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ENTRE LA REALEZA EUROPEA

Vestido de princesa, cola etérea y sin tiara: el look de Adriana Abascal con el que brilló junto al príncipe Manuel Filiberto de Saboya


La mexicana asistió a la tradicional gala de la Consulta dei Senatori en Florencia con un diseño romántico que acaparó todas las miradas


Adriana Abascal, la pareja del príncipe Manuel Filiberto de Saboya, en una gala benéfica en Florencia, 2025.© adrianaabascal
16 de noviembre de 2025 - 13:23 CET

La magia de Florencia tiene una capacidad única para elevar cualquier evento, y la serata di gala benéfica en el Palazzo Borghese, celebrada el 16 de noviembre, fue la prueba perfecta. Bajo los techos dorados de este palacio del siglo XVI y rodeada de más de 350 invitados, Adriana Abascal se convirtió en uno de los nombres propios de la velada, no solo por su presencia junto al príncipe Manuel Filiberto de Saboya, sino por un look de gala espectacular que captó todas las miradas. El encuentro, organizado por la Consulta dei Senatori del Regno y la Delegación Toscana de los Órdenes Dinásticos, se celebró en memoria del príncipe Vittorio Emanuele de Savoia y con fines solidarios en favor del instituto Cristo Re Sommo Sacerdote. Fue una cita marcada por la tradición, la música y la elegancia absoluta, en la que la mexicana brilló con luz propia.

Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya, 2025.© adrianaabascal

Un look etéreo firmado por Marchesa

Para una noche tan solemne, Adriana Abascal escogió un vestido de gala que parecía hecho para ese escenario renacentista. La mexicana apostó por una creación de Marchesa, firma conocida por su estética ultra femenina, romántica y sofisticada, dirigida por la diseñadora británica Georgina Chapman y favorita de actrices como Cate Blanchett, Sandra Bullock o Anne Hathaway.

Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya, 2025.© adrianaabascal

El vestido, en rosa empolvado con un degradado en negro, construía una narrativa visual única: la suavidad del rosa frente a la fuerza rebelde del negro. Esta dualidad se acentuaba en el diseño del cuerpo, donde un escote asimétrico de un solo hombro ganaba protagonismo gracias a un volumen muy elegante. Los plisados, ligeros y estructurados a la vez, aportaban movimiento y textura, mientras que el cuerpo fruncido, entallado en la cintura, se remataba con delicados detalles florales. La falda, con una caída fluida y una cola sutil, reforzaba el aire etéreo del vestido, casi de cuento, confeccionado en un tejido que recuerda a la organza. 

Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya, 2025.© adrianaabascal

En cuanto a los complementos, Adriana optó por un clutch dorado, pendientes largos de diamantes y unas uñas en tono burdeos, uno de los colores tendencia de la temporada. Su recogido pulido, un moño bajo con raya al medio, y un maquillaje centrado en la mirada completaron un estilismo impecable, sofisticado y coherente de principio a fin.

Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya, 2025.© adrianaabascal

Una noche con historia: tradición, nobleza y conexiones reales

La gala no fue un evento cualquiera. Presidida por el Príncipe Gran Maestro, la velada comenzó con un concierto en honor al fallecido Príncipe Vittorio Emanuele de Savoia y continuó con un banquete en beneficio del instituto Cristo Re Sommo Sacerdote. Durante su discurso, el Gran Maestro recordó la creación de la Consulta por el rey Umberto II en 1955 y la importancia de mantener vivo su legado mirando al futuro. El evento contó también con la presencia del Gran Duque Jorge y la Princesa Victoria Romanova, nominada miembro honorífico de la Consulta, reforzando los históricos lazos entre la Casa Romanov y la Casa de Saboya. 

Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya, 2025.© adrianaabascal

Quién es Adriana Abascal: modelo, empresaria y creadora

Aunque para muchos su nombre vuelve a sonar por su relación con Manuel Filiberto de Saboya, jefe de la Casa Real italiana, lo cierto es que Adriana Abascal lleva décadas construyendo una trayectoria global.

Nacida en Veracruz, hija de Ramón Abascal —de raíces asturianas— y Nieves López-Cisneros, creció en un ambiente lleno de libertad y misticismo. Desde joven convivió con tradiciones ligadas al ocultismo y al tarot, algo que, según quienes la conocen, ella sigue incorporando a su día a día con pequeños rituales como colocar flores blancas por la casa o llevar siempre consigo agua, plumas y velas.

Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya, 2025.© adrianaabascal

Su salto a la fama llegó muy pronto: fue Miss Veracruz, Miss México y finalista de Miss Universo, lo que abrió las puertas a una carrera como modelo y actriz. Su matrimonio con Emilio Azcárraga Milmo, uno de los hombres más poderosos de México, la introdujo en un mundo de negocios, viajes y exposiciones mediáticas que marcaron profundamente sus años veinte. Tras la muerte del empresario, Adriana rehizo su vida en Europa, donde se casó con Juan Villalonga, con quien tuvo tres hijos, y más tarde con el ejecutivo francés Emmanuel Schreder.

A lo largo de los años, la mexicana ha explorado numerosos caminos: desde la producción de telenovelas hasta la presentación televisiva en Los Ángeles, la escritura —con su libro Una mujer, cada Mujer— y la creación de su firma de zapatos de lujo, Skorpios. Es políglota, trotamundos y una reconocida coleccionista de arte. Sus grandes amores, sin embargo, son sus tres hijos: Paulina, cineasta y exploradora; Diego, estudiante de Finanzas en California; y Jimena, la menor, que comparte con su madre la pasión por el diseño y el arte.

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