Este domingo 13 de julio, el All England Club está viviendo uno de esos momentos donde la tradición, la emoción y la elegancia se encuentran: la final masculina de Wimbledon 2025, entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner. Pero no solo los ojos están puestos en la pista: Kate Middleton, la princesa de Gales, ha reaparecido por segundo día consecutivo, esta vez con su familia, confirmando su regreso más esperado. La pudimos ver en la final femenina con un look deslumbrante (casi idéntico al de 2023).
Acompañada por el príncipe William y sus hijos mayores, George (11 años) y Charlotte (10), Kate ha vuelto a ocupar su lugar en el Royal Box del Centre Court en lo que se anticipa como una de las finales más emocionantes de los últimos años. Con un vestido azul impecable, sobrio pero significativo, y una sonrisa que lo dice todo, la princesa ha vuelto a demostrar su maestría en ese lenguaje sutil que combina diplomacia, moda y emoción.
El look azul que habla sin palabras
El vestido elegido por Kate, un diseño azul vibrante, de silueta depurada, con un delicado volante en el hombro como único accesorio visible, nos recuerda que la elegancia no tiene que gritar para ser. A su lado, William, también en clave navy, y George, que reaparece en Wimbledon tras dos años, vestido con traje y corbata. Charlotte, por su parte, lleva un vestido blanco sin mangas y con volantes, un guiño sutil al estilo clásico británico y al gusto ya definido de la pequeña princesa por el tenis.
Un color con historia real
No es casualidad que Kate haya elegido el azul para su la final de Wimbledon. Este tono, que ella domina con elegancia, era también uno de los favoritos de Diana de Gales, quien lo lució en innumerables ocasiones. Desde el icónico vestido de tafetán azul eléctrico que llevó en su visita oficial a Italia en 1985, hasta el sofisticado traje azul marino en actos benéficos, este ha sido un color emblemático en la paleta de Diana, asociado con serenidad, confianza y nobleza. Antes del inicio del partido, han saludado a los campeones de dobles masculinos Julian Cash y Lewis Glasspool, la primera pareja británica en ganar el torneo en 89 años.
Wimbledon: pasarela silenciosa de la realeza
Wimbledon no es solo un torneo de tenis, es un teatro social de la élite británica, un espacio donde cada detalle cuenta y cada aparición se mide con lupa. Desde hace años, Kate Middleton ha sabido leer ese código de etiqueta no escrito que exige rigor sin ostentación. Su look de hoy, al igual que el de la final femenina del sábado, donde también acudió en solitario como patrona del All England Club, consolida su lugar como uno de los grandes referentes del estilo institucional europeo.
El azul, además, no es casual: es símbolo de estabilidad, calma y continuidad. Colores que, en tiempos de incertidumbre o reapareciones significativas, se convierten en potentes aliados visuales. Y si algo ha demostrado la princesa de Gales en sus años de vida pública es que la moda puede ser una forma de comunicación no verbal tan efectiva como un discurso oficial.
George y Charlotte: los pequeños royals pisan la pista
La presencia de George y Charlotte en la final añade una dimensión entrañable a la escena. Charlotte, que ya había acompañado a su madre el año pasado, vuelve a mostrarse entusiasmada con el tenis, un deporte que claramente forma parte del ADN familiar. George, por su parte, ha asistido a su primer Wimbledon desde 2022, y se muestra serio y elegante, siguiendo con atención el desarrollo del partido y charlando con su padre.
Wimbledon, más que un evento deportivo, ha vuelto a convertirse en un espejo privilegiado de la monarquía británica contemporánea: cercana, elegante, pero profundamente simbólica. Y en ese tablero de gestos y siluetas, el vestido azul de Kate Middleton ha sido, sin duda, el movimiento maestro.