En el universo de la moda real hay instantes que se convierten en titulares al primer vistazo, y el último look de Charlene de Mónaco es uno de ellos. La princesa ha aparecido en la cuarta edición de la Princess of Monaco Cup, celebrada en el Monte-Carlo Golf Club, acompañada por el príncipe Alberto, para presidir este torneo benéfico que reúne a deportistas y celebridades en apoyo a proyectos educativos de su fundación. Allí, lejos de las expectativas habituales, Charlene se ha dejado ver vestida de blanco absoluto, con un look de inspiración nupcial y ramo de flores en mano, convirtiéndose en la imagen más comentada de la jornada.
El vestido elegido ha sido un diseño midi de tul bordado y sin mangas, con escote redondo y detalles florales bordados, de Elie Saab, que recuerda a la elegancia romántica del cine italiano de los años 50. Su silueta ajustada y los delicados acabados festoneados en el bajo realzan la feminidad del diseño, mientras que el cinturón de seda complementario aporta un toque de sofisticación adicional.
La princesa lo ha combinado con los zapatos de tacón Amita 85 de Jimmy Choo en charol color latte, que combinan un tacón de 85 mm con un detalle superior en "V" cruzado por una fina tira elástica adornada con perlas, aportando un guiño delicado y contemporáneo a la estética general. La mezcla de estos elementos deja ver un look equilibrado.
Tras la competición, que ha reunido a equipos formados por celebridades y jugadores, la cita ha continuado en la Plaza del Casino de Montecarlo con el tradicional “19º hoyo”, un momento que refleja el espíritu de esta iniciativa solidaria. Durante la velada se rindió homenaje al expiloto de Fórmula 1 Eddie Jordan, recientemente fallecido, acompañado de la música de una banda escocesa que añadió solemnidad y carácter al acto. Charlene, posando junto al príncipe Alberto y rodeada de amigos y participantes, volvió a atraer todas las miradas.
No es la primera vez que la princesa apuesta por el blanco en los últimos meses. Hace apenas unas semanas, en el Pique Nique Monégasque, volvió a elegir un vestido blanco de encaje, consolidando lo que parece ser un nuevo código de estilo: colores suaves y serenos que transmiten sencillez, ceremonialidad y romanticismo contemporáneo. Esta inclinación por los tonos claros conecta con la tradición monegasca, donde el blanco ha simbolizado siempre momentos de importancia y elegancia, desde las icónicas apariciones de Grace Kelly hasta los estilismos veraniegos de Carolina y Estefanía.
La Princess of Monaco Cup, cuya recaudación apoya proyectos educativos de la fundación de Charlene, no solo se ha convertido en un evento solidario sino también en una demostración de estilo. La princesa ha logrado un equilibrio impecable entre la sobriedad deportiva y la elegancia de la realeza, consolidando su sello personal: sofisticada, discreta y capaz de sorprender incluso en los contextos más inesperados.
En una familia donde la moda ha sido siempre un elemento central, desde de la sofisticación legendaria de Grace Kelly hasta el estilo impecable de Carolina, Charlene aporta un giro más clásico y comedido.