En el discurso de Teresa Helbig hay tres palabras que nunca faltan: libertad, diferenciación y carácter. Su forma de entender la moda -y, en realidad, la vida- se plasma en cada colección, igual que cada propuesta refleja y transmite un relato que, siempre, cuenta con esos tres elementos. ¿Cómo dar dos veces al año (como mínimo) con una historia que merezca la pena contar? Cuando llevas casi tres décadas repitiendo este proceso, debes mantenerte siempre alerta para encontrar la inspiración en el lugar más inesperado. Un comentario de su compañero Bruno -"vaya con este marqués, qué vida..."- puso la primera semilla de su línea Primavera/verano 2026.
Ese marqués era el 5º de Anglesey, Henry Cyril Paget, un británico de finales del siglo XIX que se atrevió a vivir como de verdad quería, rompiendo las reglas de la sociedad -y, por el camino, de la vestimenta masculina- y disfrutando al máximo su corta existencia (falleció a los 29 años). Recién llegada de Nueva York, donde ha mostrado Anglesey SS26 en una pop up en el cosmopolita Soho, y mientras la prensa y las influencers descubren la colección en su showroom de Madrid, charlamos con Teresa Helbig sobre esta cuidadísima propuesta. Nos cuenta la historia de este enigmático marqués, y nos habla de todos los sueños cumplidos en los casi 30 años al frente de la firma (la creó en 1996)... y de aquellos que le quedan por alcanzar.
¡HOLA!: ¿Cómo distéis con la historia del marqués de Anglesey que ha inspirado la colección?
TERESA HELBIG: Aunque en su momento la familia quiso borrarla, ahora sí que la está aprovechando la leyenda. Por ejemplo, puedes visitar su casa y ver fotos de él. Fue nuestro compañero Bruno quien la encontró, y tuvimos que aprovecharla porque es una historia buenísima. Imagínate, alguien que que se declarase gay abiertamente en esa época, que se arruinase, que montase un teatro en la capilla de su casa porque lo que le gustaba era actuar... y cómo se vestía, es muy inspirador. Nuestra forma de trabajar al lanzar una nueva colección es crear un relato que sea poético, somos románticos. Y este personaje tienen esos mensajes potentes, plantarse en una sociedad tan estricta y decir: "Hago lo que me da la gana, llevo diamantes, me pongo falda, me dejo el pelo largo y bigote." ¡Estoy segura de que Freddy Mercury se inspiró en él!
¿Cómo has trasladado esa historia a los diseños?
En los colores pastel en contraste con azul marino, con los tejidos joya que dan un aire preciosista, hay motivos inspirados en la tapicería de la época... O por ejemplo trabajando un estampado british, los rombos, con pelo o pedrería, que son elementos muy Helbig.
¿Cuál es el look más especial de la colección?
Hay un vestido rosa, con el cuello bebé hecho de cintas de raso de groguén y con blonda rosa, que me tiene enamorada.
¿Y el más laborioso de diseñar o confeccionar?
El conjunto de rombos completamente bordados con abalorios y paillettes ha llevado, como mínimo, un mes y algo de trabajo solo en ese look.
Su 'pop up' en Nueva York
Antes de presentar la colección en Madrid, lo habéis hecho en una pop up en Nueva York. Es la tercera vez que presentais allí, pero la primera vez que lo hacéis a pie de calle. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Ha sido bestial. Antes presentábamos la colección en un estudio de fotos que tenía una luz preciosa y era muy bonito, pero el follón que se arma a pie de calle es muy diferente. Ha molado. Llevamos ya seis años trabajando en Los Ángeles [con estilistas] y queremos potenciarlo aún más.
¿Por qué tenéis esa fijación por Estados Unidos?
