estuvieron siempre a la altura de la relevancia y el simbolismo del evento.
Victoria de Suecia rescata en los Nobel un vestido de gala de su madre, la reina Silvia
Lo que nadie esperaba, sin embargo, era que la princesa Victoria se decantara por un diseño no solo repetido, pues esto es ya una costumbre instaurada entre las mujeres de la realeza que mejor visten, sino directamente sacado del baúl de los recuerdos de los Bernardotte. En lugar de rescatar un vestido de gala entre los muchos que guarda en su armario, como aquel azul marino de tul de H&M que también tiene nuestra reina Letizia, ha decidido hacer un precioso guiño a su madre, la reina Silvia, reutilizando uno de los looks reales más alabados en la historia de estos galardones. Estamos hablando de una creación de estilo arquitectónico con la que ella, la esposa del rey Carlos Gustavo de Suecia, nos había dejado boquiabiertas mucho antes, y que sienta -a pesar del paso del tiempo- como un guante a su hija mayor.
Esta instantánea nos transportó al pasado, más específicamente 31 años atrás, cuando la reina Silvia de Suecia, lució exactamente el mismo diseño de gala para el banquete del Premio Nobel de 1994. Por esta razón, sabemos que se trata de un vestido de noche de zibelina, un ribete especial tipo faille de origen francés que ya no se fabrica, y que fue obra del modisto Jacques Zehnder, confeccionada a medida para la aristócrata nacida en Alemania y mujer del actual monarca sueco.
La prenda es distinguible por su escote geométrico y asimétrico, que deja los hombros al descubierto cual palabra de honor y se ciñe a su torso como un corpiño y gracias al cinturón del mismo tejido que termina de marcar la silueta. De la cintura nace una voluminosa falda larga y plisada, también asimétrica, que desvela una capa subyacente a contraste en seda color negro, la cual solo se asoma tímidamente por el lateral y, aun así, consigue dar el golpe de efecto necesario para cautivarnos.
Estas fueron las joyas de la reina Silvia en 1994
En aquella ocasión, la monarca aderezó el look con la tiara de diamantes de la reina Sofía que en ocasiones recibe el nombre de "la Tiara de Nueve Puntas", porque, como se puede apreciar a simple vista, tiene nueve puntas de diamante repartidas por la parte superior. Su propietaria original fue Sofía de Nassau, reina consorte del rey Oscar Il. Tras la muerte de Sofía, la tiara fue heredada por su hijo, el rey Gustavo V, pero la esposa de este, la reina Victoria, nunca la usó, y acabó cayendo en manos de su nuera, quien sería reina Luisa de Suecia (Lady Louise Mountbatten), la segunda esposa del abuelo del actual rey Carlos Gustavo.
Hoy en día, la tiara la usa principalmente la reina Silvia, aunque también la han lucido varias hermanas del rey y la difunta princesa Lilian. Brígida de Suecia, de hecho, hizo una aparición memorable con la tiara en la boda de su sobrina, la princesa heredera Victoria, en 2010, al ponerse la pieza sobre la frente, como hacía la mencionada reina Luisa.
En cuanto a los pendientes, eligió el par bautizado por Karl Johan, primer miembro de la familia reinante actual, los Bernadotte. Jean Baptiste Bernadotte fue uno de los líderes militares de confianza de Napoleón antes de ser elegido rey de Suecia y adoptó un nuevo nombre, Karl XIV Johan tras su ascenso al trono en 1818. Estos pendientes de diamantes datan de su época de reinado (1818-1844) y presentan tres brillantes superpuestos, de los cuales cuelga un gran colgante en forma de pera; once brillantes forman un marco alrededor de la parte central del colgante, que consiste en un gran diamante en forma de pera rodeado por un fino borde de diamantes adicionales.
Los complementó con el collar de diamantes redondos que sujeta el gran colgante Vasa, uno de los más preciados para la familia. Y para rematar, sobre el escote, ostentó el histórico broche brasileño, legado a la reina Josefina de Suecia de su hermana, Amalia de Leuchtenberg, emperatriz de Brasil como segunda esposa de Pedro I.
Vuelve la tiara Fringe
Como hizo el año anterior, en la edición de 2024, Victoria de Suecia coronó su cabeza con la tiara Fringe (de Baden), que presenta 47 diamantes inspirados en los rayos de sol. Esta diadema perteneció a Victoria de Baden y la recibió como regalo de bodas por parte sus padres, los grandes duques de Baden.











