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Cómo ha cambiado el 'dress code' de invitada según una estilista© Getty Images

Mónica Gallardo, estilista: "Antes el dress code de invitada estaba más encorsetado, ahora es menos artificial"

La consultora de imagen en imagen nos explica cómo ha evolucionado el protocolo para vestirnos en bodas y otros eventos


Paula Martíns
Colaborada de Moda y Estar Bien
28 de julio de 2025 - 6:00 CEST

Durante décadas, asistir como invitada a un evento social implicaba seguir un protocolo casi inamovible. Las normas no escritas eran claras: los colores pastel se reservaban para el día, el negro estaba vetado en bodas, el blanco era territorio exclusivo de la novia, nada de enseñar demasiada piel, y los tacones se consideraban poco menos que obligatorios. Vestirse para una boda, un bautizo, una comunión o una cena de gala no era solo cuestión de estilo, sino de obediencia a ciertas reglas. Sin embargo, en los últimos años, esta situación  ha cambiado.

Más allá de la multitud de ejemplos que encontramos en las  alfombras rojas, donde celebrities han acudido con escotes infinitos o zapatillas (e, incluso, algunas como Kristen Stewart se han descalzado tras sus posados), lo cierto es que a pie de calle y en eventos de nuestro entorno, la rigidez ha dado paso a una nueva forma de entender la etiqueta. Ahora es más abierta, más personal y también más consciente. La consultora de moda y estilo, Mónica Gallardo (@mgallardo_estilista), quien ha asesorado a rostros reconocidos como Rozalén o María Pelae, lo resume así: "La manera de vestir como invitada ha cambiado radicalmente en los últimos años. Antes, todo estaba mucho más encorsetado, con reglas no escritas que marcaban lo que era "correcto". Ahora, por suerte, estamos viviendo una etapa mucho más libre, más diversa y auténtica".

Cómo ha cambiado el 'dress code' de invitada según una estilista© Getty Images

Sigue habiendo códigos de vestimenta, pero ahora son más flexibles

Esa libertad, sin embargo, no implica que los códigos hayan desaparecido. Al contrario: siguen existiendo, pero se han vuelto más matizados y menos estrictos. La clave está en entender el contexto del evento y adaptar el estilismo con coherencia.

En celebraciones formales, por ejemplo, gana terreno la llamada etiqueta opcional, en la que, en el caso de los hombres, el esmoquin no es obligatorio, pero sí adecuado, y donde un vestido largo puede alternarse con uno de cóctel bien elegido. Otra tendencia emergente es la etiqueta creativa, que mantiene la elegancia clásica, pero deja espacio para incorporar elementos personales: desde accesorios con carácter hasta colores intensos o tejidos inusuales.

Comodidad con estilo: el nuevo objetivo de las invitadas

La gran transformación que ha vivido la moda, en cuanto a looks de invitada se refiere, está, principalmente, en la actitud. “Lo que más noto es que las invitadas buscan estar cómodas sin renunciar al estilo”, señala Mónica Gallardo. Este cambio se refleja en elecciones más funcionales y naturales: vestidos con cortes relajados, tejidos agradables, menos artificios". Rasgos que, se completan con una amplitud mayor en cuanto a estampados, e incluso, con mayor permiso a la hora de enseñar el cuerpo mediante cut-outs, espaldas descubiertas, o aberturas en las faldas.

Entre las opciones que mejor reflejan esta nueva era destaca el traje de chaqueta. Si bien, hasta mediados de los años 2000, parecía ser un look reservado únicamente para el armario masculino, o en ocasiones, un conjunto capaz de protagonizar los estilismos de mujer de oficina, como apunta Mónica Gallardo, “se ha convertido en una opción poderosa y femenina". Un fenómeno que sucede, también, con uno de los colores que, en ceremonias como una boda, parecía estar completamente vetado: "El negro ha dejado de ser tabú. Ahora, bien combinado, puede ser elegante, moderno y muy favorecedor”.

Cómo ha cambiado el 'dress code' de invitada según una estilista© Getty Images

El calzado plano conquista los eventos

Claro que, al hablar de comodidad, resulta esenciar hacer mención al calzado. Quizá este elemento sea el que más transformación ha vivido en los últimos años. Ya que, del mismo modo que antes era más habitual ver a mujeres lucir tacones altos por la calle, ahora ya no son obligatorios para ser una invitada impecable. Las bailarinas, sandalias planas o con un tacón bajo, e incluso los mocasines pueden ser igual de sofisticados, siempre que acompañen al look con coherencia estética. "Lejos de restar, aportan personalidad", dice la estilista.

Cuando la ocasión es más relajada —como una comunión, un bautizo íntimo o una celebración en exterior— los códigos se suavizan, pero eso no significa descuido. La informalidad actual se interpreta con gusto: vestidos fluidos, conjuntos de dos piezas, pantalones amplios con blusas estructuradas, prendas de líneas simples, pero con intención. El secreto está en no parecer que uno se ha vestido con lo primero que ha encontrado.

Cómo ha cambiado el 'dress code' de invitada según una estilista© Getty Images

Una norma prioritaria: sentirse bien con la ropa 

De hecho, más allá de la estética y de la funcionalidad, hay un factor emocional que viene al compás del cambio mental de la sociedad. En un momento en el que la salud mental está a la orden del día, la seguridad en una misma parece ser una prioridad. Y, como siempre sucede, la moda es un fiel reflejo de ello: "Hemos soltado un poco la idea de "vestir para gustar" o para seguir normas sociales, y eso ha abierto la puerta a escotes más atrevidos, espaldas al aire, tejidos inesperado. Lo importante ya no es encajar, sino expresar. Y eso me parece precioso”, afirma Mónica Gallardo. El estilo ya no consiste en parecerse a una invitada ideal, sino en reflejar quién eres, adaptando ese mensaje a la ocasión. Hoy se celebra la autenticidad por encima del protocolo rígido.

Cómo ha cambiado el 'dress code' de invitada según una estilista© Getty Images

La diferencia entre los atuendos casual y los de invitada es que, aún a pesar de que el abanico de opciones se ha ampliado, todavía existen reglas a seguir. Con todo, hay una línea roja que no conviene cruzar: “¿Lo que sigue prohibido al 100%? Ir disfrazada de lo que no eres. Porque cuando una invitada se pone un look que no le representa, se nota. Y el estilo no es solo lo que llevas, es cómo lo llevas. El mejor look es siempre el que te hace sentir tú, en tu mejor versión”, concluye Gallardo apropósito de esa búsqueda de autenticidad, haciendo hincapié en la idea de que la ropa es una etiqueta de presentación más.

La códigos de vestimenta en eventos no han muerto, sino que ha evolucionado. Lo que antes era un manual cerrado de normas estrictas, hoy es una guía abierta que da espacio a la creatividad, la diversidad y, sobre todo, a la personalidad. Asistir a una celebración ya no se trata solo de vestirse  según lo que se considera, sino de hacerlo con sentido, autenticidad y confianza.

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