Pasos a seguir si el perro de tu vecino no para de ladrar

Antes de acudir a la comisaría o interponer una denuncia judicial hay algunos pasos que debes de seguir para conseguir solucionar esta situación

Por David Navarro

Ames o no a los perros, lo cierto es que escuchar a todas horas los ladridos insistentes de un can puede llegar a afectar a tu tranquilidad e incluso a tu estabilidad mental, pues en casos extremos podrías dejar de mantener un sueño estable y lo suficientemente reparador. En tus quehaceres diarios, no disponer del silencio necesario podría afectar gravemente a tu concentración, impidiéndote teletrabajar o desarrollar unas dinámicas domésticas saludables. El derecho al descanso y a un ambiente sin ruido está recogido en las normativas tanto municipales como estatales, sin embargo a veces es complicado solucionar estos problemas, pues el ladrido de un perro es intermitente, puede deberse a cuestiones bastante aleatorias y gestionar la queja o la denuncia podría ser un camino complejo.

Por otro lado, debes saber que los perros no ladran porque sí, siempre que lo hacen es porque pretenden comunicar algo, en concreto a los humanos. Si el perro de tu vecino ladra de forma moderada, generalmente es para avisar de que está contento, de que quiere jugar o de que precisa atención. Por otro lado, que un perro ladre insistentemente a todas horas podría significar un caso de abandono, lo que querría decir que el perro pasa muchas horas al día sin compañía y eso le supone un problema, pues siente la necesidad de llamar la atención para que esta situación cambie. 

En la inmensa mayoría de las ocasiones, el responsable de los ladridos no es el perro sino el dueño que no ha atendido el mensaje del can y no ha puesto de su parte a la hora de mejorar su situación o comprender qué necesita. Por otro lado, si el perro tiene un problema de adiestramiento y ladra por cualquier cosa, también es responsabilidad del dueño mejorar la convivencia del can en la comunidad y trabajar en que estos ladridos se minimicen.

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No emprendas un camino 'por las malas'

Antes de llegar a la vía policial y judicial debes agotar todas las demás opciones, no sólo porque así no quemarás la posibilidad de cumplir con éxito tu cometido de una forma más sencilla y rápida posible, sino porque la propia policía o el juzgado te exigirán que así lo hagas antes de emprender acciones legales, cuando te tomen declaración te preguntarán si ha seguido todos los pasos hasta agotar las vías amistosas.

Lo primero que debes hacer es hablar con el resto de vecinos susceptibles de estar pasando por la misma situación que tú, para conocer la gravedad del caso y saber con qué apoyos cuentas, tanto testimoniales como la propia profundidad del perjuicio. 

No es recomendable poner un cartel en el portal o el ascensor recriminando, de forma anónima o dando a entender que sois varios los perjudicados. Los mensajes que evidencian una situación así de forma pública no dejan de ser “amenazadores” y se genera una distancia entre la necesidad de poner solución y el diálogo. Debes hablar con tu vecino de forma clara y directa, pero amistosa. No es recomendable que vayáis en grupo, podría parecer una situación de desequilibrio o coacción. Ve con talante amistoso si es la primera vez que hablas con tu vecino sobre este asunto y todavía no conoces su parecer.

Es comprensible que si estás en un estado de hartazgo sobre esta situación y los ladridos te han colmado la paciencia puedas pretender hablar con él en tono de enfado, recriminación y casi de amenaza (sobre la posibilidad de denuncia). Te recomendamos que, desde el punto de vista de resolución de conflictos, hables con él de la forma más amistosa posible, exponiendo cuál es la molestia para ti y para el resto de vecinos, y cuales son los horarios y las situaciones que te obliga a vivir. Ten en cuenta que si el perro ladra cuando tu vecino no está, es muy probable que él no sepa lo que está pasando, o puede que no sea consciente de hasta qué punto el ladrido de su perro es percibido desde fuera. Demos el beneficio de la duda antes de actuar de forma más contundente. Si no era consciente y ahora comprende lo que le explicas, pondrá medidas sin necesidad de sentirse violentado, y eso a largo plazo será más beneficioso para todos, pues no generará disensiones en la comunidad de vecinos.

