Este fin de semana ha tenido lugar una de las bodas más esperadas de la temporada, la de Belén Écija, quien le ha dado el 'sí, quiero' a su pareja desde hace seis años, Jaime Sánchez. La pareja elegía la mágica isla de Menorca como escenario de su enlace, un lugar muy especial para ella, ahora con aún más significado. . Como hacen muchos novios que se casan en lugares diferentes a donde viven o que cuentan con numerosos invitados de fuera, Belén y Jaime comenzaron las celebraciones el viernes con una preboda en la que pudimos verles de lo más felices junto a sus familiares y amigos. Evidentemente, tanto en esta cita como en la propia boda, que tuvo lugar unas horas después, los looks más esperados eran los de la novia, quien se mantuvo fiel a su estilo bohemio y romántico, pero mención aparte merecen también las elecciones de una invitada que sobresalió por su papel y por su estilazo: su madre, Belén Rueda.
Elegancia retro para el gran día
Fue un fin de semana lleno de emociones para la actriz, que vivió con intensidad uno de los días más importantes de su vida: la boda de su hija. Y lo hizo derrochando elegancia en cada paso. Con dos estilismos impecables que han dado mucho que hablar, uno para la preboda y otro para el gran día, la actriz brilló con luz propia.
Desde que se anunció el compromiso de Belén Écija, comenzamos a imaginar cómo iba a ser el look con el que deslumbraría su madre, puesto que, en cada evento al que asiste, consigue conquistarnos con su imagen sofisticada, moderna y llena de personalidad. El resultado no decepcionó. A su llegada a la iglesia, descubrimos por fin su elección como de madre de la novia, que inspirará a todas aquellas mujeres que estén preparando las bodas de sus hijas o hijos, puesto que también es perfecto para madrinas.
Fiel a su firma preferida
Al igual que la novia, Belén confió en la maestría de Valenzuela Atelier, una de las firmas nupciales más buscadas de nuestro país, capitaneada por Cristina Valenzuela, a quien le une una relación muy especial, puesto que siempre confía en ella para las grandes ocasiones. Esta vez, la diseñadora se inspiró en los años 50 y partió de la base de esa elegancia clásica con un diseño que "reinterpretaba la silueta clásica de la época con un enfoque contemporáneo y depurado" como ella misma explica.
Elaborada a medida y en exclusiva para la actriz, se confeccionó en una luminosa seda rústica color mostaza ideal para un evento formal en un destino de playa como Menorca. Contaba con escote en 'V', cuerpo entallado y una favorecedora falda midi efecto pareo de corte entubado, silueta que realzaba su figura. Para potenciar aún más la cintura, incorporaba un fajín drapeado a mano en el mismo tejido.
Lejos de elegir accesorios en el mismo color mostaza u optar por tonos neutros como nude, dorado o negro, prefirió generar contraste mediante un intenso rojo que también tuvo protagonismo en el maquillaje, obra de Roberto Siguero para Lancôme, quien ha contado a ¡HOLA! que solo tuvo 45 minutos para maquillar, peinar y vestir a la actriz. "Somos muy cómplices y no quisimos innovar en un día tan importante. Yo creo que ese es el secreto, el triunfo de la naturalidad. No hay más" explica.
Completó con unas preciosas sandalias en satén rojo de puntera afilada, tacón fino y pulsera afilada decoradas con flores en relieve de Juan Vidal, que coordinó con un tocado ladeado de Mariana Barturen, bolso de mano de Bvlgari y joyas de Del Páramo Vintage.
Aires bohemios para la preboda
Si el look de la boda se caracterizó por su elegancia clásica y atemporal, el de la noche anterior cambiaba totalmente de registro. Al tratarse de un evento celebrado en una isla, tanto la novia como los demás invitados se decantaron por diseños en clave bohemia, muy acorde con el enclave.
La madre de la novia eligió un sencillo y juvenil vestido de lino en tono verde caqui, una prenda de manga larga y falda hasta los tobillos con abertura lateral y profundo escote delantero. Para potenciar la imagen boho, lo acompañó de varios maxicollares de abalorios en tonos turquesas y naranjas que atraparon todas las miradas, piezas firmadas por La cebra coronada. A sus pies, unas sandalias crema de estilo gladiador con cintas en los tobillos y un bolsito de mano en rafia teñida de rojo.
Destacó también el peinado, puesto que llevó su característica melena rubia peinada hacia atrás con efecto mojado y acabado texturizado, dando sensación de haber salido del agua.