Porque les gustamos. Yo haría la pregunta al revés: ¿por qué en Estados Unidos tienen fijación con nosotros? [se ríe] Es broma, pero es verdad que nosotras vamos donde nos llaman, donde tenemos clientas. Y allí las hay. Valoran mucho la artesanía de las firmas españolas que, para ellos, aún son nicho. Y el precio, claro, también les resulta atractivo. Tenemos clientas con un poder adquisitivo alto que quieren ir a una fiesta con un look único, y lo encuentran en firmas como la nuestra. Somos su descubrimiento.
¿Se diferencian esas clientas de Estados Unidos a las españolas o europeas?
En realidad, no. Nosotras tenemos, tanto allí como aquí, clientas con perfiles superdiferentes, de todas las edades y estilo. Lo que las une a todas es que valoran las cosas bien hechas y con alma, que tengan una historia; que las hayan hecho solo para ellas de manera artesanal y que perduren más allá de las tendencias.
¿Qué percepción hay en Estados Unidos de la moda española? ¿Se conoce?
Se conocen las grandes marcas como Zara o Mango, pero eso es otra historia... Si hablamos de "talento de autor", por poner un nombre a las firmas más pequeñas, todavía nos falta muchísimo. Pero es un mercado muy atractivo para marcas como la nuestra, artesanales y con personalidad, porque de verdad lo valoran.
¿Qué impedimento os encontrais al intentar crecer allí?
Fundamentalmente económico. Nosotras tenemos mcuhas ganas e ideas, pero el crecimiento es lento por eso. Pero seguiremos intentándolo, así es como al final han ido surgiendo cosas a lo largo de estos 30 años, con "pico y pala", que digo yo. Teresa Helbig es pico y pala.
Tres décadas de éxitos y nuevas ilusiones
Así has logrado "cosas"... ¡y muchos premios! Reconocimientos tan importantes como el Premio Nacional de Diseño de Moda (2023) o el Premio de la Academia de la moda española a la Mejor colección (2025). ¿Qué otro premio sueñas con recibir?
Buena pregunta, no lo sé... Quizá uno de cine, ¿un Goya? (se ríe)
Ya has diseñado para el Ballet Nacional, ¿te gustaría diseñar el vestuario de una película?
Guau, me encantaría... Hemos hecho ya alguna incursión en el cine, con Elena Anaya y Wood Allen [en la película Rifkin’s Festival, 2020], en La fiebre de los ricos, con Mary Elizabeth Winstead, y alguna cosita más... pero nunca una película completa. Y me gustaría muchísimo, porque una de las cosas que más me gusta es rodar. Creo que fuimos los primeros que hicimos en España un fashion film (en 2009) y después hemos hecho cortos con Úrsula Corberó, con Macarena García... Nos encanta rodar, así que ojalá surja una oportunidad así, diseñar el vestuario de una película o de una obra de ballet clásico, que también me fascina.
¿A qué actriz te gustaría vestir en la gran pantalla, el escenario... o en una alfombra roja?
A las hermanas Fanning, Elle y Dakota, siempre. Hemos estado muy cerquita de conseguirlo, ¡a ver si este año lo logramos! Al final, en los premios Oscar o los Globos de Oro, es difícil porque las grandes firmas pagan y no podemos competir con eso. Pero siempre hay alguna [estilista o celebrity] que dice, "voy a ir de esta otra marca, quiero ir distinta". Nos ha pasado por ejemplo con Halle Berry o Zendaya.
Y si pensáramos en el Hollywood clásico, ¿a qué actriz le dedicarías una colección?
Por supuesto, a Audrey Hepburn, pero creo que ya es demasiado clásica... Me gustaría, quizá, Katharine Hepburn o Bette Davis. Soy muy fan del cine, así que hay muchísimas mujeres del cine clásico que me inspiran, porque además de ser actrices maravillosas, lucharon un montón para tener visibilidad. Han ido abriendo camino a las siguientes actrices, soy muy fan de todas.
Mujeres, estas musas del cine clásico, que encajarían hoy en día en el espíritu Helbig: elegantes, femeninas y con un punto roquero, por fuera; tan fuertes como románticas por dentro.