Qué hacer si el dueño no pone medidas

Si tras una conversación amable percibes por su parte desinterés o simplemente no toma ninguna medida al respecto, lo primero que debes hacer es proponer a la comunidad que sea ésta la que le informe de los perjuicios para el descanso y la tranquilidad que está motivando el comportamiento de su perro. El propio presidente o el administrador de la finca debería ponerse en contacto con el dueño del can y explicarle que esta situación no es admisible, y que de no poner solución podrían estudiarse medias legales. 

Si esto no surte efecto, debería añadirse este punto al orden del día de la siguiente junta de propietarios, para que el dueño del perro se vea ante la tesitura de explicarse delante del resto de vecinos. Si es un inquilino en régimen de alquiler, será en estas gestiones cuando el dueño sea consciente de lo que está pasando y podrá tomar la decisión o bien de avisar claramente a su inquilino o de rescindir el contrato de alquiler cuando sea posible.

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La última opción: denunciar

Hay dos formas de pedir la ayuda a la policía, la primera es darles un aviso telefónico para que ellos traten de mediar y la segunda sería una denuncia formal con todas sus implicaciones legales. Te recomendamos ir paso a paso, y empezar con un aviso telefónico. Debes llamar a la Policía Municipal o Local (en función de tu localidad), pero nunca a la Policía Nacional, pues no tiene competencias en este tipo de cuestiones.

Ante un aviso telefónico: la policía podrá acudir a tu domicilio y tomar nota de los decibelios y hablar con tu vecino para explicarle la normativa y las consecuencias de que el perro ladre tanto y a todas horas. Probablemente esta medida puede bastar, pero si no lo hace deberás interponer una denuncia formal en comisaría.

Para denunciar solo hace falta ir a la comisaría más cercana y esperar el turno. Si acudes para exponer que el perro de tu vecino ladra insistentemente desde hace mucho tiempo lo primero que te preguntarán es si has tomado medidas hablando con él, comentando este hecho a la comunidad de vecinos, etc. Si tienes todo este proceso completo, te tomarán declaración y para ello deberás aportar todos los datos y explicaciones posibles. Desde cuándo, a qué horas, así como el nombre completo, teléfono y dirección exacta de tu vecino.

Ten en cuenta que las comisarías tienen mucho trabajo y el ritmo de respuesta a las denuncias no es precisamente rápido, especialmente cuando se trata de situaciones en las que no hay riesgo para la vida o destrucción de pruebas. Puede que tu vecino no reciba ninguna notificación de la policía hasta pasado uno o dos meses. Aunque denunciar es una medida muy contundente, no es precisamente rápida. Los técnicos de la policía realizarán una evaluación del caso, personándose en el domicilio a horas diferentes y tomando nota de los decibelios, y transmitiendo estos datos para una posible multa administrativa o para un contencioso por vía judicial.

Lo más probable es que si la policía detecta que el perro ladra de forma insistente a varias horas del día acaben por determinar que el animal está en una situación de pseudo-abandono, pues es una de las explicaciones más habituales para este tipo de comportamientos. Según la nueva Ley de Bienestar Animal aprobada el 1 de enero de 2022, los perros no pueden permanecer solos en casa más de 24 horas, y no pueden permanecer ni en terrazas ni en patios. A este respecto la ley se ha ampliado para garantizar una mayor calidad de vida para los canes y también para que la convivencia entre vecinos cuente con herramientas de resolución para conflictos como este. Según la normativa, si la policía demuestra que el perro en cuestión está desatendido, podrán prohibir al dueño poseer otros animales de compañía por un plazo de 3 años, imponer multas y propiciar su salida del piso.

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