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Compañeros de juegos

Existen tres rasgos importantes en el comportamiento de los gatos que nos ayudan a pronosticar si pueden tener un entendimiento perfecto con los niños: paciencia, actitud enérgica y poca defensa territorial. La paciencia permite que no existan conflictos cuando el niño exige de él su atención o se vuelca de forma muy intensa con los juegos hacia el gato. La actitud enérgica define a gatos incansables, que favorecen el ejercicio físico y que agradecen el ritmo incansable de los niños. Y la poca defensa territorial es vital, porque los niños podrían significar para ellos unos intrusos que tratan de cazarlos, y no hay nada más conflictivo que cazar al animal más cazador del hogar.

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Maine Coon

Lo bueno del maine coon es que le encanta que jueguen con él, se siente muy integrado en la familia cuando el niño le hace partícipe de sus juegos y compinche de sus travesuras. Como el típico juego que se realiza con los perros, los maine coon pueden divertirse mucho yendo a recoger un muñeco lanzado para él. Además, es una raza de gato muy cariñosa, le gusta recibir amor y sabe cómo devolverlo, tanto con niños como con adultos, es un gato muy dulce, capaz de encajar bien en cualquier ambiente.

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Persa

Los gatos persa pueden tener una función terapéutica con los niños excesivamente activos que necesiten un poco de contención y encontrar su punto medio entre la curiosidad y la tranquilidad. Los persas son gatos muy tranquilos, y transmiten fácilmente ese temperamento con su saber estar. Es un gato muy paciente, que no se toma especialmente mal los juegos, que trata de integrarse pero siempre desde un tempo lento y mesurado. Este gato aportará también al niño el respeto por las necesidades y el descanso de los seres de su entorno, ayudando a los pequeños a comprender que hay momentos para el juego y momentos para el descanso.

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Ragdoll

La gran docilidad de los ragdoll es su punto fuerte a la hora de ser elegidos para convivir con niños. Son muy tranquilos y curiosos, les interesará mucho formar parte de los juegos, seguirán con interés al niño y tratarán de formar parte sin estresarse. Uno de los rasgos más interesantes de estos gatos es su alto nivel de tranquilidad y paciencia, pues lo peor de un gato con un niño sería que perdiera los nervios con facilidad, todo lo contrario. Es un animal que disfruta mucho del contacto con humanos, tanto es así que se hizo famoso (y debe su nombre a ello) por quedarse como un muñeco de trapo cuando lo sujetan en brazos, sin imprimir ninguna resistencia.

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Angora Turco

Las dos características más importantes de esta raza de gato es que le gusta mucho recibir atención y que es muy inteligente. Por eso mismo sabe comprender que los niños son el pilar de la atención de la casa, jugando con él podrá participar en muchas aventuras que le serían vetadas si las hiciera solo, encuentra en el niño un compañero ideal de juegos y, además, disfruta realmente de sentirse activo, realizando ejercicio físico y poniendo a prueba sus instintos cazadores. Como dato curioso, a los gatos de angora turcos se les considera una de las razas más antiguas de gatos domésticos, y los primeros de pelo largo que convivieron con humanos.

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Siamés

Los gatos siameses son famosos porque maullan mucho, y lo hacen para pedir atención y mimos. Esto es un síntoma de ganas de formar parte del núcleo familiar y de relacionarse. Estos gatos son muy inteligentes, comprenden bastante bien las intenciones de los juegos que les puedan proponer los niños y son pacientes, por lo que tienden a colaborar y a adaptarse a las edades y etapas de los pequeños. Agradecen mucho disponer de juguetes, son sociables e incluso les gusta el aseo, pues lo toman como un juego más.

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Bobtail

Esta raza de gato es famosa por tener la cola como la de un conejo, no es que le falte, sino que es mucho más pequeña, pero logra cumplir su misma función de equilibrio y comunicación aun teniendo una longitud limitada. Estos gatos son muy sociables, no les gusta estar solos, y agradecerán mucho la compañía de los niños, a los que verán como iguales. Son muy activos, les gusta mucho realizar ejercicio, saltar, cazar y buscar nuevas aventuras, por lo que resultan mascotas perfectas para relacionarse con niños, seguir el ritmo de éstos y aportar diversión a la casa.

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Birmano

Lo que hace al gato birmano una raza perfecta para convivir con niños es su docilidad, porque con los gatos el mayor peligro que podríamos correr es que si sienten amenazado su territorio o su integridad, puedan dar un zarpazo, mostrándose agresivos o extremadamente independientes. El gato birmano, generalmente busca la atención de sus dueños y participar en los juegos, y al ser tan dócil el peligro de que pueda ver invadido su espacio no es crítico aunque, precisamente por eso, es muy conveniente educar a los niños en el respeto a los tiempos y el espacio de todos, incluídas las mascotas.

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Himalayo

Los gatos de la raza himalaya son muy tranquilos, tanto es así que también les gusta relacionarse con otras mascotas. Si el perro que integramos en la vida de un gato humalayo no se muestra cazador y no trata de ir contra el gato, esta raza se mostrará muy abierta a convivir y a jugar juntos. Con los niños ocurre lo mismo, los gatos himalayos buscan jugar y tienen una paciencia suficiente para convivir con los más pequeños de la casa.

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Shorthair americano

Estos gatos, que son los clásicos que encontraríamos en la mayoría de los hogares de Estados Unidos, son una raza muy alegre y con muy buena disposición. Por lo general los gatos que no buscan la independencia ante cualquier conflicto son gatos que se llevarían muy bien con los niños, pues la paciencia es la principal virtud de la que deben verse colmados. Los shorthair americanos (o dicho en castellano: los gatos de pelo corto) no son demasiado independientes, les gusta formar parte de las actividades familiares, y tal vez por eso se han convertido en una de las razas de gato más extendidas.

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