La jornada en el Palacio Principesco tenía todos los ingredientes de un día histórico: por primera vez, un presidente de Portugal —Marcelo Rebelo de Sousa— realizaba una visita oficial a Mónaco. Los actos institucionales, repletos de simbolismo y tradición, reunieron al príncipe Alberto y a Charlene de Mónaco en uno de los escenarios más solemnes de la agenda anual. Y fue precisamente ahí donde la princesa sorprendió con un vestido verde impecable de la firma británica Emilia Wickstead, una de las favoritas de Kate Middleton, la princesa de Gales. Charlene, que en los últimos meses ha apostado por un estilo más clásico y atemporal, firmó uno de sus looks más ‘Kate’ hasta la fecha.
El vestido-abrigo verde que confirma el giro elegante de Charlene
El diseño elegido por Charlene es el Kalonice de Emilia Wickstead, una pieza confeccionada en crepé de lana 100%, de silueta estructurada y hombros marcados. Es un vestido que recuerda claramente a un abrigo de corte tradicional, con solapas amplias, líneas limpias y una caída impecable que aporta presencia sin estridencias. El color verde bosque añade un aire sofisticado y perfecto para la temporada otoño-invierno, mientras que el cinturón del mismo tejido ciñe la cintura creando un efecto muy favorecedor.
Emilia Wickstead ha elevado este tipo de vestido-abrigo a su máxima expresión, y Kate Middleton lo ha convertido en uno de sus sellos personales; de ahí que el look de Charlene haya sido interpretado como un homenaje estilístico a la futura reina británica. Para completar el conjunto, la princesa apostó por los zapatos de tacón 6AM Pumps en color nude de Louis Vuitton, elaborados en piel suave y rematados con el emblemático accesorio LV Circle. Un look sobrio, regio y de inspiración británica impecable.
Cambio de zapatos y segundo look: de los tonos 'nude' al contraste en negro
Más tarde, Charlene actualizó su estilismo con un giro minimalista y elegante: sustituyó los salones nude por los zapatos de tacón Heartbreaker en negro de Louis Vuitton, un diseño clásico con punta afilada y el característico detalle metálico en forma de “V”. Además, añadió un abrigo largo negro de corte masculino y doble botonadura, otro guiño a ese estilo pragmático y contemporáneo que caracteriza a las royals más influyentes de Europa. Este segundo look reforzó la idea de una Charlene más medida, más sobria y con una estética depurada que recuerda a la elegancia británica, pero con su propio sello monocromático y minimalista.
El tocado y las joyas: un toque muy 'royal' (y nuevamente muy Kate)
Si el vestido ya evocaba a Kate Middleton, el tocado terminó de cerrar la inspiración. Parece que Charlene lució un diseño de estilo clásico firmado por Philip Treacy, el diseñador que más tocados ha creado para la realeza británica y, en especial, para la princesa de Gales y la reina Camilla. En cuanto a las joyas, optó por los pendientes Himalia de Cartier, con diamantes y una perla tahitiana de 9 mm. Un diseño sofisticado y atemporal que combina a la perfección con su nuevo enfoque estilístico: discreto, depurado y muy refinado.
Un 'beauty look' pulido que sigue su nueva línea sofisticada
La princesa Charlene mantiene desde hace tiempo una imagen beauty fiel, y este evento no fue la excepción. Apostó por un recogido bajo pulido, de acabado impecable y sin artificios, reforzando esa estética clásica con la que está construyendo una nueva etapa de estilo. En cuanto al maquillaje, se inclinó por tonos nude, piel luminosa, mirada suave y labios naturales. Un look elegante, fresco y muy acorde al conjunto. Incluso sus uñas siguieron esta línea minimalista: optó por un acabado natural, una de las tendencias más fuertes del otoño/invierno, en contraste con los tonos burdeos o chocolate que están arrasando en otros círculos.
Emilia Wickstead y el “efecto Kate”: una firma que define a la nueva realeza
Que la princesa de Mónaco haya elegido a Emilia Wickstead no es anecdótico. La diseñadora neozelandesa, afincada en Londres, es una de las favoritas absolutas de Kate Middleton. Sus vestidos-abrigo son ya un sello visual de la princesa de Gales, especialmente en actos de Estado: desde la visita oficial de Donald Trump al Reino Unido hasta la conmemoración del 80º aniversario del Día de la Victoria.
Kate ha llevado este tipo de diseño en burdeos, rosa, verde, azul marino y otros tonos, todos con ese inconfundible estilo estructurado y diplomático. Que Charlene haya apostado por la misma firma, el mismo concepto de silueta y un color icónico de la moda británica reafirma la lectura: la princesa monegasca ha abrazado el “coat dress effect”, un formato que equilibra solemnidad y modernidad de forma magistral.
El look que llevó dos días antes: tiara y un impacto inesperado
El estilismo de hoy llega justo después del comentado look que Charlene lució en la celebración nocturna del Día Nacional de Mónaco. La princesa apostó por un vestido largo nude embellecido con pequeñas lentejuelas, sobrio y luminoso… pero el verdadero protagonista fue la tiara Écume de Diamants, una de las joyas más especiales y modernas de su colección.
Una pieza escultórica que imita la espuma de mar al romper la ola, profundamente simbólica para la princesa —exnadadora olímpica— y rarísima dentro de la tradición monegasca, que apenas utiliza tiaras. Este conjunto ya había marcado un punto de inflexión en el estilo de Charlene, y su look de hoy lo confirma: la princesa está protagonizando una nueva etapa estilística, más clásica, más británica y más sofisticada.














