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En Roma, hasta el aire parece tener memoria. Y, bajo la luz dorada del atardecer en el Foro Romano, esa memoria se vuelve espectáculo. Domenico Dolce, en solitario y con un sentido del dramatismo que haría palidecer a Cecil B. DeMille, ha desplegado la nueva colección de Alta Moda de Dolce & Gabbana sobre la mismísima Via Sacra, la primera calle de la Antigua Roma, ante 450 invitados llegados de todo el mundo, entre los que han brillado influencers, socialités, artistas y royals. Entre ellos, una presencia se ha impuesto por su elegancia: Lady Kitty Spencer.
© Getty - GC ImagesComo una aparición salida de un mito clásico (pero con el aplomo de quien ha hecho de la costura su lenguaje natural), Kitty desciende por la pasarela improvisada con un conjunto digno del panteón romano. No es su primera vez en este universo barroco de Dolce & Gabbana, pero sí una de las más memorables: lleva un vestido bordado con piedras y flores tridimensionales, un recogido digno de una emperatriz y una actitud que oscila entre Grace Kelly y una virgen vestal de sangre Windsor.
© Getty - GC ImagesPorque si algo ha sabido cultivar Kitty Spencer, además de su fotogenia, es ese arte de ser contemporánea sin renunciar a su linaje. Su look sintetiza la idea central del desfile: un homenaje a la Roma antigua y a la Roma cinematográfica, donde los corsés de latón, los terciopelos color púrpura imperial y las estolas drapeadas conviven con mil hojas de gasa y joyas más propias de Cleopatra que de una pasarela tradicional. Y si la colección entera parece un desfile entre el sueño y la escultura, con bordados que replicaban bustos de mármol, cinturones con el lema “Veni Vidi Vici” y capas de terciopelo rojo como las de los senadores imperiales, Kitty sabe encarnarlo sin esfuerzo. Ella no es una espectadora más: es parte viva de la escena, una especie de musa atemporal entre la mitología romana y la historia reciente de la monarquía británica.
© Getty - Vittorio Zunino Celotto/GC Images - GC ImagesLa elección del Foro Romano como escenario no es casual. Dolce & Gabbana lleva más de una década haciendo de Alta Moda una experiencia envolvente: Taormina, Portofino, Venecia… y ahora Roma, la ciudad inevitable. "Estas personas entienden la belleza", ha dicho Domenico Dolce tras el desfile, acompañado en la primera fila por Cher, Isabella Rossellini y Christian Bale, refiriéndose al equipo que ha hecho posible la escenografía. Gabbana, ausente por motivos familiares, dejó que su socio diera la cara por ambos.
En el propio linaje de Lady Kitty Spencer, la estética ha sido siempre una herramienta de poder: recordemos a su tía, Diana de Gales, quien también entendía que la moda puede ser un lenguaje silencioso y feroz. La sobrina ha heredado esa lección, y la ha amplificado con una sensibilidad más cosmopolita, más siglo XXI. Su presencia en este tipo de eventos, donde conviven vestales ficticias, soldados de utilería y Alta Costura, la consagra como algo más que una it girl: es un arquetipo moderno, una embajadora de la elegancia narrativa.
© Vittorio Zunino Celotto/GC ImagesPorque Alta Moda no es solo ropa, es mise-en-scène, es arqueología emocional, es una respuesta al cansancio de la moda cool y minimalista. “A veces, la moda mata la moda”, ha dicho Dolce con una ceja levantada tras el desfile. “Pero esta noche lo que queríamos era energía”. Y la energía ha tenido forma de ruinas iluminadas, tejidos antiguos y mujeres como Kitty Spencer, que caminan entre siglos con la gracia de quien sabe perfectamente quién es.
