Olivia y Fernanda Monjardín, hijas del agente de bolsa Juan Monjardín y de la reconocida interiorista Bárbara Maldonado, crecieron rodeadas de un gran sentido de la estética y el buen gusto. "En casa, mi madre siempre leía revistas de moda, y tenía una sensibilidad creativa que me marcó muchísimo. Era, sin duda, una de las personas más estilistas y visionarias que he conocido", relata Olivia sobre cómo nació su interés por la que hoy es su pasión.
Tiene 23 años y hace dos se graduó en Historia y Teoría de la Moda en Central Saint Martins, en Londres. Su hermana Fernanda, un año menor, estudió Relaciones Internacionales con Administración de Empresas en Queen Mary University of London, además de cursar un año en Bocconi, en Milán, donde se especializó en Política e International Business. Aunque admite que su relación con la moda "es más sobria y consciente" y que no sigue las tendencias, "me gusta adoptarlas cuando encuentro algo que encaje con mi estilo. Me inclino por piezas atemporales y de calidad, muchas veces heredadas de mi madre o reinterpretando básicos. Creo que la elegancia está en la sencillez bien combinada".
—Olivia, ¿recuerdas cuándo comenzó tu pasión por la moda?
—Desde que me gradué trabajo en comunicación en Stella McCartney. Es un privilegio enorme, no solo por formar parte de una marca que admiro profundamente, sino porque estoy trabajando con alguien que ha sido una de mis grandes referencias desde que empecé a interesarme por la moda.
Al principio, la moda era para mí una herramienta para explorar mi identidad. Gracias a mi madre, crecí rodeada de imágenes, referencias, conversaciones sobre estilo... sin saber que, años más tarde, eso se convertiría no solo en una pasión, sino en mi carrera. Poder estar ahora en un entorno como el de Stella, que une moda, conciencia y visión creativa, me hace sentir que todo ese camino ha valido la pena.
—Tu madre, por lo que nos cuentas, es una gran inspiración para ti.
—Mi madre es, sin duda, mi mayor inspiración creativa y mi referente absoluto. Su estilo personal es tan impactante y auténtico como su talento para el interiorismo. Ella transforma Ella transforma cada espacio con antigüedades, textiles únicos, cerámicas artesanales y arte contemporáneo, arte contemporáneo, creando atmósferas llenas de alma y significado. Crecer a su lado me enseñó que la verdadera belleza reside en lo vivido, en los objetos con historia y en los detalles que hablan de quién eres. Su forma de ser, su elegancia natural y su sensibilidad han marcado para siempre mi visión de la creatividad y la vida. Es, simplemente, extraordinaria.
—¿Cuál es tu próximo reto?
—Ahora estoy en una etapa de mucho aprendizaje. Tengo la suerte de estar rodeada de mujeres brillantes y referentes dentro del mundo de la comunicación en moda, y cada día es una oportunidad para absorber conocimientos y entender más profundamente cómo se construye una narrativa de marca desde dentro. Mi objetivo a corto y medio plazo es seguir creciendo dentro de un equipo al que admiro profundamente, consolidar mi experiencia y aportar cada vez más valor desde mi rol. Me apasiona la idea de construir historias que conecten emocionalmente con las personas, que vayan más allá del producto y hablen de propósito, estética y cultura.
—¿Tu sueño profesional?
—Me encantaría llegar a liderar la comunicación de una firma de lujo o incluso emprender y crear mi propia agencia, donde pueda aplicar todo lo aprendido y acompañar a marcas con valores auténticos a encontrar su voz. Pero por ahora, estoy muy centrada en seguir formándome desde la experiencia, con humildad y con mucha ambición.
—Y a ti, Fernanda, ¿a qué te gustaría dedicarte?
—A nivel profesional, aunque mi formación está muy vinculada al ámbito académico y global, lo que realmente me atrae es el mundo de la restauración y la hospitalidad. Para mí, ese sector representa un punto de encuentro entre culturas, experiencias y creatividad, y creo que tiene un enorme potencial para transformar cómo nos relacionamos social y emocionalmente.
—¿Compartes ropa con Olivia?
—Compartimos ropa de vez en cuando; aunque cada una tiene su estilo, solemos intercambiar prendas.
