Ibiza tiene algo de oráculo para las supermodelos. Una isla, con miles de planes, donde la nostalgia de los años noventa se mezcla con la luz del Mediterráneo, los vestidos blancos flotan entre calles de piedra y música electrónica, y todo parece una sesión de fotos perpetua firmada por Mario Testino. Esta semana, el embrujo se ha repetido con dos protagonistas que, en su día, marcaron el canon de belleza de dos generaciones: Alessandra Ambrosio y Esther Cañadas.
Ambas, iconos de pasarelas distintas pero complementarias, Victoria’s Secret, en el caso de Ambrosio, y el universo sensual-minimalista de Tom Ford para Gucci, en el de Cañadas, han coincidido en la costa pitiusa para lo que parece haber sido una puesta de sol entre amigas, mar y lentejuelas. No hacía falta un photocall ni un desfile para que sus looks se volvieran virales: el estilo ‘boho chic’, ese que Ibiza adopta como lengua materna, fue el gran protagonista.
Alessandra Ambrosio, que ya es prácticamente una residente honorífica de la isla (la visita cada verano como si fuera una cita con el destino), ha optado por un vestido blanco de manga larga semitransparente, sobre un bikini marrón chocolate. Como complementos: un sombrero, cinturón con detalles turquesa, unas botas cowboy, gafas de sol y joyas bohemias. A su lado, Esther Cañadas luce un vestido largo de encaje en color amarillo y azul, botines cowboy y un bolso metalizado. Como complementos, su gesto enigmático que la convirtió, en los años dorados del fashion system, en una esfinge española del glamour internacional. En sus looks de fiesta las hemos visto con estampados de animal print, chalecos de crochet y faldas con cristales.
Ibiza no es solo el escenario, sino el espíritu de esta aparición: un lugar donde la moda siempre fluye. El boho chic de hoy no es solo un homenaje al pasado hippie de la isla, sino una declaración estética. Mientras los estilismos urbanos de TikTok imponen homogeneidad, ellas apuestan por la diferencia que ofrece el lujo relajado: cuerpos bronceados, tejidos ligeros y ese equilibrio entre lo informal y lo elegante que solo logran quienes llevan la moda incorporada como segunda piel.
Ver juntas a Alessandra Ambrosio y Esther Cañadas es como ver un puente entre dos épocas: la de las supermodelos brasileñas que redefinieron el deseo en los años 2000, y la de las musas españolas que, como Cañadas, conquistaron Nueva York antes de que Instagram dictara las reglas. En Ibiza, ambas encuentran una patria común: la de la belleza libre y la amistad sin flashes de pasarela.
Y en eso, al final, consiste el verdadero chic ibicenco: en hacer de lo efímero, una tarde, una fiesta, una puesta de sol, un instante eterno.