Era 1990. Hollywood miraba expectante a una joven actriz de 22 años que, tras encandilar al público en Magnolias de Acero, se alzaba como una de las estrellas más prometedoras de la industria. Aunque a día de hoy no haya apenas fórmula que no hayamos visto en las alfombras rojas, hace algunas décadas, elecciones que hoy no resultan inusuales eran, en realidad, totalmente disruptivas. La alfombra roja era sinónimo de vestidos de noche.
Por eso, cuando Julia Roberts hizo su entrada a los Globos de Oro, la expectación se convirtió en asombro: apareció con un traje de hombre de Armani de tres piezas en un tono gris marengo, combinado con una camisa blanca impecable y una corbata. Fue una declaración de intenciones que rompió moldes y anunció la llegada de un nuevo icono. “Cuando Julia Roberts recogió su Globo de Oro en 1990 con un traje masculino de Armani, no solo subió al escenario a recibir un premio, subió a hacer historia”, recuerda Miriam Otero.
El traje de Julia Roberts: una declaración de independencia 'fashionista'
Este no era un traje cualquiera; era una provocación elegante y un guiño a la moda andrógina que, hasta entonces, rara vez había pisado una alfombra roja de tal magnitud. Diseñado por Giorgio Armani, el conjunto irradiaba una seguridad y una modernidad que pocos se atrevían a lucir. “En un momento en que la feminidad en Hollywood se asociaba con vestidos ceñidos y brillos, Julia Roberts eligió una americana oversize, pantalones amplios, camisa blanca y una corbata, una elección sencilla pero tremendamente poderosa”, explica Otero.
En un momento en el que las actrices solían apegarse a las normas de feminidad tradicional en eventos de alto perfil, Julia Roberts optó por desafiar abiertamente el código de vestimenta establecido. El corte impecable, la sastrería perfecta y la forma en que Julia lo portaba con una mezcla de confianza y su característica sonrisa pícara, lo hicieron inolvidable. No solo no usó un vestido, sino que eligió una prenda asociada típicamente a la vestimenta masculina, sin perder un ápice de su carisma o su sensualidad innata.
“Más que una elección estética, lo vi como una declaración de independencia. El traje, tradicionalmente reservado a los hombres de poder, se transformó en una armadura moderna para una mujer segura, natural y sin artificios”, añade la experta. “Este look no le daba solo fuerza, también libertad, una declaración de independencia femenina, sin perder su sonrisa ni su naturalidad, rasgos que siguen definiendo su estilo más de tres décadas después”, apunta también Otero.
El impacto: Julia Roberts, icono pop
Al subir al escenario para aceptar su Globo de Oro, Julia Roberts no solo se llevaba a casa un premio, sino que dejaba una huella indeleble en la historia de la moda y la cultura pop. “Aquel gesto espontáneo se convirtió en un símbolo del power dressing y de la apropiación femenina del armario masculino”, afirma Miriam Otero.
Este look destrozó la idea de que la feminidad en la alfombra roja se limitaba a los vestidos. Abrió la puerta a una moda más diversa, personal y audaz, demostrando que el poder y la elegancia podían venir en forma de pantalón y chaqueta. “Fue un manifiesto visual, el equilibrio entre fuerza y autenticidad define el estilo de Julia Roberts desde entonces, fue una pionera del power dressing contemporáneo, donde la autoridad no se grita, se insinúa”, reflexiona Otero. Además, una era de creciente conversación sobre el empoderamiento femenino, el traje de Julia se convirtió en un símbolo visual. Transmitía confianza, autoridad y una libertad para expresarse fuera de las expectativas tradicionales.
El impacto de este look fue enorme. Instantáneamente, revistas de moda y el público en general celebraron su audacia. Inspiró a incontables mujeres a adoptar la sastrería masculina en sus propios armarios y sentó las bases para la tendencia de los "power suits" que veríamos en las décadas siguientes. Julia Roberts, de la noche a la mañana, se convirtió en una referente de estilo que trascendía las tendencias pasajeras. “Con el paso de los años, su imagen ha evolucionado hacia un lujo relajado (sin perder su esencia): trajes fluidos, camisas blancas impecables, vestidos sobrios pero luminosos”, señala Otero.
“Siempre fiel a una elegancia sin esfuerzo, su estilo combina sofisticación y cercanía, lo que la convierte en una de las figuras más coherentes de la moda internacional. Hoy combina trajes fluidos con camisas relajadas, vestidos sobrios y tejidos luminosos”. “Su estilo ha madurado con la misma coherencia: del minimal chic noventero a un lujo sobrio y americano, sin renunciar nunca a la espontaneidad. Julia encarna la elegancia relajada que hoy domina las pasarelas y el street style: trajes amplios, camisas abiertas, tejidos nobles…”, añade.
La revolución de la alfombra roja
El traje gris de Armani de Julia Roberts en los Globos de Oro de 1990 no fue solo una elección de vestuario; fue un momento cultural. Demostró que la moda en la alfombra roja podía ser irreverente, personal y profundamente significativa. Con su sonrisa contagiosa y su descarada elegancia, Julia Roberts no solo ganó un premio, sino que se coronó como la "Novia de América" y una fuerza imparable en el mundo de la moda y el entretenimiento, un icono pop cuyo estilo seguiría inspirando durante décadas. “Hoy, aquel traje sigue inspirando a mujeres que entienden la moda como una forma de expresión. Reinterpretarlo es tan sencillo como apostar por un traje oversized con camisa abierta o camiseta básica, jugar con las proporciones y mantener la naturalidad como mejor accesorio.
Porque si algo nos enseñó Julia Roberts, es que la verdadera elegancia está en ser una misma, incluso, y sobre todo, cuando se lleva corbata”, comenta Miriam Otero. “¿Qué podemos aprender de ella? Que la moda es una cuestión de actitud. Que un traje puede ser tan femenino como un vestido. Y que la verdadera sofisticación consiste en sentirse cómoda con una misma. Porque, al final, ese es el mejor look posible”, concluye. “Porque la verdadera influencia de Julia Roberts no está en una tendencia, sino en haber demostrado que la moda puede ser poderosa cuando refleja exactamente quién eres”.









