A solas con Isabel Marant, la parisina que convirtió su rebeldía en un imperio de la moda

La diseñadora nos recibe en Barcelona con motivo de la inauguración de su segunda tienda en nuestro país

Por Paula Callejo

Ir a contracorriente siempre es una elección altamente arriesgada, y más aún lo es hacerlo en el mundo de la moda, una industria que se deja llevar por las tendencias y evita rupturas drásticas con los cánones establecidos. Sin embargo, Isabel Marant logró hacer de esa separación su mayor seña de identidad y hoy en día su estética off duty es una de las más deseadas (e imitadas) del mundo. Hace ya 25 años, la diseñadora francesa decidió romper con la moda de los 90 ya que no se sentía identificada con la imagen de mujer hipersexy y seductora que se presentaba, por lo que creó su firma homónima diseñando prendas inspiradas en su propia esencia, plasmando ese estilo que no conseguía encontrar en otras marcas. De esta manera, logró plantarle cara a la sensualidad propuesta por las casas italianas y americanas y puso el foco en un chic parisino, femenino y cómodo a la vez que sofisticado que logró marcar un antes y un después a nivel internacional.

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A pesar de haber vestido a numerosas celebrities de perfiles variados y edades muy diversas -desde Kate Moss hasta Olympia de Grecia o Sara Carbonero-, Isabel admite que continúa diseñando pensando en sí misma y no en ninguna actriz o modelo.  Nos reunimos con ella en Barcelona, ciudad a la que ha volado para inaugurar personalmente su nueva tienda (la segunda en España), donde nos habla sobre su visión del sector, sus inspiraciones y esa contradicción constante en la que afirma vivir.

¿Por qué has escogido Barcelona para abrir tu nueva tienda?
Porque siempre he tenido un público muy bueno en España, y sé que las españolas siguen bastante mis colecciones, así que para mí era bastante evidente que tenía que abrir una tienda en Barcelona.

¿Qué significa la moda para ti a nivel personal?
Significa mucho, es hacer soñar a la gente, es una manera de escapar de tu rutina.

¿Qué aspecto positivo encuentras en la industria de la moda actual?
Algo muy bueno es la diversidad que existe, la oferta de distintos estilos que no existían antes. Antes había minifaldas en todas partes, por ejemplo, y ahora se están ofreciendo otro tipo de siluetas y estilos, y es algo que me parece realmente bueno.

Al principio ofrecías un estilo que no tenía nada que ver con lo que había aquella época, cuando triunfaba lo ‘sexy’ de la mano de Tom Ford o Gucci. ¿No te dio miedo apostar por algo tan distinto?
No, para nada. Estaba muy segura, me lancé a la moda porque sabía muy bien lo que quería vestir y era algo que no existía, así que simplemente comencé a diseñar de manera muy natural lo que a mí me apetecía ponerme. Poco a poco, la gente de mi alrededor comenzó a preguntarme y me pedían prendas personalizadas, comencé con jerseys y prendas de punto. Así que poco a poco fui descubriendo la moda más en profundidad y pensé ¿por qué no hacer mis propias colecciones?

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¿Crees que el secreto de tu éxito es que le ofreces a la gente algo distinto y fresco?
Sí, lo creo. Todo gira alrededor de mi esencia y mis gustos personales y no sobre las tendencias del momento. Evidentemente hay una evolución cada cada temporada y añado novedades, pero sin alejarme de la esencia que me gusta a mí, ya que creo que mis clientas comparten estilo conmigo personalmente.

¿Cómo ha evolucionado la moda desde 1994, el año en el que creaste tu propia firma?
Creo que ahora va todo mucho más deprisa y está todo más orientado al consumismo, en ocasiones es demasiado, pero así son las cosas. Estamos en un mundo de locos, aunque no sé si esta tendencia durará para siempre, seguro que salen nuevos conceptos.

Te declaras anticonsumista convencida pero, ¿no es algo contradictorio dedicándote a una industria como esta?
Sí, totalmente, vivo en una contradicción. Pero a la vez, la moda además de ser una industria es un arte, y algo muy artesanal. También ayuda a mantener vivas ciertas tradiciones y conocimientos como el arte de los bordados manuales, por ejemplo. Creo que una de las mejores partes de mi rutina diaria es trabajar con los artesanos, viendo cómo bordan los encajes, estampan las telas, tejen los materiales y cómo crean toda una ciencia a partir de ello. Es muy interesante, y creo que la moda puede y debe ayudar a mantener ese aspecto tradicional. Al final, hay aspectos buenos y malos en todos los trabajos, nada es perfecto.

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¿Te preocupa entonces el movimiento de la moda sostenible?
Sí, nosotros siempre trabajamos prestando mucha atención a la forma en la que creamos nuestras prendas, es algo natural para nosotros. No presumo de ello, pero es porque lo veo como algo normal. Diseñamos en un sitio, producimos en otro, y tenemos que tener cuidado con todos los pasos que seguimos para ser consecuentes con nuestros valores. Creemos que hoy en día las clientas también valoran esos pequeños detalles, como que cuando compran un par de zapatos vengan en un buen packaging que no contenga plástico. Creo que todo trata acerca de la educación general en la que todos tenemos que trabajar, y no solo nosotros sino también nuestros hijos. Son pequeños gestos del día a día que pueden marcar realmente la diferencia, aunque claro, en mi profesión sí que ocurre un poco lo que comentabas antes.

¿La contradicción?
Sí, porque es verdad que estamos contaminando a la hora de crear estas prendas, pero intentamos que sea lo mínimo posible y compensamos a través de otras acciones. Patrocinamos plantaciones de árboles y otros actos ecológicos, por ejemplo, y en el día a día evitamos utilizar más papel de lo necesario, intentamos no renovar ordenadores y móviles hasta que no sea estrictamente necesario, etc. Intentamos equilibrar un poco el impacto que tenemos en la naturaleza.

Hablando sobre los nuevos ritmos de la moda. ¿Qué opinas acerca de las tiendas que se inspiran en tu trabajo para sus colecciones?
Es algo que está ahí, que sé que existe y contra lo que no puedo luchar. Siempre digo que es mejor ser copiado que ser el que copia, aunque a veces moleste e incluso lleguen las copias a esas tiendas antes que mis diseños se pongan a la venta.

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¿Quién es tu icono de estilo?
La gente, simplemente la gente que veo por la calle. Me gusta ver sus looks, sus comportamientos… Me inspira. No tengo un icono de moda determinado en el que baso mis diseños, eso me parece muy restrictivo. Yo quiero hacer moda para todo el mundo, no para un ideal concreto de mujer.

Así que no consideras que exista la ‘mujer Marant’
No, depende de la inspiración de cada colección. Intento evitar tener un prototipo establecido en mi mente cuando creo porque creo que es más interesante que sea cada mujer la que reinterpreta la prenda, y que decida ella en qué ocasión quiere vestirla libremente. No pienso por ejemplo “voy a hacer esto para Kate Moss”, no. Me gusta la versatilidad.

¿Cuál es la prenda a la que más cariño tienes de las que has diseñado hasta ahora?
Eso es como si me hicieras elegir entre uno de mis hijos, me resulta imposible.

¿Y de la última colección?
Esta temporada me ha dado por los tejidos metalizados, me encantan todos los diseños que he hecho con ellos. Es estilo disco pero relajado.