—¿Qué es lo que más admiras de ella? ¿Cómo es vuestra relación de hermanas?
—Lo que más admiro de ella es su capacidad de adaptación y su facilidad para crear vínculos humanos. Es alguien que sabe estar en cualquier entorno y conectar con la gente de manera genuina. Nuestra relación es muy estrecha: hemos vivido juntas en Londres durante tres años y más que hermanas, somos como mejores amigas. No tenemos prácticamente peleas y nos apoyamos en todo.
—Olivia, ¿cuáles son tus apuestas para esta temporada?
—Una de mis grandes apuestas para esta temporada —y una de las que más me ilusiona— es el regreso de Chemena Kamali al frente de Chloé. Su visión de la feminidad, tan ligada al espíritu libre y bohemio de los años 70, me parece profundamente relevante hoy.
Me encanta cómo ha reinterpretado los códigos históricos de la maison: las blusas vaporosas, los pantalones de talle alto, los vestidos largos con movimiento y esa paleta cálida, terrosa, muy orgánica. Creo que esta vuelta al romanticismo setentero —con un enfoque contemporáneo— va a marcar mucho no solo lo que llevamos, sino cómo queremos sentirnos con la ropa. Esa es la dirección que más me inspira esta temporada: piezas con alma, con narrativa, que te hagan sentir parte de algo más grande.
—¿Cuál es la prenda más especial de tu armario?
—La prenda más especial de mi armario es una blusa antigua que pertenecía a mi abuela. Es de lino blanco, con bordados delicadísimos en el cuello y los puños, y aunque ya no la uso mucho, la conservo como un pequeño tesoro.
En realidad, las piezas que más valoro de mi armario no son las más caras ni las más modernas, sino las que guardan recuerdos o vínculos emocionales: una chaqueta que heredé de mi madre, unos pendientes que me regaló una amiga después de un momento difícil, o incluso algo que me puse en un viaje especial o en una noche inolvidable. La moda, para mí, tiene el poder de contar historias que van más allá de lo estético.
—¿Quién es para ti un referente de estilo?
—Es difícil elegir solo una, pero mis referentes de estilo son mujeres como Carolyn Bessette, Lee Radziwill, Diana Vreeland, Jane Birkin y Sharon Tate. Cada una a su manera representa una visión única del estilo: la elegancia minimalista de Carolyn, la sofisticación sin esfuerzo de Lee, la visión audaz de Vreeland, la naturalidad de Birkin o el glamour etéreo de Sharon Tate. Son icónicas porque su estilo trascendió la moda; era una extensión de su personalidad. Me inspiran porque no seguían tendencias, sino que vestían desde su identidad. Eso me ha enseñado que el estilo real no se impone, se construye desde lo auténtico.
Hijas de la reconocida interiorista Bárbara Maldonado, coinciden en señalar a su madre como su gran referente y mayor inspiración de estilo
—¿Y para ti, Fernanda?
—Mi referente de estilo son las hermanas Olsen porque transmiten esa idea de lo minimalista, básico y elegante que me inspira.
—Y de tu familia, ¿quién es tu mayor inspiración?
—Mi madre. Admiro profundamente su visión y su elegancia. Tiene la capacidad de transformar cualquier espacio y hacerlo acogedor, transmitiendo armonía y personalidad en todo lo que crea. Para mí, su forma de ver el mundo es un ejemplo constante.
—Olivia, ¿piensas seguir viviendo en Londres mucho tiempo?
—Londres es mi casa. Llegué sola, sin nada escrito, y poco a poco he construido la vida que siempre quise. Todo lo que he vivido aquí ha sido increíble: es un mundo que elegí, lleno de oportunidades, amigos que son familia y experiencias que me han transformado. Londres me ha enseñado tanto, me ha abierto la mente y el corazón.
Madrid siempre será mi lugar de raíces, donde está mi familia y mis amigos de toda la vida, y siempre le tendré un cariño especial. Pero en estos años de juventud, para lo que busco y necesito, Londres es incomparable. Aquí he descubierto una versión de mí misma que no sabía que existía y quiero aprovechar todo lo que esta ciudad me ofrece.