Una joya, una edad: los diseños que más brillan en cada década

La Navidad llega a Aristocrazy con #AristocrazyMoonlight, una propuesta de joyas en las que la naturaleza, la luna y la mujer se dan la mano

Por Hola para Aristocrazy

Siempre ha habido algo misterioso en el cielo y en los cuerpos celestes que lo llenan. Las estrellas se han considerado guías y recuperan ese papel en las tradiciones navideñas. La luna es la que, desde hace cientos de años, más relacionada ha estado con la naturaleza femenina, sus cambios, sus ciclos y sus edades. Tal vez por eso el satélite se ha convertido en el gran referente de Aristocrazy para crear #AristocrazyMoonlight, un concepto que trata de reflejar el lado más instintivo de la mujer. Y lo hace de la mano de cuatro mujeres que, como las fases de la luna, brillan en su plenitud.

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Todavía le quedan unos meses para alcanzar la mayoría de edad, pero Sandra Escacena ya sabe lo que es rozar el éxito. Fue nominada en la pasada edición de los Premios Goya en la categoría de Mejor actriz revelación por su papel en Verónica. Su juventud representa la pureza y la vitalidad de los comienzos, de esa luna que empieza a formarse. Y son las joyas de la colección Voé de Aristocrazy las que mejor ejemplifican ese viaje por un cielo nocturno representado por el lapislázuli.

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Esta piedra preciosa, de color azul ultramar y que la firma emplea por primera vez para una de sus colecciones. Piezas que buscan en explorar el lado más intuitivo e inconsciente, ese que rige la naturaleza y escapa, en cierto modo, a un mundo en el que la tecnología y lo material parecen inundarlo todo.

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Su llegada al mundo de la interpretación fue, en cierto modo, casual. María Pedraza llevaba años bailando en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma de Madrid cuando el director de cine Esteban Crespo dio con su perfil de Instagram y le propuso una audición. Desde entonces en su carrera se cuelan título como AMAR, La casa de papel o la serie de Netflix Élite. Son su actitud, la energía que desprende y su creatividad las que la han llevado a posicionarse como una de las actrices del momento y una chica llena de personalidad que, como la luna, continúa creciendo.

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Las piezas de la colección Elúa de Aristocrazy, minimalistas, urbanas, de tendencia y llenas del color y la energía que aportan las piedras preciosas, encuentran en chicas como María su máxima expresión. Así, en la colección es fácil encontrar pendientes salpicados de amatistas y topacios o collares llenos de fuerza y originalidad que se visten de tonalidades sorprendentes.

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Siempre ha habido un cierto halo de misterio rodeando la figura de Silvia Abascal. Tal vez se debe a esa elegancia innata que demuestra cada vez que pisa una alfombra roja, a la versatilidad que ha demostrado a lo largo de su carrera para convertirse en una mujer u otra según las exigencias del guion. Pero si hay otra palabra que puede definir a la intérprete, a la que hemos visto en los últimos años en No Digas Nada, Ma ma o La Catedral del Mar, esa es la fortaleza, una cualidad que se cuela en su vida profesional y también la privada.

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Esos dos valores, que no se alejan de la naturaleza y tampoco del firmamento, encuentran su representación en la colección Stellar de Aristocrazy, en la que los diamantes que inundan las piezas dan como resultado joyas eternas y espirituales, con un brillo lleno de pureza. Estas piedras son también sinónimo de elegancia, una cualidad que se refleja en las líneas minimalistas de los collares, pendientes, anillos o pulseras.

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Alcanzar el medio siglo es, en realidad, llegar a la plenitud. Esa que ha llevado a Aitana Sánchez-Gijón a probar suerte en el mundo del cine, de la televisión o el teatro, terrenos en los que ha demostrado que se siente cómoda por igual. Esa plenitud y esa sabiduría que caracterizan a la mujer madura tienen forma de perla barroca y piezas de oro en la colección Miké de Aristocrazy. 

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Las joyas que vertebran Miké han sido creadas gracias a la experimentación con los materiales, un trabajo que ha permitido llegar a formar complejas, difíciles de imaginar y de lograr. Estos diseños, en los que las siluetas puras y las líneas rectas no tienen cabida, son el resultado de una especie de juego en el que el libre albedrío gana espacio y la figura del diseñador como creador todopoderoso se desdibuja, para rendirse a la naturaleza. Una forma más de descubrir la belleza a través de lo diferente.